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Avionetas rompenubes, más que una leyenda

Clima

Los agricultores apuntan a las empresas hortícolas en Granada y a las aseguradoras en Almería. Denuncian que siembran las nubes con yoduro de plata y de plomo.

Manuel del Pino (Asaja Granada) muestra una avioneta rompenubes.
Asunción Fdez. De Castillejo

19 de abril 2016 - 01:00

NO hay pruebas ni acusaciones formales. Lo que hay es un par de comarcas en Granada y Almería desconfiando de la lechuga, un cultivo que requiere mucha agua pero no la quiere del cielo sino del suelo. Y lo cierto es que desde hace unos años no caen del cielo ni los pocos litros que antes caían y que daban vida a los cultivos de cereales, a los almendros y los pastos para el ganado de El Marquesado y el Río Nacimiento en Granada, y de la comarca de los Vélez en Almería. Las sospechas recaen en las avionetas rompenubes que muchos agricultores de la zona aseguran ver cada vez que se anuncian tormentas o lluvias abundantes y que tras su paso quedan en nada.

En las novelas de detectives -y también en la vida real- es norma que la sospecha recaiga en quien se beneficia del delito. Por eso, en el Marquesado, los agricultores sospechan de las lechugas, un cultivo que se ha asentado con fuerza en la zona, de manos de una empresa muy potente, y que ocupa más de 200 hectáreas. Su producción copa buena parte del mercado nacional y europeo. Y a las lechugas les sienta mal la lluvia, "porque si les cae agua en el cogollo se pudren", según dicen. Ahora bien, de la sospecha a las pruebas hay un largo trecho que no se ha andado. Y de hecho, por sospechar, en Almería apuntan hacia otro lado: no a las empresas hortícolas, sino a las aseguradoras que, a fin de cuentas, son las que tendrían que pagar los daños en las explotaciones.

De lo que no dudan ni en una zona ni en la otra, ni tampoco en Murcia, donde ha habido también denuncias por parte de Cooperativas Agroalimentarias, es de que hay vuelos que dispersan productos químicos en el cielo y evitan esas lluvias que desean buena parte de los agricultores, sobre todo los de secano, que no tienen pozos para riegos.

Luis Ramírez, presidente de la Plataforma para la Defensa del Medio Ambiente y la Naturaleza de la Comarca del Marquesado y Río Nacimiento, que ha denunciado recientemente, con el apoyo de Asaja Granada, estás prácticas ilegales sobre su zona, asegura que llevan años "dando voces en el desierto", mientras las autoridades miran para otro lado. Ramírez y los 15 agricultores que han montado la plataforma se están moviendo y ya han conseguido 900 firmas de productores afectados. "Llevamos cinco años sin tener una cosecha de cereales", dice. También lamenta que muchos agricultores están o bien abandonando sus cultivos tradicionales o bien alquilando las tierras a la empresa hortofrutícola, "y ya no levantan más la voz". Respecto a si tienen evidencias de que la falta de lluvia es por las avionetas "rompenubes", dicen sólo lo que ven y lo que oyen: "Anuncian lluvias y tormentas y efectivamente vemos cómo el cielo se pone negro -como siempre cuando venía agua- y entonces sentimos a las avionetas meterse entre las nubes y las nubes se ponen blancas y ya no llueve". Es la peor pesadilla de un agricultor de secano.

En Asaja Granada les han dado visibilidad porque les creen y han denunciado públicamente la actividad de estas avionetas, que "se oyen aunque apenas se ven. Se esconden entre las nubes, alejan las tormentas y dejan rastro de sustancias tóxicas". En una rueda de prensa conjunta con la plataforma de el Marquesado, los responsables de Asaja se quejaron de esta práctica, que "está agravando la sequía en la zona, dañando los cultivos de cereales y de almendros y perjudicando el crecimiento de los pastos para alimentación del ganado".

Aseguran que "no es leyenda", y en este sentido explican que es una realidad, hasta el punto de que "está regulada la posible intervención en la fase atmosférica del ciclo integral del agua", y así lo recoge "el artículo 3 del texto refundido de la Ley de Aguas y el artículo 3 del Reglamento del Dominio Público Hidráulico, "con la finalidad de evitar precipitaciones en forma de granizo o pedrisco que causen daños". Por eso, desde Asaja Granada aseguran haber solicitado a la Administración "que cambie la normativa y se prohíba la modificación artificial del régimen de lluvias sea cual sea su justificación" y anuncian que "además, vamos a proponer una Iniciativa Legislativa Popular con este objeto".

Manuel del Pino, secretario general de Asaja Granada, dice que según la legislación actual estas actuaciones se podrían llevar a cabo con autorización de la Administración o del organismo de cuenca correspondiente, pero si se hace sin esta autorización sería una infracción administrativa cuya multa puede compensar a quien la comete. Por eso quieren se que se cambie la legislación y se prohíba taxativamente "excepto por motivos de seguridad".

De hecho, tanto en Granada como en Almería las organizaciones que denuncian estos hechos han tenido reuniones con las subdelegaciones de Gobierno y la Guardia Civil, donde les han prometido investigar el asunto. Pero tras varios meses "no ha habido resultados", según Del Pino. Parece ser -según informaron fuentes de la Guardia Civil a Del Pino- que el problema de control de estos vuelos radica en que al ser vuelos que no sobrepasan los tres mil pies no tienen que presentar un plan de vuelo como tal sino sólo informar de dónde despegan y aterrizan, con lo que el asunto se complica.

En cualquier caso, no parece que las autoridades den mucha credibilidad o importancia a este asunto, que sí tiene muy preocupados a los agricultores. De hecho, en Almería, la Asociación Avial, creada en 2009 específicamente "en defensa de la salud y el medio ambiente y contra sistemas quitalluvia" ha dado un paso más y el pasado mes de febrero presentó una denuncia en la Fiscalía, que ahora se supone que está investigando el Seprona de Almería, según ha confirmado la Subdelegación del Gobierno en la provincia.

Agustín Giménez, vicepresidente de Avial, aseguró a este periódico que su demanda no es la primera que se presenta por este motivo y que ya en Murcia, donde tienen problemas parecidos -igual que en otras zonas de España caso del Moncayo en Soria donde hay otra Asociación o en Alicante- se presentó otra demanda ante la Fiscalía. Giménez dice que en su opinión las avionetas impiden la lluvia o el granizo porque "si llueve mucho las producciones hortofrutícolas se pudren y si graniza se pican". En esta asociación sospechan más de las aeguradoras que de las empresas hortofrutícolas.

Según Avial, "en Almería y toda la zona de Levante Español, el sistema más utilizado es el de avionetas y aviones que vierten sobre las nubes productos químicos, principalmente yoduro de plata y de plomo, que producen diversos efectos de cristalización en el vapor de agua de las nubes sembradas". En Avial recogieron 3.000 firmas de protesta contra estas prácticas.

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