El parqué
Jaime Sicilia
Quinta sesión en verde
Andalusian Commodity Exchange
El cofundador de la Andalusian Commodity Exchange, Luigi Vascello, adelantó la semana pasada en estas páginas de AGR+Andalucía que los precios de los cereales se mantendrán muy altos mientras dure la guerra en Ucrania y esa ha sido la conclusión fundamental del evento internacional celebrado en Sevilla, de forma presencial tras los dos años de parón por la pandemia, y donde quedó meridianamente claro que la incertidumbre es la tónica general de los mercados cerealistas en estos momentos.
Ucrania es uno de los mayores graneros del mundo y su situación ha trastocado los flujos de comercio globales, a lo que se suma el superciclo de las materias primas con precios disparados que ponen en jaque a las cadenas productivas.
Unos precios altos que han llegado para quedarse, pues “si no termina la guerra en breve, las pérdidas de producción y la imposibilidad de acceso a stocks, dibujan escenarios de alcistas a muy alcistas”, explicó Alejandro Herráiz, senior trader de la multinacional ADM.
Sobre la situación concreta del trigo duro, el director de la empresa italiana AgriviestiSrl, Pippo Viesti, señaló que “la menor producción de los mayores operadores mundiales como Canadá, primer exportador mundial de trigo duro con una caída del 47% de la cosecha de 2021; Estados Unidos (con la misma reducción; o Italia (-5%), primer consumidor de trigo duro; ha permitido que entren en juego otros países productores como Francia, Kazajistán o Australia, que han producido más trigo en 2021, pero insuficiente para compensar esa caída en el grano de América de Norte (Estados Unidos y Canadá)”.
En cuanto a los precios del trigo duro, el empresario indicó que “es un año histórico debido a la falta de stocks mundiales”, explicando que “aunque ninguno de los grandes operadores como Canadá, Estados Unidos o Italia va a registrar caída en la superficie de siembra, la clave serán los rendimientos en el campo”.
Sobre el mercado de las oleaginosas, Mercedes Ruiz, directora de la consultora estratégica Aestivum, resaltó la dependencia europea y española de las importaciones de Rusia y Ucrania, ya que “un tercio de la harina de girasol venía de Ucrania a Europa, así como un 90% del aceite de girasol”. Por tanto, el conflicto bélico y el cierre de los puertos “deja a la UE en serios aprietos”.
Confirmó que esta parada de las exportaciones de aceite de girasol está afectando al consumo, por lo que la industria se está viendo obligada a recurrir a otros aceites como el de palma, soja, colza o aceite de oliva en el caso de España.
Ucrania deja un “agujero enorme” en el mercado de las oleaginosas, afirmó Mercedes Ruiz, quien señaló a la India como el principal importador de aceite de girasol del mundo. “En España somos también grandes importadores”, por lo que “la duda ahora está en cuánto girasol va a poder sembrar Ucrania estando en guerra”. Por lo pronto, el Gobierno ucraniano está ayudando a los agricultores y proveyéndolos de insumos, pero “hasta mediados de abril sólo se había podido sembrar un 7% de la superficie de girasol, alrededor de 400.000 hectáreas”, siendo la cosecha normal que aporta el país “de más de 17 millones de toneladas de pipas”.
Además, “alrededor de 4 millones de toneladas de pipas de la cosecha ucraniana del año pasado no se ha podido molturar”. No obstante, indicó que “por mucho girasol o aceite de girasol que haya en Ucrania, hasta que no se reactive la logística portuaria no podrá salir de allí”.
En cuanto a Europa, se estima que habrá “unas 700.000 toneladas más de pipa de girasol”, debido a la posibilidad de sembrar oleaginosas en tierras en retirada. En España, los primeros aforos hablan de una superficie de 670.000 hectáreas, ligeramente superior al año pasado, con unas 50.000 hectáreas más en el campo andaluz.
Sobre la soja, explicó que en Estados Unidos, principal productor mundial, “se está produciendo un trasvase de las siembras de maíz a las habas de soja, por lo que aumentará la producción”.
En los mercados de maíz, cebada y trigo habló el directivo de ADM Alejandro Herráiz. “Entre Rusia y Ucrania copan el 20% del comercio exterior mundial de maíz; entre el 25-30% del comercio exterior de trigo y entre un 25-30% del comercio exterior de cebada”, dijo. Por tanto, agregó, “uno de cada cinco granos de maíz, y uno de cada tres granos de trigo y de cebada que se exportan en el mundo salen de los países actualmente en guerra”.
Herráiz insistió en que el conflicto bélico complica la situación de todos los operadores mundiales y apuntó que será necesario “acudir a otros orígenes”, como “a Estados Unidos, Brasil y Argentina para importar maíz” y “a la Unión Europea, India y Argentina para comprar trigo”, siendo la cebada de la campaña 2021-2022 el cereal menos afectado por la guerra.
