Eduardo Fitó: “España se considera el Silicon Valley de las semillas”

Entrevista al presidente de la International Seed Federation (ISF)

El presidente de la ISF mantiene que la falta de una regulación homogénea es la mayor traba al comercio internacional de semillas. “En Andalucía las empresas ofrecen calidades superiores al estándar legal”

Eduardo Fitó,  presidente de la ISF.
Eduardo Fitó, presidente de la ISF.

Cuando acaba de cumplir dos años al frente de la International Seed Federation, Eduardo Fitó hace una radiografía del sector en estos tiempos convulsos.

–Ha cumplido dos años como presidente de la International Seed Federation ¿Qué hitos destacaría de este periplo?

–La ISF tiene dos grandes cometidos; asegurar el movimiento de semillas a través de los distintos países e incentivar la investigación. Systems aproach es un ambicioso esquema que debería facilitar el tránsito de semillas entre países, velando para que se mantengan las medidas sanitarias; éste es uno de los temas que me gustaría destacar. En el ámbito de la investigación, lo que nos ha mantenido más tiempo ocupados ha sido cómo gestionar los recursos genéticos del planeta y cómo compartir el beneficio que de ellos se deriva. Por último, hemos trabajado para buscar alianzas entre otras asociaciones y sectores que también comparten nuestra visión de alimentar un mundo de forma sostenible. Nos hemos acercado a asociaciones de agricultores, organismos internacionales como la FAO, ente otros.

–¿Qué papel juegan España y Andalucía como productores de semillas?

–España y, en especial, Andalucía es uno de los mayores productores de hortalizas del mundo. La investigación en este tipo de especies resulta mucho más eficiente si se realiza en los mercados donde luego se van a vender esas semillas. Éste es el papel que tiene España: es una de las mayores concentraciones de estaciones de investigación de mejora vegetal del mundo. Alguien acuñó el concepto “Silicon Valley de las semillas”. Andalucía podría perfectamente ser llamada el “plant breeding valley”.

–¿Y cómo importadores? ¿Qué semillas compra Andalucía?

–Al ser España un gran productor de hortalizas, precisa de las mejores variedades para mantener su liderazgo. Podemos destacar el pimiento por su importancia estratégica, el tomate y la lechuga por su volumen en las hortícolas. En gran cultivo, destaca el girasol por su valor estratégico y los cereales de paja por su cantidad.

–La ISF promueve el movimiento internacional de semillas ¿Qué trabas se le pone actualmente y qué países son los que dificultan estos movimientos?

–La falta de una regulación homogénea entre países es la mayor traba que puede tener la empresas que quieran exportar semilla.

"Debemos hacer entender la importancia de la propiedad industrial en la obtención vegetal”

–¿Qué es el Systems aproach?

–Es un acuerdo de confianza mutua entre países y empresas, porque partiendo de ese rigor actual en la importación y exportación de semillas, se podrían establecer unos acuerdos entre países y sus reguladores y si se demuestra que las empresas siguen los protocolos sanitarios establecidos, los trámites serán mucho más sencillos.

–¿Cómo ha mejorado la calidad de las semillas en los últimos años?

–El mercado va por delante de la normativa. En España, y más en Andalucía, las empresas ofrecen calidades que están, en muchos casos, muy por encima de los estándares legales, tanto en germinación como en pureza genética.

–¿Cómo repercute en los cultivos ese avance que se consigue en las semillas?

–Hoy en día, creo que la sostenibilidad es probablemente el aspecto de las semillas que más aporta a nuestros cultivos. Reducir el impacto de los fitosanitarios aportando resistencias genéticas y reducir el despilfarro de la cosecha, al hacer los frutos más homogéneos y con más larga vida, son buenos ejemplos de ello.

Concienciación

–Denuncian la existencia de actividades ilegales que vulneran sus derechos de propiedad intelectual ¿por qué creen que no se combate adecuadamente?

–Primero, hay una cuestión de concienciación, pasa en otros sectores también; mucha gente no tiene la impresión de estar cometiendo un delito al usar sin permiso las ideas de otros. Una combinación determinada de caracteres única puede protegerse igual que se protege una combinación de palabras que forman un libro. No debemos ahorrar esfuerzos en hacer entender la importancia de la propiedad industrial en el sector de la obtención vegetal y los beneficios que acarrea su protección. Junto con esta comunicación, también hay que aplicar la ley y, a su vez, diseñar modelos de negocio, allí donde sea posible, en donde la piratería sea más difícil y menos ventajosa para el usuario final.

–¿Cómo ha afectado la crisis de Covid-19 al sector obtentor de semillas?

–Las semillas son el primer eslabón de la cadena alimentaria. Si no sembramos hoy, no cosechamos mañana y no comemos al día siguiente. Esto ha hecho que la actividad del sector no se viera muy perjudicada y ha permitido poner de manifiesto la importancia del sector delante de la sociedad, lo que quiero agradecer, pues se han hecho verdaderos esfuerzos por otros agentes como aduanas, servicios sanitarios, transportistas,… para que la rueda de la alimentación no se parase.

–¿Cómo intervienen las semillas en el cuidado de la cadena de valor?

–El sector tiene tres ejes en donde aportamos valor: contribuimos a fortalecer la seguridad alimentaria aumentando rendimientos; por otro lado la mejora genética contribuye a la sostenibilidad de la agricultura reduciendo el impacto de algunos insumos como los fitosanitarios o abonos y reduciendo el despilfarro y, por último, contribuimos a crear más valor para el agricultor aportando variedades diferenciales en el mercado con menos gluten, verduras con diferentes formas o mayor sabor, entre otras posibilidades.

"Mi sueño es que cada agricultor del mundo tenga acceso a una semilla de calidad”

–¿Qué retos se plantea para los próximos años?

–Debemos unir fuerzas con otros actores de la cadena alimentaria. El sector agroalimentario representa entre el 5 y el 10% del PIB de muchos países, pero es un sector fragmentado al que le cuesta dirigirse a sus grupos de interés: políticos, reguladores y consumidores. Debemos alzar la voz explicando quienes somos y la importancia de nuestro sector. No solo las semillas, también los agricultores, comercializadores, transformadores, fabricantes y, por último, los detallistas. Mi sueño, nuestra visión en la ISF, es conseguir que cada agricultor del mundo tenga acceso a semillas de calidad para que podamos alimentarnos de forma sostenible. Y este objetivo lo compartimos muchos.

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