Un futuro incierto: la PAC, Mercosur y el cambio climático, cuestiones determinantes para el sector agro

El acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur (Argentina, Uruguay, Brasil, y Paraguay), se asienta en tres pilares: comercio, cooperación y diálogo político. Para muchos este Acuerdo que se aprobó en 2019, después de 20 años de negociaciones, potenciará la deforestación y la destrucción de ecosistemas clave como la Amazonía (afecta a 7 millones de kms2 y nueve países, entre ellos: Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Paraguay). El río Amazonas y la Amazonía actúan como un regulador global de C02. En el transcurso de 2020, la Amazonía perdió cada minuto 11.088 kms2 de arbolado, una superficie equivalente a tres campos de fútbol. Los críticos con el Acuerdo, añaden el peligro del uso indiscriminado de productos agrotóxicos (149 de los más de 500 pesticidas empleados en Brasil, están prohibidos en Europa), el abandono de la agricultura y ganadería familiar y la violación de derechos humanos y laborales.

Con este acuerdo, Europa incrementará sus importaciones de productos vinculados a la deforestación: soja, para alimentar al ganado, caña de azúcar para su uso como agrocombustible y carne de vacuno. Una investigación de la revista “Nature” estima que entre el 17% y el 22% de las importaciones anuales de la UE de soja y carne bovina de Brasil, se hallan vinculadas a la deforestación ilegal en regiones de la Amazonía. La organización “Vía Campesina” denuncia que esta política comercial acabará con el campesinado. Las ocupaciones de tierras indígenas en Brasil, favorecidas por el Gobierno de Jair Bolsonaro se incrementaron en un 135% y muchas personas han sido asesinadas por defender sus territorios.

Deforestación de selvas y bosques tropicales

Según leo en la revista “Ecologista” (primavera 2021), los líderes indígenas señalan que “la flexibilización de la legislación brasileña que institucionaliza el genocidio de los pueblos, es una de las grandes amenazas contra los derechos de los indígenas”. La OMS ha señalado que el 70% de los últimos brotes epidémicos, incluido el coronavirus, están vinculados a la deforestación de selvas y bosques tropicales, creando un caldo de cultivo para la aparición de nuevas pandemias. Mientras en Europa, Francia, Países Bajos, Bélgica y Austria rechazan el Acuerdo; España, Alemania o Portugal lo aprueban. El Gobierno francés señaló en mayo pasado, que no firmará el Acuerdo si no hay garantías sobre la protección de la Amazonía, y la mitigación del Cambio Climático, pues choca con el Acuerdo de París.

La escritora y periodista norteamericana Elizabeth Kolbert, autora de “La sexta extinción” (Crítica), que le valió el premio Pulitzer en 2015, señala que ”hemos puesto en marcha procesos muy difíciles de detener. Lo inquietante sobre el Cambio Climático, es que no sabemos cuán cerca estamos del borde del desastre”. El 75,8% de los 40,5 millones de nuevos desplazamientos en el mundo en 2020, fueron provocados por desastres naturales: ciclones, huracanes, inundaciones, sequías, incendios y temperaturas extremas. Los 49,6 ºC, alcanzados en julio en Lytton, al suroeste de Canadá y los más de 35ºC en el Círculo Polar Ártico, nos alertan sobre la grave situación a la que nos enfrentamos.

La Ley de Cambio Climático y Transición Energética, publicada en el BOE el 20 de mayo, apuesta por las renovables frente a las energías provenientes de combustibles fósiles, como carbón, petróleo, y gas, cuya eliminación se anuncia para 2050, pero hay que estar muy vigilantes con el “boom” de instalar en cualquier parte placas fotovoltaicas y molinos eólicos.

En Zújar, Caniles, Cúllar, en el altiplano granadino, la población está en contra de estos macroproyectos y piden que su instalación sea sostenible con las actividades agrícolas y ganaderas. En Barbate, Cádiz, Ecologistas en Acción denuncia el proyecto “El Seguesal”, con 450 viviendas, 3.000 m2 de zona hotelera y 800.000 m2 dedicados a campos de golf. Los ecologistas ya denunciaron en el Congreso otros macroproyectos de urbanismo salvaje, en la costa y en el interior de la provincia de Cádiz. El mundo rural, esos pueblos y zonas en riesgo de despoblamiento (lo que algunos dan en llamar la España vaciada), juega un papel muy importante en la protección de los ecosistemas naturales y en la lucha contra el cambio Climático. El medio rural, sus paisajes y sobre todo, sus gentes, deben cuidarse. El ”boom” renovable debe ser armonioso con el entorno ambiental. La economía circular debe ser una exigencia ante estos nuevos retos. Acuérdense del desarrollismo urbanístico que ha destrozado muchas zonas de nuestro litoral. No caigamos en los mismos errores.

Nuevos hábitos para adaptarnos

En suma, tendremos que adaptarnos y tratar de mitigar el Cambio Climático, con nuevos hábitos alimentarios favoreciendo la producción cercana y ecológica que protege el medio ambiente y no contamina la tierra, y que ayuda a mantener a las poblaciones locales. Las carnes de nuestras terneras, cerdos y ovejas, criados de forma extensiva en la dehesa son excelentes. La reducción de la ingesta de carne y el revuelo que ha originado, tiene más que ver con las carnes de importación, y con los procesos de la ganadería intensiva, que si que dañan al medio ambiente.

La nueva PAC 2023-2027, ratificada por el Parlamento Europeo será más verde, introduce conceptos como “ecoesquemas”, “de la granja a la mesa”, “Next generation”, y potencia la figura del agricultor activo o genuino. Hay partidas destinadas a los jóvenes agricultores y ganaderos. Se potencia el papel de la mujer titular o cotitular.

El Ministerio de Agricultura discutirá con las CCAA su propuesta de Plan Estratégico para la futura PAC que se remitirá a la Comisión Europea en diciembre de 2021. España dispondrá de 47.724 millones de euros para los agricultores y ganaderos hasta 2027. Esperemos que seamos capaces de adaptarnos a los nuevos tiempos que se avecinan en los que la “Emergencia climática” marcará las agendas locales y globales, ante un futuro incierto y comprometido.