Andalucía es la principal productora nacional de trigo duro, con alrededor de 210.000 hectáreas, seguida de Aragón con 100.000. La falta de agua ha afectado al cultivo, aunque gracias a las últimas lluvias caídas a mitad de marzo se ha podido recuperar gran parte de la cosecha y la media productiva en campo se estima entorno a 2.200 ó 2.300 toneladas por hectárea.
Los precios del cultivo están firmes debido a falta de stocks a nivel mundial, la menor producción en otros países productores y los problemas de logística que mantienen las exportaciones paralizadas. En Canadá, primer exportador mundial, no se está sembrando el trigo duro debido a una gran nevada caída en los últimos días que ha impedido llevar a cabo las labores en campo.
En girasol, las expectativas de siembra en España son ligeramente superiores a las del año pasado, gracias a que se va a poder usar parte del 5% de las tierras en retirada, aunque no todo. Respecto a una superficie de 650.000 hectáreas de la campaña anterior, se prevé alcanzar alrededor de las 700.000 hectáreas, lo que podrían llevar al cultivo a unas 800.000 toneladas.
España tiene un consumo importante de girasol, que se cubre en un 50% con la producción nacional y otro 50% de importaciones, que vienen de Ucrania pero también de países del Mar Negro como Bulgaria o Rumanía y de otros orígenes como Francia o Argentina. El conjunto de esos otros orígenes compensará parte de la imposibilidad de cargar pipas en Ucrania.
Por otra parte, en las jornadas informaron de que Ucrania está diseñando nuevas formas de exportar su producción, porque el aceite de girasol de la campaña anterior está disponible, así como parte de la cosecha en forma de semillas y es exportable. No tanto por vía marítima pero sí por vía terrestre.
En este sentido, empresas como Northstar Brokerage, organizadora de la Andalusian Commodity Exchange, está ayudando a esas empresas ucranianas a poder exportar a esos aceites y que lleguen a España.
En el maíz, la principal incertidumbre en Andalucía está en la falta de agua, ya que los regadíos están limitados a 1.000 metros cúbicos por hectárea esta primavera y eso significa que prácticamente no se va a poder sembrar.
En el conjunto nacional, por tanto, va a haber una importante reducción de la cosecha de maíz, ya que tanto Andalucía como Extremadura tienen difícil las siembras por la sequía. España tiene poco peso como productor, ya que aporta 3 millones de toneladas en un contexto mundial de mil millones.
En el contexto internacional, los operadores están mirando a Ucrania, un país con una capacidad exportadora de 30 millones de toneladas, siendo el cuarto exportador mundial de maíz. Desde finales de febrero, Ucrania ha visto como sus puertos están bloqueados por la armada rusa, quedando gran parte de la cosecha de 2021 de maíz ucraniano sin poder salir al exterior. Por otro lado, ahora se está sembrando maíz en Ucrania y sobre una producción normal de 40 millones de toneladas hay voces que apuntan que este año solo podrán producir 15 millones de toneladas. La falta de esos 25 millones de toneladas de maíz son las que van a marcar el balance mundial de oferta y demanda este 2022.
En cuanto a la soja, en los últimos meses las estimaciones de cosecha de Argentina y Brasil se han reducido bastante por cuestiones de sequía y de una producción en Brasil que apuntaba a 148 millones de toneladas a finales 2021, se ha terminado constatando una cosecha de 125 millones de toneladas. Por tanto, sigue la tensión en la disponibilidad de habas de soja y de harina de soja a nivel mundial. Se está empezando a analizar la nueva siembra de soja estadounidense y todo apunta a que crecerá ligeramente, pero Estados Unidos no va a ser capaz de compensar la falta de soja de Brasil.
La XII edición de la Andalusian Commodity Exchange es un punto de encuentro mundial entre comerciantes, industriales, multinacionales y brokers, dedicados a la compra y venta de trigo duro, trigo blando, trigo forrajero, maíz, harinas proteicas y aceites vegetales (girasol, soja, palma y oliva), materias primas básicas para la industria agroalimentaria y para la fabricación de piensos.
En total, se dieron cita alrededor de 550 profesionales de 25 países distintos, entre ellos, Canadá, Estados Unidos, México, España, Italia, Francia, Suiza, Alemania, Marruecos, Turquía y otros del Este como Kazajistán y Ucrania.
La jornada ha estado organizada, un año más, por la empresa sevillana Northstar Brokerage, que recupera este encuentro tras dos años sin celebrarse a causa de la pandemia. Un evento que nació en 2009 de la mano de Philip Werle y Luigi Vascello y está orientado a operadores nacionales e internacionales de primer nivel. Entre los numerosos asistentes estuvieron autoridades locales junto a productores, empresarios industriales de la pasta y de la industria semolera.
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