La sandía, una fruta que ya no es sólo para los meses de verano
Quejas en Almería por la competencia de la fruta de Senegal en el inicio de temporada
Si hay unas frutas que se asocian con el calor del verano estas son la sandía y el melón. Se las esperaba con ganas tras un invierno de naranjas, manzanas y plátanos. Y las primeras, las de primavera, producidas con mimo en los viveros de Almería, se vendían a buen precio. Tras la abstinencia del invierno, el consumidor europeo estaba dispuesto a pagar por esos primeros frutos. Pero ya no es así. Y los productores de Almería se quejan de la escasa rentabilidad del cultivo y del daño que les hace que se comercialicen melones y sandías de importación no sólo durante todo el año, sino incluso cuando ya está entrando en el mercado la primera fruta autóctona.
Este año el detonante de la polémica ha venido por las denuncias de COAG de que comercializadoras de la propia Almería están introduciendo en el mercado -en competencia directa con los primeros frutos de la provincia- sandías procedentes de Senegal. Y es que el final del temporada en Senegal coincide con el comienzo de la temporada almeriense.
No hay un problema de legalidad. Es más bien de "lealtad". Así se desprende de las denuncias de COAG y de las palabras de Andrés Góngora, secretario provincial de esta organización agraria: "Los agricultores están muy molestos. Nos han llegado montones de denuncias". El feo asunto es que son comercializadoras almerienses -"que reciben subvenciones públicas por su supuesta función de estructuras de apoyo a la agricultura almeriense"- las que están introduciendo en los lineales de los supermercados las frutas que devalúan el precio de las sandías de Almería.
El enfado es tanto que ronda la amenaza o como poco la advertencia: "No vamos a tener reparo alguno en denunciar públicamente tanto a las comercializadoras como a los supermercados y cadenas de distribución que sean desleales con la agricultura almeriense. Ya está bien que año tras año sean esas empresas a las que damos de comer quien es pongan zancadillas a nuestras producciones", asegura Andrés Góngora. "Si aquí no hubiera melón y sandía entenderíamos que se importara de otros países pero estando nosotros en plena recolección es inadmisible. Sólo nos queda decirle a estas empresas y supermercados que si son desleales con los agricultores de Almería deberán de atenerse a las consecuencias de sus actos".
La Organización Agraria lanza, además, una advertencia a la Junta de Andalucía para que anden más vigilantes a la hora de repartir ayudas a las comercializadoras, ya que muchas de las empresas que son desleales con la agricultura almeriense "cobran subvenciones públicas". "Si realmente la Administración andaluza tiene una apuesta firme por las frutas y hortalizas, lo que debería de hacer es retirar cualquier tipo de subvención a las empresas que contribuyan de esta manera a hundir la renta de los agricultores. Que no se le olvide a nadie que estamos en plena campaña de melón y sandía y las cotizaciones están muy por debajo de lo sería normal en esta época", sentencia Góngora.
Pero el problema de la sandía y de su primo hermano el melón va más allá de el hecho puntual -que por otra parte no es la primera vez que se produce en estas fechas- de que una o varias comercializadoras de Almería traigan frutas de fuera para hacer la competencia. El problema estructural en este mundo globalizado es que el melón y la sandía están presentes todo el año en los lineales de los supermercados. Y de tanto verlos ya no se cogen con la misma gana ni se paga lo mismo por una fruta que ya no es novedad. Y esto es un peligro para unos cultivos de toda la vida en Andalucía, donde se siembran unas 10.000 hectáreas de sandía y 6.000 de melón, y no sólo en Almería sino en Granada, en Córdoba y en Sevilla, en el Bajo Guadalquivir.
Según datos de COAG, ahora mismo se está pagando por el kilo de sandía de Almería unos 50 céntimos, un precio que da justo para pagar los gastos de una fruta que para poderla sacar al mercado en primavera se ha plantado en pleno invierno y se ha cuidado con mimo al abrigo del invernadero, con mantas en los días de frío, alimentándola con productos caros y midiéndole los riegos. Por esas mismas sandías, antes -cuando eran para el verano- se pagaban hasta 200 pesetas… Pero claro esos eran otros tiempos.
El contrapunto a estas desventajas para el melón y la sandía de los tiempos actuales es -sobre todo en el caso de la sandía- es que la venta de esta fruta en porciones, como se hace en muchas grandes superficies, ha incrementado su consumo. Y no sólo eso, ahora es más difícil que una sandía salga mala, se cuida que esté madura y el consumidor al comprarla abierta ya ve su color, indicativo de su madurez.
No hay comentarios