A recuperar la identidad

El ritmo frenético de puntuación que lleva el Sevilla no esconde algunas señales de que algo falla. El empate en Vitoria fue la parada en un ciclo exitoso en el que el equipo de Jorge Sampaoli ha acumulado 29 de 36 puntos, tomando la referencia de los últimos doce partidos, desde la derrota en Granada. Sin embargo, en los tres últimos meses el equipo ha ido de más a menos en cuanto a prestaciones de juego. Hay un dato que es esclarecedor. El Sevilla empieza a perder la posesión de la pelota, incluso en casa, como le pasó ante el Athletic (47%-53%). Y esto coincide con el bajo rendimiento de algunos de sus futbolistas más talentosos.

Uno de ellos es Franco Vázquez, que quedó señalado en el derbi, su última titularidad. Sampaoli lo quitó al descanso y luego lo sacó la última media hora ante el Athletic y ni siquiera lo hizo jugar en Vitoria pese a que el equipo tenía perdido el control del partido. El Mudo había sido un fijo para el técnico argentino hasta ese día del derbi. Jugó 17 partidos de la primera vuelta y apenas descansó en Éibar, partido previo al derbi intersemanal ante el Betis, y fue suplente en Bilbao, antes de recibir al Lyon, y en La Coruña, antes de jugar ante la Juventus. Es decir, que Sampaoli siempre lo ha mimado. El otro día que faltó fue en la gran exhibición ante el Málaga, por acumulación de amonestaciones.

Ahora, sin embargo, lleva dos partidos sin ser titular y está fresco para entrar en las rotaciones de una semana determinante que empieza con la visita a Nervión del Leganés y continúa con dos finales a domicilio, en Leicester y en el Calderón. Urge que Sampaoli recupere la mejor versión del Mudo, así como la de otro jugador cuyo rendimiento también se está dejando notar en el juego del equipo y en las decrecientes posesiones.

Nasri está siendo mimado por el técnico para que participe de forma determinante en esas dos finales. La duda es si Sampaoli tirará de él ante el Leganés, un partido en el que tampoco puede fallar el Sevilla, que debe recuperar su identidad desde ya.

Y recuperar su identidad pasa por que futbolistas como Franco Vázquez, Nasri y N'Zonzi le den al equipo ese empaque que tuvo en el cénit de juego de enero y diciembre, con aquellas goleadas sobre Celta, Málaga y Real Sociedad y la remontada ante el Madrid.

Fue virar el calendario hacia la segunda vuelta y empezar a denotar el equipo que el motor empezaba a griparse. Ora porque N'Zonzi era más presionado por el rival, como el día del Betis; ora porque el contrincante le quitaba el balón y lo encerraba, como Las Palmas en su estadio (55%-45%); ora porque Nasri y Franco Vázquez no aparecían de forma determinante como antes... Ora por ese gol tan pernicioso de Vardy en la Champions que ha descentrado a los jugadores cuando creían tener amarrado un gran resultado, y, de paso, les ha creado un síndrome de vulnerabilidad.

Lo cierto es que el Sevilla actual tiene mucho menos el balón que antes. Por ejemplo, en la primera vuelta, hasta en diez partidos superó el 60% de posesión, incluso fuera de casa: Espanyol, Villarreal, Las Palmas, Athletic, Alavés, Leganés, Atlético y Sporting. De hecho, sólo el Barcelona lo superó en porcentaje de posesión (46%-54%). El Sevilla marcó registros escandalosos, como el 70% del debut o el día del Alavés, y el 73% de Riazor. Incluso al Madrid superó con el 58% nada menos. Habría sido impensable entonces que equipos como Athletic, Las Palmas o Real Sociedad (53%-47%) le quitasen el esférico.

En la segunda vuelta, en cambio, apenas ante el Villarreal en casa superó el 60% de posesión el Sevilla (66%-34%), y de forma estéril por culpa del penalti que falló Nasri... y por Asenjo. En Vitoria, donde no jugaron Franco Vázquez ni Nasri, el Alavés le quitó el balón en la segunda parte, hasta empatar. Y el aviso llega justo antes de una semana decisiva.