Entre tesoros anda el juego

José Castro alberga en su casa una colección de 15.000 juguetes antiguos que espera ver expuestos algún día en un museo

Entre ilusiones. En las estanterías donde almacena los juguetes pueden encontrarse desde Mariquitas Pérez, coches de bomberos, juguetes de latón, locomotoras o robots autómatas.
Entre ilusiones. En las estanterías donde almacena los juguetes pueden encontrarse desde Mariquitas Pérez, coches de bomberos, juguetes de latón, locomotoras o robots autómatas.
Ana Fernández

21 de diciembre 2015 - 01:00

Cuando era niño y paseaba por el centro con su abuelo, siempre le "sonsacaba" algún coche de lata o algún soldadito de goma, "porque los de plomo estaban ya prohibidos". Hoy alberga cientos de estos, y también de plomo, en las estanterías de su casa junto a otros cientos de juguetes antiguos. Hasta un total de 15.000 ha contabilizado este técnico de electrónica de ordenadores ya jubilado, que a lo largo de su vida ha ido comprando, restaurando y coleccionado todo tipo de juegos infantiles por pura afición. Su objetivo es que las piezas, al menos las más valiosas, queden expuestas en un futuro museo. "Para ello necesito que algún mecenas se responsabilice de ellas", apostilla el sevillano que teme que sus "joyas" queden en el olvido cuando él no esté.

Su pasión por la mecánica electrónica mucho tiene que ver con su gusto por el juguete antiguo, ya que muchos de los coches, robots o muñecos del espacio de entonces eran autómatas que Castro se encargaba de montar y desmontar e incluso arreglar.

A lo largo de su vida siempre los guardó. "Mi madre tiró algunos, pero los recuperé por otra parte", detalla el coleccionista, que realizó una importante inversión en este hobby cuando recibió una herencia. Un tesoro en el que, además de tiempo, destaca, ha invertido "muchos millones de las antiguas pesetas" y que hoy adquiere en el mercado un alto valor. Por ejemplo, de las clásicas Mariquitas Pérez alberga una decena que, afirma, "ahora se venden por más de mil euros cada una. En su día también eran unas muñecas caras porque eran totalmente artesanales".

José Castro se recorre mercadillos y subastas en busca de este tipo de material, que también compra por correo. Los más antiguos de su colección son un tren y un muñeco montado en carrito que toca el tambor y los platillos. Rondan el año 1890, pero la mayoría de sus "pequeños tesoros" son de 1950 en adelante.

Sorprende la ingente cantidad de trenes: "Puedo tener más de 600 locomotoras y miles de vagones. De hecho, participé en la elaboración de vagones para las maquetas de Andalucía de los Niños en la Expo 92 junto con la Asociación de Amigos del Ferrocarril".

No faltan los castillos, fuertes, barcos, aviones o soldaditos de goma -muchos de ellos procedentes de fabricantes extranjeros-, así como el Cinexin, el Cine Nic (de película de papel, más antiguo) e incluso linternas mágicas. Entre tanto juguete, Castro no pierde la ilusión y está a la espera de alguien que aporte "presupuesto" para que este país de las maravillas no caiga en el cajón de los juguetes rotos.

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