Concierto de música clásica para invernadero
Jesús Rincón, agricultor de El Ejido, asegura que los beneficios de este tipo de melodía en humanos también se pueden extrapolar a las plantas
Productor de ecológico, es un ferviente defensor de este modelo y un pionero en el autocompostaje
Música clásica para que los tomates tengan un mejor rendimiento y sabor. Jesús Rincón, un agricultor almeriense, natural de El Ejido, hace resonar en su invernadero de 9.000 metros cuadrados en el paraje de Cuatro Vientos, grandes obras de la ópera de Giuseppe Verdi como La Traviata o Rigoletto, que invitan a adentrarse en este recinto recubierto de plástico que se erige como un oasis dentro de la agricultura intensiva del Poniente Almeriense.
Un agradable bofetón aromático de romero y manzanilla dan la bienvenida a este escenario operístico en el que el tomate ecológico es el protagonista. Un paraíso natural, concentrado, en el que se producen alimentos 100% ecológicos.
Aquí, el único alimento es el agua. Los reservorios de plantas aromáticas y autóctonas de la zona son hogar de los enemigos naturales para las plagas y las notas musicales terminan de conformar un ecosistema de paz y tranquilidad inigualable para un desarrollo que favorece la calidad.
“El ambiente que hay en esta finca es un ambiente que agrada, donde gusta trabajar”, comenta Rincón al dar la bienvenida a 'Diario de Almería' a su invernadero, mientras por los altavoces entra en escena el segundo acto de La Traviata. “En las plantas, supongo que pasa lo mismo que con las personas. Son seres vivos y sí, tienen que notar estas condiciones de tranquilidad en su crecimiento. Te digo la verdad, desde que hago ecológico y además pongo la música, el sabor es buenísimo. Ahora las plantas están estropeadas por el paso del invierno, pero las cualidades organolépticas superan con creces a otras verduras”.
Con todo ello, y pese a lo llamativo que resulta recurrir a la música como técnica para el cultivo, Jesús Rincón es un auténtico adalid de la agricultura ecológica. Por todo. Y todo es que en los procesos que desarrolla prescinden de todo químico y solo tienen cabida los elementos que la propia naturaleza brinda y que este agricultor es capaz de aplicar.
La agricultura le viene a Jesús de familia, aunque hubo un momento en el que se planteó seriamente si dejarla o no. Fue poco antes de que el control biológico aterrizara en el modelo almeriense. Una época en la que los químicos eran muy protagonistas, algo que él desechaba. A punto de darle un giro a su carrera profesional para formar parte de la docencia en formación vial, comenzaba, de manera autodidacta, con la agricultura ecológica en 2007, un momento en el que la lucha integrada comenzaba a dar una alternativa al campo almeriense, pero donde aún quedaba mucho por hacer. “Mi técnico me decía que lo que yo planteaba era inviable, pero yo desde el primer momento que el rendimiento era más que aceptable”, recuerda sobre unos momentos que no fueron fáciles y que le han dejado muchas cicatrices en su lucha por empoderar el modelo ‘eco’ como la mejor propuesta, la más ética y sostenible tanto para el medio como para los consumidores.
De hecho, Rincón fue el primer agricultor al que reconocieron y validaron el uso de compost propio, fabricado de manera casera a través de los restos vegetales de su cosecha y que va depositando en unos montículos en los que se va degradando por el propio proceso de oxigenación y la acción de los microorganismos que van descomponiendo la materia. Al cabo de los meses actúa de abono natural para el cultivo. Jesús fue pionero y un referente en este sentido, contribuyendo además a la elaboración de esta normativa de autocompostaje por ser la primera persona en Andalucía que lo solicitara. En esta norma, este agricultor defiende los métodos que hoy sigue para hacerlo y las condiciones que se deben cumplir para llevarlo a cabo. Además, también ha colaborado con el propio Ayuntamiento de El Ejido en la creación de la normativa municipal.
Aquí todo se aprovecha de manera en armonía con el medio ambiente. Por eso, otra de las estrategias que Jesús lleva a cabo con éxito, además de la creación de sus propios fitosanitarios naturales, y de la implantación de reservorios dentro del propio invernadero y no fuera como se practica en otros casos, es que usa otra parte del compost que produce para incluir en el riego el lixiviado que este arroja y que aporta a las plantas compuestos y microorganismos beneficiosos para mejorar su crecimiento y ayudar a prevenir enfermedades.
Pese a las dificultades y trampas de las que ha salido victorioso, Jesús es hoy un referente en agricultura ecológica y modelo para las próximas generaciones. Sus buenas prácticas trascienden al ámbito educativo, y está en contacto permanente con los investigadores de la Universidad de Almería, además de con otros de centros como el Ifapa o la Estación Experimental Las Palmerillas de Cajamar, con quienes establece sinergias para ir mejorando aún más el manejo agronómico de este tipo de agricultura.
“Aquí es muy difícil que me entre una plaga y si me entra, dura poco”, asevera este agricultor mientras coge un puñado de tierra del suelo, con una gran cantidad de insectos beneficiosos y lombrices, capaces estas últimas de transportar nutrientes y minerales a la superficie mediante sus deshechos y que con los túneles que excavan oxigenan la tierra. Y es que el suelo es la base del cultivo, y como tal también de la actividad agrícola.
Por si a esta finca le faltaba algo, Rossy ‘De Palma’, Guadalupe, Antonia, Dori y Amador son también protagonistas estos días. Estas ovejas, que forman parte de la familia, han comenzado a comerse el destrío de una parte de la finca, donde ya se ha arrancado el cultivo.
El resto, puesto de tomate tipo Caniles, semilla que solo se cultiva en España, estará en producción hasta mediados de este mismo mes. Una vez finalizada la campaña para este agricultor, sus animales continuarán con su función en el resto de la finca y todos los restos irán a esos montones controlados para volver a elaborar compost.
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