La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Cereales
La campaña de cereales pasa en estos días al primer plano de la actualidad agrícola. Andalucía, que aporta el 80% del trigo duro nacional, recolectará esta campaña 600.000 toneladas, lo que viene a significar un rendimiento de entre un 2,5 y 2,6 toneladas por hectárea, un dato que Luigi Vascello, socio fundador de Northstart Brokerage, cree que “no es bueno porque al cultivo le ha faltado agua”, dadas las escasas precipitaciones que ha registrado la comunidad.
En cambio, Vascello señala que la calidad será “muy buena, superior a las de otras campaña”, por lo que explica que se compensará el volumen de la cosecha.
La zona andaluza más afectada por la falta de lluvias ha sido, precisamente, la campiña sevillana, registrándose en esa zona un rendimiento algo inferior a otras como Huelva, Cádiz y Córdoba, que van a tener mejores comportamientos.
A nivel nacional, la Comunidad de Aragón es la que aporta el 20% de la producción restante de trigo duro, que este año se limitará a unas 200.000 toneladas. La recolección empezará en unos 15 días por lo que aún el socio fundador de Northstart Brokerage no puede concretar su calidad y rendimiento en esa zona.
En un análisis de la cosecha de cereales de 2021 en general, la sectorial de Cereales de Cooperativas Agro-alimentarias de España sitúa los rendimientos entorno a las 4 toneladas por hectárea, superior a la media de las cuatro últimas campañas con 3,59 toneladas por hectárea y ligeramente inferior a la excepcional campaña 2020 con 4,62 toneladas por hectárea. Sin embargo, advierte que el cereal presenta en el campo un aspecto más sano y limpio que la anterior campaña.
Un aspecto para destacar de los rendimientos de esta campaña es el mantenimiento positivo en la tendencia debido al mejor manejo en campo, las buenas prácticas y al mayor uso de semilla certificada, alrededor del 40% en esta campaña, y grano acondicionado para siembra.
Por comunidades autónomas, Cooperativas Agro-alimentarias coincide con el técnico de Northstart Brokerage en el descenso del rendimiento en Andalucía, que es más acusado, y lo sitúa en las 2,56 toneladas por hectárea, un 27,7% menos que en la campaña anterior debido, como se ha dicho, a la falta de lluvias en los meses de marzo y abril, aunque habrá que esperar el desarrollo de la campaña a la que queda todavía recorrido. Aragón también presenta un descenso en los rendimientos del -17,3%, seguido de País Vasco con un -15,9%, Navarra con un -14,7%, Castilla La Mancha con un -12,8% y Castilla y León con un -11,6%. El resto de las zonas productoras presentan descensos inferiores al 10%, salvo Cataluña que mejora los rendimientos con respecto al año pasado en un 2,5%.
Los técnicos de la sectorial de Cooperativas Agro-alimentarias consideran que mayo y junio son cruciales para una terminación adecuada del grano, que aporte buenos pesos específicos y permita el mantenimiento de los rendimientos actuales.
Por su lado, la sectorial de Cereales y Oleaginosas de Asaja, tras la reunión celebrada en Madrid para analizar la evolución de la campaña de cultivos herbáceos 2020-2021, pronostica una cosecha en la media de los últimos años. Los productores aprovechan, además, para pedir medidas que den solución a los principales problemas que sufre el sector.
Cuando ya han entrado las cosechadoras en los campos andaluces, la organización reitera que se espera una cosecha con rendimientos a la baja debido a la falta de precipitaciones a partir del mes de marzo. “Se ha constatado unos meses de marzo y abril de los más secos de los últimos 60 años, en ésta zona, sin embargo, para las zonas centro y norte del país, aún es pronto para avanzar resultados ya que quedan unas seis semanas para que se generalice la cosecha y las producciones finales dependerán de las condiciones climatológicas en este intervalo de tiempo”, dicen.
Con independencia de las cifras finales de producción, la sectorial de Asaja ha hecho hincapié en la necesidad de dar solución a una serie de problemas que afectan a los productores cerealistas y que tienen que ver con la prohibición de quema de restos de cosecha; los daños producidos por la fauna cinegética; la falta de reciprocidad en las importaciones de cereales y la volatilidad de los precios.
Respecto al problema generado por la prohibición de la quema de los restos de cosecha, los agricultores piden sensibilidad a los políticos, ya que esta práctica es una herramienta con la que siempre ha contado el agricultor y que le ha facilitado el control de plagas y malas hierbas. “Un año más -explican- se ha demostrado que la eficacia de las materias activas que van quedando en el mercado cada vez es menor, por lo que la quema resulta cada vez más necesaria y constituye una herramienta útil para el agricultor”.
En cuanto a los daños por fauna cinegética, Asaja constata que los cierres perimetrales derivados de la pandemia, que han impedido una caza controlada de estos animales, han tenido como consecuencia la proliferación de estas poblaciones, causando muchos daños en los cultivos. Por ello pide que los agricultores sean compensados por parte de la Administración para paliar las mermas de cosecha.
Otra de las conclusiones de esta sectorial tiene que ver con las importaciones de cereal. Asaja reclama que se incrementen los controles en frontera y se exija reciprocidad a aquellos productos procedentes de terceros países, ya que éstos, en muchas ocasiones, no cumplen con las exigencias que se imponen a las producciones europeas. “Las reglas del juego tienen que ser iguales para todos productores”, afirman. Por último y ante el sorprendente aumento de las cotizaciones y la volatilidad de los precios en los mercados internacionales y mercados de futuros, la sectorial de Asaja indica que estos movimientos en el mercado obedecen fundamentalmente a prácticas especulativas y que los agricultores no se han beneficiado de estos precios, ya que las cosechas estaban vendidas con anterioridad.
Limagrain Ibérica, líder en la producción y comercialización de semillas, advierte sobre la necesidad de detectar e identificar a tiempo una enfermedad de los cereales para combatirla con garantías. Señala que a la salida del invierno y con el aumento de las lluvias, las horas de luz y las temperaturas, muchas de las principales enfermedades de los cereales comienzan a propagarse de forma notoria entre los cultivos.
“Para conseguir terminar la campaña con una buena cosecha es importante estar al tanto de la aparición de éstas, identificar el momento oportuno para intervenir y proceder al tratamiento del cultivo con un fungicida. Si la presión de enfermedades es fuerte o la variedad no posee el suficiente nivel de tolerancia para estas condiciones, el beneficio que obtendremos con este tratamiento cubrirá, con creces, su coste”, agrega.
Limagrain Ibérica ha identificado ataques significativos de Septoria y Oídio en trigos, así como de Helminthosporium en cebadas. “Por el momento -dicen- solo hemos visto algún foco de Roya Parda en Andalucía, pero seguro que aparecerá en el centro y norte peninsular cuando suban las temperaturas”.
Las lesiones y cuerpos fructíferos-formaciones generadoras de esporas que producen las reinfecciones sucesivas- son características de cada una de estas enfermedades. LG advierte que dado que la persistencia de los diferentes productos fungicidas disponibles en el mercado es de entre 3 y 5 semanas, dependiendo del producto y de las condiciones climáticas, es mejor esperar a este momento para tratar con una única aplicación fungicida.
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