El satélite para llevar internet “ultrarrápido” al campo

Solo en Andalucía, un 6,7% de la población -o lo que es lo mismo, más de 500.000 personas- tienen una conexión a internet deficiente o nula, sobre todo en zonas rurales, despobladas o de difícil orografía, según el último informe de banda ancha publicado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Y es que, de acuerdo a este mismo estudio, un 13,4% del medio rural en nuestro país no tiene acceso a Internet de al menos 30 Mbps de velocidad a través de redes terrestres, con las nefastas consecuencias que ello tiene para el desarrollo económico y social de estos municipios.

Consciente de la importancia de la digitalización, y concretamente de Internet, para la cohesión territorial o para el despegue económico de la denominada “España vaciada”, el Gobierno se ha fijado en 2025 como plazo para que el 100% del territorio nacional disponga de una conexión a Internet de banda ancha de al menos 100Mbps, dando cumplimiento al “Plan España Digital 2025” en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la economía española, que servirá de hoja de ruta para la asignación de los fondos europeos Next Generation EU. El Ejecutivo quiere impulsar así la conectividad de todo el país, de modo que puedan garantizarse servicios mínimos y esenciales.

Pero, ¿cuál es el principal problema? ¿Por qué las zonas rurales de Andalucía y del conjunto del país en general adolecen de una conexión a Internet de calidad que les permita servicios tan esenciales como acceder al teletrabajo, a la educación a distancia o incluso al ocio y entretenimiento online?

El problema viene en muchos casos de la escasa rentabilidad que se saca a las tecnologías que lo hacen posible en estas zonas escasas de población. La fibra óptica, por ejemplo, aunque es la tecnología más popular del mercado, requiere el despliegue de infraestructuras que solo son rentables para los operadores en entornos urbanos o grandes núcleos de población.

Sin embargo, existen alternativas tecnológicas que pueden suponer un impulso determinante para los habitantes de estos municipios que, a menudo, se ven obligados prácticamente a buscar con brújula una adecuada cobertura que les permita al menos enviar una simple fotografía a un grupo de whatsapp. Y se trata del satélite.

Y es que, aunque esta tecnología pueda solo asociarse equívocamente a grandes retransmisiones audiovisuales, también permite extender una conexión de banda ancha a todo el territorio, el satélite es ubicuo, como un paraguas que todo lo cubre, de manera que permite llegar a cualquier rincón por deslocalizado que se encuentre sin grandes costes ni el despliegue de grandes infraestructuras. Solo con la instalación de una antena y un router, es posible llevar Internet de banda ancha de muy alta velocidad a cualquier lugar.

Por tanto, ¿es factible ese proyecto-país del Gobierno que pretende llevar definitivamente conexión de 100 Mbps de velocidad a todo el territorio? Teniendo en cuenta que todavía una parte importante de la población no tiene conexión ni a 30 Mbps podría parecer complicado, pero es factible. Y además muy necesario.

Eurona, la compañía de telecomunicaciones que opera en estas zonas, ha apostado por la innovación tecnológica “made in Spain” y ha ampliado su capacidad satelital para llevar esta conexión de Internet ultrarrápida a todo el territorio.

Una noticia que supone una auténtica revolución para el mundo rural, pues duplica la máxima velocidad a la que se podía acceder en estas zonas e iguala en capacidades a la fibra óptica. Es decir, los habitantes de la conocida como “España vaciada” podrán acceder a Internet a la misma velocidad que lo hacen los habitantes de la ciudad. Y será de forma inmediata. No habrá que esperar a 2025.

La llegada de la conexión ultrarrápida de Internet por satélite a todos los municipios podrá tener un impacto tractor sobre la actividad económica del medio rural, que permitirá, entre otras cosas, la creación de un nuevo tejido empresarial vinculado a la sostenibilidad y la transformación digital de los negocios rurales, generando empleo, fijando población y evolucionando hacia una sociedad más igualitaria y justa.

Asimismo, esta banda ancha ultrarrápida también desempeñará un papel crucial en la conexión de los servicios básicos de movilidad y emergencias, para los que la inmediatez de las comunicaciones es de vital importancia para un intercambio de información eficiente en tiempo real.

Pero, además, este servicio transversal cuenta con el reto de abordar el reto de la despoblación en España mediante la transformación digital de las empresas del sector agroalimentario, la principal actividad económica de las zonas rurales, a través del uso combinado de la conectividad y la analítica de datos. ¿Cómo? Facilitando al campo su tecnificación con el acceso a banda ancha y a las herramientas necesarias para su digitalización.

Precedentes

Compañías como Eurona ya han sentado precedentes en otras regiones haciendo posible plantaciones conectadas que permiten a los agricultores monitorizar en tiempo real los datos de la gestión de sus cultivos desde sus dispositivos móviles. También en explotaciones ganaderas, donde las reses son portadoras de collares sensorizados, que recogen información relativa al estado de sus animales, datos sobre su cuidado, localización y control, garantizando una toma de decisiones óptima y eficiente.

De esta forma, el acceso a Internet de calidad se posiciona como un aliado clave contra la despoblación ya que es una herramienta que contribuye a fijar la población al ofrecer garantías de supervivencia a estas zonas. Potencia el tejido empresarial, optimiza las actividades económicas más importantes de la zona y además permite a los habitantes de este entorno acceder a servicios básicos como el teletrabajo, la educación a distancia o el ocio y entretenimiento online.