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Lluvias en Sevilla este lunes

La patata gala entierra el precio de las españolas

Comercialización de la patata temprana

El mercado español se surte con patata vieja francesa que antes ha estado nueve meses refrigerada

El 70% de la patata temprana andaluza se destina a exportación

La patata temprana, que ahora se está comercializando, tiene una piel más fina y dorada, su carne más blanca y su composición más acuosa. / Archivo
A. Estrella Yáñez

20 de junio 2017 - 02:34

Las organizaciones agrarias están llamando la atención sobre el sector de la patata temprana, que es la está en estas fechas en comercialización, dado el grave descenso de los precios que perciben los agricultores y por la dificultad para encontrarlas en las cadenas de distribución.

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Andalucía ha denunciado la "situación ruinosa" que están viviendo los productores de patata y explica que se debe a la entrada de patata vieja francesa, "que lleva seis meses encerrada en cámaras", ha hundido los precios de este producto hasta los 0,12 euros/Kg., mientras que los costes de producción rondan los 0,29 euros.

150.000 toneladas de patata temprana se recolectan en Sevilla, principal productora de España

Por su lado Asaja Sevilla señala que esta provincia es la primera productora de patata temprana de España. En las más de 4.000 hectáreas que se cultivan, se recolectan 150.000 toneladas de patata que, en su mayor parte, se destinan a la exportación. La organización contabiliza que aproximadamente el 70% de la producción sevillana va a los mercados europeos, "donde los consumidores son más exigentes", lo que hace que las familias españolas no tengan el mismo acceso que las extranjeras a las patatas nuevas, como se las conoce coloquialmente.

Agrega que "las grandes cadenas de distribución saturan el mercado español de patata vieja francesa y compran la patata nueva española, más saludable y de más calidad para sus clientes del resto de Europa".

"La patata vieja francesa acaba en las mesas españolas, mientras que la patata nueva nacional va camino de Europa", se lamenta esta organización agraria. "En España nos quedamos sólo con el 30% de patata nueva, el resto de patatas que se consumen son patatas viejas procedentes de Francia, donde se han mantenido conservadas en cámaras durante nueve meses", aseguran.

La campaña de recolección de la patata nueva se inicia en Andalucía a finales de abril y concluye a mediados de junio, en esas fechas, el consumidor español cuenta con una patata de proximidad de excelente calidad pero, según Asaja Sevilla, para encontrarla hay que adquirirla en los mercados de abasto y las fruterías y verdulerías de barrio, "puesto que en España las grandes superficies hurtan a sus clientes la posibilidad de acceder a la patata nueva española y les dan gato por liebre al poner a la venta la patata vieja francesa".

Advierten además que hay una estrategia para inducir al consumidor a la confusión pues Asaja Sevilla ha detectado que "en ocasiones se vende bajo la denominación de patata lavada, y que se presenta con una piel limpia y brillante, lo que induce a los consumidores a pensar que se encuentran ante una patata nueva".

Las patatas nuevas, que se recogen y se comercializan en plena temporada, nada tienen que ver con las patatas de conservación, que se han mantenido durante nueve meses, tiempo en el que han perdido muchas de sus cualidades.

Las diferencias entre la patata vieja y la patata nueva son muchas y en todos los sentidos, tanto a nivel nutricional como organoléptico, las patatas nuevas tienen una piel más fina y dorada, su carne es más blanca y su composición es más acuosa, tienen más vitamina C y no se reblandecen cuando se fríe.

La organización agraria UPA Andalucía ha denunciado la inestabilidad que sufre el mercado de la patata, pues considera que los agricultores andaluces de este sector están resultando perjudicados "muy gravemente". Coincide con Asaja al señalar que la "crítica situación del sector en nuestra tierra, se debe a la permanente entrada de patata vieja francesa, mantenida en cámaras frigoríficas durante seis meses".

UPA propone que se mejore el etiquetado incluyendo información del origen del cultivo

UPA ha hecho un llamamiento a las empresas de la distribución para que ofrezcan productos cercanos y locales a los consumidores, y les ha instado a que apuesten por la supervivencia de un sector que con unos costes de producción de 0,29 euros está vendiendo su producto a 0,12 euros, "en el mejor de los casos".

"Los consumidores andaluces saben que nuestra patata fresca tiene los mejores atributos para la salud, la nutrición y el paladar", han señalado desde UPA Andalucía. Para esta organización, la solución pasa por aumentar el consumo nacional identificando correctamente el producto y dándole al consumidor la oportunidad de elegir la patata nueva española.

UPA Andalucía cree que se deben mejorar las estructuras productivas y de comercialización. "Tenemos que concentrar la oferta, ajustarla mejor a la demanda y dotar de mayor valor añadido a los productos obtenidos, ya sea mediante incentivo y apoyo decidido a las agrupaciones de productores de patata o mediante otras fórmulas como la potenciación y mejora de los contratos agrarios", explican.

También es "imprescindible", afirman, establecer un adecuado etiquetado de los envases comerciales de patata, que aporten información veraz y precisa al consumidor, haciendo especial hincapié en el origen de las patatas. Así mismo, se deberá velar, a través de un aumento del control, porque la información que recoge la etiqueta corresponda de manera rigurosa con lo que hay en el envase.

Este sector genera más de 20.000 empleos en toda España, con una producción media de 280.000 toneladas en Andalucía, donde se cultivan, según datos de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, 10.500 hectáreas.

La patata se produce en todas las provincias andaluzas, destacando Sevilla con 5.200 hectáreas, Cádiz con 1.600, Málaga 1.300, Granada 800, Córdoba 660, Almería y Huelva 450 y por último Jaén con 80 hectáreas.

Quizás la clave para que se produzcan los hechos que denuncian las organizaciones agrarias, y que este año están hundiendo el precio del producto, es que este cultivo no tiene regulación específica en la OCM. España tiene una estructura de producción muy atomizada que en general no tiene capacidad de concentrar su oferta, produciéndose en consecuencia importantes oscilaciones de precios según campañas.

"Es preciso apostar por una Interprofesional eficiente y con instrumentos de actuación viables, en la que tengan cabida los productores, consumidores y también la distribución", han concluido desde UPA. La climatología de la comunidad andaluza permite el cultivo de patata prácticamente a lo largo de todo el año y hay cuatro tipos según la terminología del Ministerio de Agricultura: la Patata Extratemprana, que se siembra en septiembre-octubre y se comercializa entre el 15 de diciembre y el 15 de abril; la Patata Temprana, sembrada en diciembre-enero y comercializada entre el 15 de abril y el 15 de junio ; la Patata de Media Estación, que se siembra en febrero-marzo y se arranca entre el 15 de junio y el 15 de septiembre y la Patata Tardía, la sembrada en verano y se recoge entre el 15 de septiembre y el 15 de enero.

Los estudios de la Consejería de Agricultura avisan de que en los últimos 20 años la superficie de este cultivo ha disminuido un 58% debido a los elevados costes del cultivo, las restricciones de agua en años de sequía, los problemas de mercado sufridos en muchas ocasiones y la falta de relevo generacional en el campo.

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