Hubo una Sevilla del Tercer Reich
Perfiles de Sevilla oferta una ruta que, por el barrio de El Porvenir, recuerda la relación de la ciudad con la Alemania de principios del siglo XX
La Exposición Iberoamerica de 1929 y la Exposición Universal de 1992 son señalados como los dos momentos de mayor progreso y transformación de Sevilla en la época contemporánea. La del 29 se proyectó en el primer decenio del siglo XX pero la Primera Guerra Mundial paralizó los preparativos. Una vez finalizó la Gran Guerra, se retomó el proyecto atrayendo a la ciudad tanto mano de obra, como inversores y personal cualificado. Fueron varias las empresas alemanas que se fijaron en el filón de la capital andaluza y muchos los germanos que se trasladaron a la urbe. Se instalaron en la zona a la que llamaron El Porvenir, el barrio del futuro al que imprimieron su carácter teutón construyendo amplios chalés que contrastaban y contrastan con el urbanismo tradicional hispalense, y se erigió allí el Colegio Alemán.
Citando estos antecedentes, el periodista David Rodríguez Cordón comienza la ruta de Perfiles de Sevilla Espionaje y oficiales nazis en la Sevilla de la Segunda Guerra Mundial en la calle Montevideo. Un itinerario diseñado para descubrir las relaciones entre la ciudad y la Alemania de los años protagonizados por la ascensión del partido nazi y la Segunda Guerra Mundial. Entre los alemanes que llegaron a Sevilla y se asentaron en el barrio de El Porvenir en las primeras décadas del siglo XX, casi todos empresarios con cargos influyentes, hubo simpatizantes con el proyecto totalitarista de Adolf Hitler, como Christoph Fiessler, que fue delegado en Sevilla de Graf Zeppelin y cofundador del partido nazi local, y detractores como Otto Engelhardt, fundador de la primera central eléctrica de Sevilla, lo que más tarde sería Sevillana de Electricidad, director también de Tranvías de Sevilla y primer asesinado por orden expresa del Partido Nazi alemán. Una anécdota en la que el guía profundiza durante la ruta y en la que está involucrado otro personaje que residía en Sevilla: Gustav Draeger, directivo de Bakumar, cónsul alemán en Sevilla y jefe del espionaje alemán en el suroeste español.
En la escalinata central de la Plaza de España, las explicaciones de David Rodríguez Cordón se centran en los años de la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. El apoyo de los germanos al bando nacional -con la Legión Cóndor- se saldó, entre otras acciones, con la permisividad del Gobierno de Franco con el espionaje alemán durante el conflicto internacional. Sevilla por su situación geoestratégica y su valor patrimonial fue clave para la Alemania nazi, como muestra la propaganda antimarxista del Gobierno de Hitler que Rodríguez menciona durante la ruta. En aquellos años destacan las figuras de Adolf Clauss, cabeza visible de la Abwher (inteligencia militar alemana) en Sevilla, quien dio veracidad a un señuelo de los aliados provocando la pérdida del control del Mediterráneo por parte de los nazis, y Patricio Drexel, regente de una joyería en la calle Álvarez Quintero y responsable de la Gestapo local.
El itinerario culmina frente al Museo de Arqueología de Sevilla. Donde se intenta reconstruir qué pasó con los nazis que vivían en la ciudad y con quienes llegaron a ella huyendo de las represalias y los juicios internacionales. Entre ellos, destaca la figura de Lèon Degrelle, jerarca nazi y jefe de la Legión Valonia (las SS belgas), que se instaló en Constantina con el beneplácito del gobierno español del momento.
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