La Biblioteca Editor José Manuel Lara acoge la exposición fotográfica de Norman Bethue sobre “La Desbandá” de 1937
A través de fotografías los visitantes pueden conocer hasta el 17 de diciembre el crimen de la carretera Málaga-Almería’ donde fueron bombardeadas 5.000 personas
La obra teatral 'La violación de Lucrecia' se representará en Alcalá de Guadaíra como una actividad del 25-N
Actos culturales y de sensibilización educativa rodearán el 25N en Alcalá de Guadaíra
La Biblioteca Editor José Manuel Lara de Alcalá de Guadaíra acoge una exposición fotográfica en homenaje a las cerca de 5.000 personas bombardeadas en 1937 en su huida por una carretera andaluza bajo el nombre el 'La desbandá' del médico canadiense Norman Bethune.
El delegado municipal de Memoria Democrática, Christopher Rivas, acompañado del delegado de Educación, Pablo Chain han visitado la muestra que se puede visitar hasta el próximo 17 de diciembre en el hall de la biblioteca.
Rivas ha señalado que con esta exposición se rinde un homenaje a las víctimas para mantener su memoria y reivindicar los valores democráticos y la lucha del pueblo andaluz por sus libertades. Al mismo tiempo, ha animado a todas las personas que quieran conocer la historia de este fatídico suceso que se acerquen a visitarla.
Reseña de La Desbandá
El 8 de febrero de 1937 tras la entrada de las tropas franquistas en Málaga miles de republicanos, milicianos y civiles, familias enteras, mujeres, personas ancianas y pequeñas huyen de la ciudad y del terror que iban ejerciendo las tropas levantadas contra la República por donde entraban y emprende la huida por el único camino que les quedaba en su éxodo hacia Almería que todavía estaba bajo el control de las fuerzas republicanas.
Una multitud de refugiados abarrotaban la carretera entre la montaña y la costa camino de la ciudad cuando fue atacada por mar y tierra. Se calculan que miles de malagueños fueron bombardeados por buques franquistas con el apoyo de la aviación nazi mientras huían y de ellos unos 3.000 y 5.000 perdieron la vida. El camino se convirtió en un infierno bombardeado por el fuego de los barcos fascistas (buques Canarias, Baleares y Almirante Cervera) y ametrallado por los aviones alemanes e italianos. Pronto el camino se iba cubriendo de sangre y muerte, se fueron abandonando enseres y bultos y pequeños y ancianos solos murieron en las cunetas.
El relato y documento gráfico del médico canadiense Norman Bethune, testigo de la masacre, nos permite acercarnos a ese suceso. Nada más conocer la noticia de los que estaba ocurriendo, este médico viajó con su ambulancia desde Valencia a Málaga con su unidad de trasfusión de sangre para socorrer a la población civil que estaba siendo masacrada. En su diario anota "Yacían hambrientos por los campos, moviéndose solamente para mordisquear alguna hierba, sedientos, vagando temblorosos sin rumbo entre los muertos". En su relato El crimen de la carretera Málaga-Almería escribe:
"Por entonces habíamos pasado al lado de tantas mujeres y niños afligidos que pensamos que lo mejor era volver y comenzar a poner a salvo los peores casos. Era difícil elegir cuales llevarse, nuestro coche era asediado por una multitud de madres frenéticas y padres que con los brazos extendidos sujetaban hacia nosotros sus hijos, tenía los ojos y la cara hinchada y cogestionada tras cuatros días al sol y el polvo. "Llévense a este", "miren a este niño", "éste está herido".
Los niños envueltos de brazos y piernas con harapos ensangrentados, sin zapatos, con los pies hinchados aumentados dos veces su tamaño, lloraban desconsolados de dolor, hambre y agotamiento. Doscientos kilómetros de miseria. Imagínense cuatro días y cuatro noches escondiéndose de día entre las colonias, ya que los bárbaros fascistas los perseguían con aviones; caminaban de noche agrupados en un sólido torrente de hombres, mujeres, niños, mulos, burros, cabras, gritando los nombres de sus familiares desaparecidos, perdidos entre la multitud".
También te puede interesar
Lo último
Encuentro de la Fundación Cajasol
Las Jornadas Cervantinas acercan el lado más desconocido de Cervantes en Castro del Río (Córdoba)