El girasol busca una segunda oportunidad en Andalucía
El nuevo etiquetado de la UE, que obligará a especificar el tipo de aceite empleado, augura una mayor demanda del girasol. El Centro de Investigación sobre el Jopo, la mayor amenaza para el cultivo, está en Stein (Suiza).
El cultivo del girasol se popularizó en Andalucía a finales de los años 70. Fue una opción bien aceptada por los agricultores, sobre todo en las campiñas del Guadalquivir, hasta el punto de que llegó producirse en la región hasta el 45% de toda la cosecha española. En el año 1993 se llegó a la máxima superficie cultivada, unas 850.000 hectáreas entre España y Portugal.
Sin embargo, el desarrollo del cultivo del girasol se ha encontrado con un serio inconveniente en Andalucía al margen de los vaivenes del mercado: la irrupción del jopo (Orobanche cumana) una planta parasitaria muy devastadora que puede causar perdidas de hasta el 100% de la cosecha al extraer los nutrientes y el agua. Un problema añadido es que las semillas de esta planta quedan en el suelo hasta un periodo de 20 años, lo que supone un problema de largo alcance.
Además, se añade la característica de que en Andalucía se encuentra aquí una nueva raza de jopo. La F -más virulenta que la más común en Europa que es la E y de la que se supone es una mutación- desanima a continuar con este cultivo, aunque ahora se están buscando soluciones y resultados.
Esta raza agresiva de jopo se encuentra en algunas zonas en torno al Mar Negro, campos de Turquía, Ucrania, Rumanía y llega hasta Hungría.
El avance del jopo
El jopo del girasol fue observado por primera vez en España en 1958 en la provincia de Toledo. Posteriormente fue observado en la provincia de Cuenca en 1974 y más tarde, en 1980, fue localizado en Fuente Piedra (Málaga) y en El Coronil (Sevilla); todas las observaciones se hicieron en girasol para consumo humano (pipas) y no en girasol oleaginoso, por lo que al parecer, las variedades oleaginosas cultivadas en aquellos años se mostraban resistentes contra las razas de jopo existentes.
Aunque se habían observado algunos pequeños ataques de jopo sobre girasol oleaginoso en 1978 (variedad Perededovik) en la provincia de Cuenca, a partir del principio de los años 90 se empiezan a detectar graves infestaciones de jopo en variedades de girasol de tipo oleaginoso tanto en Andalucía, fundamentalmente en los alrededores de Écija, como en Castilla-La Mancha, sobre todo en diversas zonas de la provincia de Cuenca.
Las zonas con presencia de jopo se fueron ampliando a una gran velocidad en ambas regiones y en la actualidad el jopo está presente en Andalucía en todas las provincias excepto en Almería; encontrándose las infestaciones más graves en las provincias de Córdoba y Sevilla, fundamentalmente en un área que recorre desde el sur de la provincia de Sevilla (El Coronil, Montellano) y, siguiendo el valle del Guadalquivir, se extiende hasta la campiña de Córdoba.
El grave problema que supone el jopo para el girasol ha llevado a que la multinacional Syngenta haya inaugurado hace menos de un año el Centro de Excelencia de Control del Jopo, el primero del mundo, en la localidad suiza de Stein, donde se investiga sobre esta plaga y se buscan soluciones para combatirla con efectividad.
Curiosamente este centro de Excelencia se ubica en un país como Suiza, donde no se cultiva girasol ni tampoco hay jopo. Puede parecer una contradicción, al igual de lo que se puede pensar de que el país helvético sea el que presenta un mayor consumo de alimentos ecológicos por habitante y que a la vez albergue las principales empresas químicas y farmacéuticas, como Syngenta, Novartis o Roche, líderes en la investigación en fertilizantes y pesticidas y también biotecnología.
Los técnicos que trabajan en el centro de investigación del jopo lo comentan. "Puede parecer que no tiene sentido que esté aquí este laboratorio. En un país sin girasol y sin jopo, pero la respuesta está en el entorno científico, muy conveniente para buscar soluciones tecnológicas y para poder contar con un equipo investigador multidisciplinar y aprovechar las sinergias con los estudios que se realizan con otros cultivos", explicaba Gertrude Knauj-Beite, investigadora del centro biológico en la instalaciones de Syngenta en Stein durante el encuentro con un grupo de agricultores e investigadores españoles y portugueses para conocer los avances en el cultivo del girasol.
Este centro suizo es el único en el mundo dedicado a investigar el jopo, sus mutaciones, y sus efectos sobre el cultivo del girasol. Aquí se experimenta para conseguir conocer cómo reacciona esta planta parásito a los distinto tratamientos agrícolas, se observan posibles resistencias o mutaciones y se buscan semillas que puedan sobrevivir a su ataque. Se aprovecha también la experiencia y comparación con los experimentos en otras plantas para avanzar en buscar la solución adecuada.
Si no fuera por esa capacidad del jopo de mutar en nuevas raza, el problema ya estaría solucionado, pero en estos momentos no se espera una solución definitiva hasta 2020, aunque ya se inician los ensayos pertinentes y se tramitan autorizaciones para nuevos productos que cuenten con las bendiciones de Bruselas.
En estos momentos se investigan variedades híbridas resistentes al jopo, la sequía y otras enfermedades, descartando cualquier variedad transgénica -genéticamente modificada- ya que el uso comestible del girasol hace que la compañía deseche esta posibilidad.
Precisamente desde Syngenta se prevé una nueva etapa dorada del cultivo de girasol en Europa, similar a la de mediados de los años 90, consolidándose como alternativa a aceites de soja o palma para usos de industria agroalimentaria como la que los chips o patatas fritas y otros aperitivos similares, gracias a la nueva normativa comunitaria que se pondrá en marcha en 2015, según la cual será obligatorio detallar el tipo de aceite utilizados en el etiquetado de los productos comestibles.
Para este tipo de productos alimentarios se encuentra especialmente bien posicionado el aceite de girasol Alto Oleico. Otra cuestión es que para el uso en la cocina en España se cuenta con una alternativa imbatible como es el aceite de oliva, que incluso se adquiere a menor precio.
Ampliar la fábrica de Carmona
En la localidad sevillana de Carmona es donde se ubica la planta de producción de semillas de esta multinacional. Se encuentra especializada en la producción de semillas oleaginosas para siembra (girasol y colza) y procesa 5.000 toneladas al año de semillas para toda Europa. Desde aquí se exporta a media Europa, pero en especial a los mercados de mayor expansión de Syngenta, entre ellos Ucrania, Hungría, Rusia y Turquía. Syngenta ha decidido ampliar la capacidad de su planta de semillas ubicada en Carmona y para ello están dispuestos a buscarle una nueva ubicación para permitir la ampliación de las instalaciones.
Para la multinacional, aunque la planta de Carmona no desarrolle las investigaciones sobre el jopo, mantiene un gran valor estratégico y se recuerda que desde allí se desarrollaron las semillas para la expansión del girasol en la Europa del Este, una vez que ya se haba convertido en referente de este cultivo en toda Europa.
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