Nutriscore, un sistema muy simplista

La Voz Invitada

El viceconsejero andaluz de Agricultura advierte que perjudica a la Dieta Mediterránea. Así funciona NutriScore, el semáforo de los alimentos

Vicente Pérez García de Prado en el Comité de las Naciones.
Vicente Pérez García de Prado en el Comité de las Naciones.
Vicente Pérez García De Prado - viceconsejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía

13 de diciembre 2022 - 08:00

Aunque la intención de la Comisión Europea de adoptar un único código para armonizar el etiquetado delantero de los productos como parte de la estrategia más amplia “De la granja a la mesa” pudo ser bienintencionado… lo cierto es que es demasiado simplista y se carga la labor de promoción y de marca que la propia Unión Europea, España y, en concreto, Andalucía han trabajado durante años.

Recordemos que en Andalucía hay 33 Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen Protegidas (13 de aceite) a lo que se unen las Indicaciones Geográficas Protegidas, que suman 67 distintivos de calidad.

Con ello vengo a decir que en Andalucía y, por supuesto también en Europa nos hemos preocupado y, mucho, de velar por unos productos de exquisita calidad y cumpliendo a rajatabla con todos los requisitos europeos. Trabajo que Nutriscore tira por la borda haciendo una catalogación tan simplista que podríamos definir incluso y, sin querer ofender a nadie, como infantil.

El semáforo

Por no hablar de que es un sistema dañino porque el semáforo es una imagen icónica que forma parte del ideario colectivo, con la suficiente potencia como para hundir definitivamente a todos los productos que aparezcan en amarillo o en rojo.

Tratemos al consumidor como lo que es, un adulto, bien formado, responsable, y libre en sus decisiones, que para eso se ha trabajado durante años en contarle los parabienes de cada uno de los productos de la Dieta Mediterránea.

Sí, la Dieta Mediterránea avalada por la comunidad científica y que Nutriscore viene a derribar. Por mucho que grandes agentes con intereses claros quieran colocarse en una buena posición en el semáforo, dejando a productos de toda la vida, de tradición y calidad, en los rangos peores de la escala.

Un auténtico disparate

La clave la ha aportado Javier Sánchez Perona, científico titular del Instituto de la Grasa del CSIC, quien explica que el modelo de Nutriscore deja fuera a los países del sur de Europa por una razón muy sencilla, el algoritmo. Esta palabra tan de moda ahora, es la que se ha encargado de dejar a los mejores productos andaluces al margen, porque, según el científico emplea una base de datos con la composición de alimentos de países como Francia, Alemania, Países Bajos y Bélgica. Y no tiene en cuenta las especificaciones de los productos españoles.

Andalucía está de acuerdo con el objetivo primigenio de la Comisión, pero tenemos claro que es fundamental un método adecuado, riguroso, que cuente con un algoritmo completo y que contemple la opinión de los expertos, investigadores y los sectores productores. Tenemos clara la defensa de la Dieta Mediterránea, nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestro patrimonio culinario y cultural y, por supuesto, tenemos clara la defensa de lo nuestro.

Y cuando hablo de lo nuestro, hablo nada menos que del jamón ibérico, el vino, el aceite de oliva virgen extra, las aceitunas de mesa, el cordero segureño, las frutas y hortalizas, los vinos y vinagres, la caballa, la melva, la mojama… y podría estar dos días nombrando productos de altísima calidad y que son saludables.

Lo que está claro es que, como dije anteriormente, al consumidor hay que tratarlo como un adulto y es fácil entender que cualquier alimento tomado en exceso es perjudicial para la salud. Además, ya existen medios para informar al consumidor como el código QR, donde se puede volcar toda la información que requiera el consumidor más exigente.

Seamos responsables y recordemos casos tan rocambolescos como el que se dio, nada menos que en Londres, con la prohibición en 2019 de los anuncios de aceite de oliva en las estaciones y vagones de metro de la ciudad, equiparándolos con otros aceites que son ingredientes del “fastfood”.

Por tanto, información sí, pero con mesura, prudencia, cordura y con inteligencia. No nos podemos permitir echar por tierra la marca Andalucía, la marca España y la marca Europa que han conseguido muchos de nuestros productos y, por supuesto, no podemos echar por tierra la Dieta Mediterránea, que además de ser la más saludable de las dietas, está declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

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