La UE registra mil nuevas variedades de trigo blando

Anove

Desde los años 90 los avances científicos y la inversión en I+D en mejora vegetal ha sido creciente. Cada español consume 65 kilos de trigo al año. Mejora genética, el gran aliado del sector cerealista

Trigo sarraceno.
Trigo sarraceno.

En los difíciles momentos que vive el sector productor a causa de la sequía no todos son malas noticias y el trabajo de los mejoradores se empeña en aportar soluciones en los frentes mas variados. Cuando la cosecha de cereales es una ruina por la sequía, los datos de Anove revelan que desde los años 90 se han registrado más de 1.000 nuevas variedades de trigo blando en la Unión Europea, como resultado de los avances científicos y la inversión en I+D del sector obtentor.

Además, desde 2011, las compañías obtentoras han registrado 128 nuevas variedades de trigo blando en España, de las cuales 41 fueron registradas en los últimos dos años. Cada una de estas variedades, con características específicas, ha contribuido al aumento del rendimiento de este cultivo. Entre estas variedades, se encuentra el trigo sin gluten.

Un estudio elaborado por el Institut Cerdà sobre las aportaciones de la mejora vegetal del trigo, este cereal es uno de los más consumidos en el mundo. De media un español consume al año 65 kilos de trigo y se estima que para 2050 la producción de trigo ha de incrementarse en un 60% para alimentar a casi 10.000 millones de personas, un reto que cuenta con el compromiso de la mejora vegetal.

En los últimos años ya se han experimentado los beneficios que aporta la mejora: entre 1990 y 2018 la mejora vegetal del trigo ha dado lugar a una producción adicional de 14,7 millones de toneladas, es decir, un 11,5% de la producción en este periodo. En este sentido, la aportación anual de la mejora vegetal sería de algo más de 523.000 de toneladas de trigo.

Entre las nuevas variedades hay una que reviste especial importancia, el trigo sin gluten. Francisco Barro, un investigador del CSIC, perteneciente al grupo de genómica funcional del Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba, inició en 2004 un programa específico de mejora vegetal para poder cubrir las demandas de los celíacos.

Su investigación ha dado como fruto el desarrollo de una variedad de trigo (BW208) apta para la población celíaca y que cuenta con los mismos aportes nutricionales y características harino-panaderas de elasticidad y resistencia.

Técnicas de edición genética

Anove informa de que por el momento ninguna empresa española se ha interesado para comercializar variedad, aunque sí alguna estadounidenses y la razón es muy clara: en EE.UU. se encuentran las grandes empresas alimentarias y la legislación pone menos trabas al cultivo de los productos mejorados con las técnicas de edición genética.

De este modo, el trigo sin gluten podría estar en los supermercados en 2027, pero no en España. A pesar de que cada vez estamos más cerca a nivel científico, todavía seguimos muy lejos en el ámbito legal. Y es que la legislación europea prohíbe el cultivo en Europa de variedades transgénicas o modificadas con técnicas de edición genética como Crispr, aunque no su comercialización.

En 2027 podría darse la paradoja de que la variedad de trigo sin gluten financiada y desarrollada en España se cultive en el extranjero y después los países de la Unión Europea importen la harina para venderla. Esto daría lugar a un descontrol sobre el nivel de oferta o el precio.

Cambio de legislación

Por ello, tanto la comunidad científica como muchos agricultores piden una legislación que permita a unos y a otros trabajar en condiciones más competitivas con otros países, en los que existen menos trabas, como Estados Unidos. Consideran que es imprescindible poder emplear todas las tecnologías disponibles, especialmente aquellas que, como la edición genética, consiguen ofrecer mejoras de cultivos de manera más dirigida y en un menor tiempo. Para ello, el marco normativo y regulatorio general tiene que fomentar y no impedir en la UE las inversiones necesarias para la futura obtención de plantas y semillas.

Las nuevas demandas y expectativas del Pacto Verde de la UE y concretamente las estrategias “Del campo a la mesa” y “Biodiversidad 2030”, están requiriendo ya que los agricultores puedan disponer de variedades más rentables y producir de forma más sostenible y Anove considera que eso es solo posible a través de la mejora vegetal. “Por ello -dicen- es necesario que se pierda el miedo a los avances científicos para que todos nos podamos beneficiar y se pueda garantizar el futuro al que aspiramos en la UE”.

Explican que con los nuevos avances en edición genética se acortan los plazos que se necesitan para introducir una nueva variedad en el mercado, como el trigo sin gluten, que actualmente es de 10 a 12 años de I+D+i.

“Por eso, la comunidad científica y los agricultores no quieren dejar pasar más tiempo, puesto que cada año que pasa sin que la UE desbloquee el uso de estas técnicas, es un freno a los propios objetivos del Pacto Verde y a los posibles beneficios que podrían obtener, no sólo los celíacos, sino, todas las personas en general”, señalan.

El camino del trigo para celíacos

Francisco Barro es un investigador del CSIC, perteneciente al Grupo de genómica funcional del Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba, que ha desarrollado una variedad de trigo para la población celiaca. En un primer momento su intención fue eliminar la gliadina del trigo para convertirlo en apto para este colectivo. Para ello “silenció” los genes responsables de la expresión de las gliadinas.

En otras palabras, eliminó los ARN que actúan de mensajeros entre el ADN y las gliadinas, antes de que estas se formen, consiguiendo así que no se expresen. El resultado fue un trigo transgénico que no contenía las proteínas que dañan el intestino y que a nivel organoléptico, poseía las mismas propiedades que el trigo con gluten.

Años más tarde, pusieron en práctica las nuevas técnicas de edición genética (Crispr) y han introducido mutaciones en las proteínas. Esto supone una ventaja puesto que el producto final no contiene transgenes y, por tanto, los consumidores lo ven con mejores ojos.

Concluida la primera parte de la investigación el trabajo ha seguido dos vías: un ensayo clínico con el Hospital Reina Sofía de Córdoba para analizar sus efectos en seres humanos, y la búsqueda de dar salida a la patente, cuestión que en España o en cualquier otro país de la UE es complicada por las restricciones de la legislación comunitaria, mientras que sí hay interés en Estados Unidos.

El trigo sin gluten es la solución que cambiaría la vida del celíaco en términos de calidad. Mientras se conseguiría abaratar el coste de ser celíaco, éstos podrían disfrutar de las propiedades organolépticas, que son similares a las del trigo con gluten, por lo que comer pan ya no supondría para los celíacos la sensación de estar masticando goma.

Por último, la salud de las personas con la enfermedad mejoraría, al incorporar de nuevo uno de los cereales con mayor aporte calórico y proteico.

La celiaquía es una enfermedad autoinmune y genética provocada por el consumo de gluten. El gluten es una proteína compuesta por gliadina y glutenina que se encuentra en la semilla de muchos cereales como son el trigo, cebada, centeno, triticale, espelta, algunas variedades de avena, así como sus híbridos y derivados.

El gluten es el responsable de la elasticidad de la masa de harina y confiere la consistencia y esponjosidad de los panes y masas horneadas. Hasta un 30% de la población en Europa tiene genética compatible con la celiaquía, pero solo un 1% aproximadamente desarrolla la enfermedad.

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