El negocio de las materias primas agrícolas
La opinión invitada
Algunas claves de la conformación del precio de los granos.
BOLSAS, derivados, operaciones a futuro… Estos son algunos de los conceptos que hoy día mandan sobre el valor de los productos -materias primas- que un agricultor español, europeo o de Camboya cultiva en su campo. Ese agricultor es un eslabón más, si bien el primario, del negocio de las materias primas agrícolas, que conforman la base con la que se ha de alimentar a una población mundial en continuo crecimiento. El comercio de las materias primas agrícolas es uno de los más antiguos del mundo, pero a lo largo de la historia se ha ido complicando hasta un punto en el que muchas veces tanto a los productores como a los consumidores finales les cuesta conocer qué factores han conformado el precio de lo que venden o compran, según sea el caso.
Como bróker especializado en las materias primas agrícolas -aquel que tiene que analizar los avatares de los mercados mundiales y aconsejar a sus clientes cuándo comprar o vender- voy a dar algunas claves de cómo funciona este comercio y de las perspectivas que tenemos a día de hoy sobre algunas de estas materias que son de especial interés en el mundo agrario andaluz.
A día de hoy tenemos varios factores que están moviendo los precios de los cereales y de las proteínas y que intentaremos desgranar a continuación.
Estamos viviendo un 2015 con precios que son históricamente bajos debido sobre todo a que las producciones de maíz, trigo y soja están en las zonas altas históricas unido a su vez a una recuperación de los stocks de inicio y final de campaña, ya que estamos encadenando tres años consecutivos de buenas cosechas. Ante estos precios tan bajos que hemos vivido últimamente hay que tener en cuenta que los agricultores no venden la mercancía ya que están bien capitalizados y no necesitan vender con lo que el mercado se bloquea. Hay que tener en cuenta la gran volatilidad que existe este año en la Bolsa de valores, de materias primas y en las divisas.
En lo que se refieres al maíz, este año, y según los últimos datos del Departamento Agrícola de EEUU (USDA en sus siglas en inglés) tendremos una producción a nivel mundial de alrededor de 972 millones de toneladas, cuando el récord histórico es de alrededor 1.006 millones de toneladas del año 2.014. Los últimos tres años han sido los más productivos de la historia. La peculiaridad de este año es que la producción de la UE se ha visto muy mermada por culpa de la falta de lluvia en el periodo más importante en el desarrollo de la planta (junio-septiembre). La diferencia de producción -siempre según USDA- es de alrededor de 18 millones de toneladas o un 24% respecto al año anterior. Otra peculiaridad este año ha sido la influencia que han ejercido los problemas económicos y financieros en los principales países exportadores (Ucrania, Brasil y Argentina), potenciados por las devaluaciones de sus monedas. El maíz de origen brasileño compite abiertamente con el de Ucrania, principal proveedor de la UE en los últimos años. Entre estos tres países exportan alrededor del 50%-55% del total mundial (58 de 123 millones de toneladas). El otro gran exportador es EEUU, con casi 47 millones.
Con el trigo pasa lo mismo. Con una producción mundial récord, según USDA, de más de 732 millones de toneladas, unos stocks muy fortalecidos y encadenando al igual que en el maíz tres años muy buenos de producción, no debería de haber ningún sobresalto en los precios mundiales; siempre y cuando no haya ningún problema con las siembras de invierno en la zona del Mar Negro, EEUU o el fenómeno de El Niño no cause excesiva sequía y con ello una reducción de la producción en Australia (cuarto exportador mundial).
Con la soja asistimos al mismo panorama, con una proyección de producción cercana a 320 millones de toneladas, en línea con la del año pasado y en la zona de confort histórica, con lo que no deberíamos ver precios muy elevados.
Para concluir, el mayor desafío que se nos presenta es poder alimentar a una población mundial que está cambiando de hábitos de consumo y que no deja de multiplicarse, ya que creceremos en alrededor de 2.000 millones de personas en los próximos 35 años (focalizadas sobre todo en Asia y África) cuando las producciones agrícolas se han multiplicado por tan sólo dos en los últimos 35 años. Estos cambios de hábitos de consumo en las sociedades, sobre todo de Asia y Sudeste Asiático, que son cada vez más avanzadas y desarrolladas económicamente, llevan a consumir cada vez más cereales como el maíz, trigo y soja, que sirven para alimentar a un sector ganadero que no deja de crecer debido al aumento de una clase media que requiere de una sustitución de una alimentación basada en el arroz por otra basada en la carne de cerdo, vaca o ave.
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