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Pilar Gómez Fernández: “El techo de cristal no es más alto en el mundo agrario”

Entrevista a la presidenta de Amcae

La presidenta de Amcae reconoce que todavía las mujeres tienen muchas reticencias a participar en los órganos de dirección de las cooperativas. “Cada vez son más las que asumen la titularidad de las explotaciones”

Pilar Gómez Fernández.

La Asociación de Mujeres de Cooperativas Agro-alimentarias no ceja en su lucha y su presidenta nos explica cómo lo hace.

–¿Cuál diría que es la realidad de las mujeres en el campo: que hay menos en puestos de responsabilidad o que las que hay no se dan a conocer?

–La realidad es que la mujer siempre ha sido un engranaje clave en la actividad agroalimentaria. Los datos así lo avalan. Un tercio de la base social de las cooperativas está compuesta por agricultoras y ganaderas. Ahora bien, cuando nos fijamos en los puestos de representación de nuestras cooperativas, lo cierto es que sigue predominando el género masculino. ¿Por qué? Todavía hay muchas profesionales agrarias con reparo a participar en los órganos de decisión. Esta realidad en sí ya supone un freno para acceder a los consejos rectores.

–¿Es el techo de cristal más alto en el mundo agrario? ¿Por qué?

–El sector agrario, tradicionalmente, ha estado muy masculinizado de cara a la sociedad, pero no por ello el techo de cristal es más alto que en otras actividades económicas. Cada vez son más las mujeres que asumen la titularidad de las explotaciones o que ejecutan puestos técnicos asociados en el imaginario colectivo a los hombres. Y no podemos olvidar que el 52% de los puestos de trabajo directos que generan las cooperativas agroalimentarias de Andalucía están ocupados por mujeres. Si bien ya hay muchas trabajadoras al frente de departamentos técnicos, todavía tenemos que avanzar mucho en los puestos de dirección.

–Amcae ha iniciado unas jornadas para fomentar el liderazgo de las agricultoras y ganaderas, ¿qué respuesta están teniendo?

–La asociación, con el respaldo del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), ha puesto en marcha una ronda de encuentros con el objetivo de impulsar la participación y el liderazgo de las agricultoras y ganaderas asociadas en el seno de las cooperativas. Se han programado siete jornadas provinciales, de las que se han celebrado ya tres: en Cádiz, Málaga y Granada. La participación en todos ellas ha sido muy positiva, tanto por el número de personas como por la interacción en las actividades. Además, tenemos previsto un encuentro autonómico para este mes de mayo, en el que esperamos poder estrechar lazos entre las cooperativistas de toda Andalucía.

–¿En qué consiste el programa?

–Cada jornada es diferente. Intentamos que el programa se adapte a las necesidades y preocupaciones de las productoras de cada provincia, aunque en muchos casos coincidan. En cada sesión analizamos la situación de las socias en su entorno, abordamos las barreras que dificultan su participación y planteamos medidas para impulsar el liderazgo de las mujeres en el seno de las cooperativas. Además, realizamos actividades enfocadas a fortalecer las habilidades personales y de comunicación para reforzar su confianza a la hora de dar el paso para presentarse a unas elecciones de consejo rector o participar en las asambleas.

Animar a las mujeres

–¿Por qué animaría a las mujeres a asistir a estos encuentros?

–Es necesario que nos sentemos y pongamos en común nuestros problemas y preocupaciones. Al igual que en una cooperativa las asambleas posibilitan hacer un seguimiento del funcionamiento de la empresa, este tipo de encuentros nos permiten hacer balance de la posición de la mujer en el modelo. Debemos entenderlos como un foro abierto en el que aprendemos, más que enseñamos.

–¿Ha aumentado el número de mujeres cooperativistas en los últimos años?

–Como le decía antes, las mujeres siempre hemos estado presentes en el sector, pero en un segundo plano. El trabajo de sensibilización realizado desde Amcae-Andalucía y desde Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía ya ha empezado a hacer efecto y cada vez son más las mujeres que participan en los órganos de decisión. Muestra de ello es que en menos de cinco años la representación de la mujer en los consejos rectores se ha duplicado. La cifra todavía es insuficiente, pero algo hemos avanzado. Por ello, vamos a continuar con nuestras acciones para que cada vez sean más las mujeres que apuesten por el modelo cooperativo como opción empresarial.

–Este programa de jornadas ¿se complementa con alguna otra actividad?

–El proyecto que ejecutamos con el IAM también contempla la producción de varios videotutoriales en los que se explica cómo se gestiona una cooperativa y los pasos para acceder a los órganos de decisión. En ellos, mujeres que ya participan en las asambleas y consejos rectores, bien como vocales, vicepresidentas o presidentas, exponen la importancia de la participación activa. De este modo, humanizamos conceptos técnicos.

Mujeres profesionales

–Destáquenos el caso de alguna mujer que le haya llamado la atención.

–Son muchas las mujeres que podríamos poner de ejemplo. Agricultoras y ganaderas de todas las provincias y sectores productivos. Sería injusto dar sólo unos cuantos nombres. No obstante, sí me gustaría destacar el hecho de que mujeres jóvenes, con carreras profesionales, han dejado trabajos considerados de mayor estabilidad y calidad, y totalmente desvinculados de la agricultura y la ganadería, para dedicarse al campo. En el contexto tan convulso en que nos encontramos, con políticas y una economía poco favorable para nuestro sector, dice mucho que mujeres jóvenes asuman la responsabilidad de las explotaciones de sus familiares y prefieran dedicarse al cien por cien al campo después de haber trabajo en otras actividades económicas.

–¿Invitan a los hombres a participar en las jornadas? ¿Cree que el impulso masculino es importante para empoderar a la mujer en el mundo agrario?

–Por supuesto que están invitados. Aunque la participación de mujeres es mayoritaria, nuestros encuentros no van dirigidos exclusivamente a agricultoras y ganaderas. De hecho, en todos siempre hemos contado con la participación de algún hombre, ya sea como asistente o como ponente. Cuando se trata de este tipo de encuentros, nos parece fundamental que participen hombres, compartan y escuchen nuestras impresiones. Es la mejor herramienta para romper barreras. Las cooperativas son empresas formadas por personas, por tanto es importante que todas las actividades que se organicen no sean excluyentes. Además, sería incoherente que no participen cuando nosotras estamos exigiendo que se nos deje espacio en los puestos de decisión. La igualdad de oportunidades es una tarea de todas y todos. Como también lo es el futuro del modelo cooperativo. La competitividad de nuestras empresas mejorará en la medida en que velemos por unas organizaciones plurales, en las que todas las voces cuentan, independientemente del sexo y de la edad.

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