Del júbilo a la rutinaria renovación del pasaporte

El crecimiento del club en el siglo se refleja en que la clasificación para Europa parece un trámite burocrático

Daniel y Julio Baptista, euróficos por la clasificación para la UEFA en 2004.
Daniel y Julio Baptista, euróficos por la clasificación para la UEFA en 2004. / Antonio Pizarro
J. A. Solís

07 de mayo 2017 - 02:35

Sevilla/El fútbol y los guiños del destino. Si el Sevilla no vence en el Santiago Bernabéu el próximo domingo, algo nada descabellado, volverá al punto de inicio 13 años después: epílogo de Liga en Nervión, ante Osasuna, con un objetivo europeo en juego para los anfitriones. A partir de ahí, nada es parecido con el decorado de entonces. Tanto ha crecido la entidad en el plano deportivo y económico, tan llamativa ha sido su eclosión en el escenario del fútbol europeo, que si en 2004 la clasificación para la siguiente edición de la Copa de la UEFA llevó al sevillismo a la Puerta de Jerez, hoy el mismo logro recibe un tratamiento casi anecdótico en los cenáculos sevillistas y en los medios locales.

No es una exageración afirmar que el pase para la hoy denominada Liga Europa confiere para el Sevilla el rango de un trámite burocrático. Una gestión de obligado cumplimiento cada año, como pagar el IBI o hacer la Declaración de la Renta. Si lo haces, no sabe a premio. Si no lo haces, surge un problema económico.

Cuando el árbitro castellano-leonés González González pitó el final del partido, el sevillismo sacó la calculadora para tener claro qué debía hacer su equipo si no quería dejar escapar la cuarta plaza a manos del Villarreal o el Athletic Club. Pero ese empate con la Real Sociedad traía aparejado que el equipo donostiarra ya sólo podía sumar 68 puntos en esta Liga, por los 69 que ya atesora los de Sampaoli. O lo que es lo mismo, que el Sevilla no puede bajar ya de la sexta posición. Acabó de renovar su pasaporte europeo. Y lo hizo con el aire discreto del sevillanito que acude a la Comisaría de la Alameda un martes cualquiera a tal efecto. La noticia es que ya no es noticia.

Y aunque la clasificación continental sea de obligado cumplimiento para un club que maneja esta temporada un presupuesto por encima de los 140 millones de euros, no deja de tener su valor si se contextualiza. Desde 2004, que cortó una sequía de nueve años sin cruzar la frontera para jugar un partido oficial, el Sevilla Fútbol Club sólo ha fallado una temporada en el frente europeo. Fue en la campaña 2012-13, ya que en la Liga anterior, la que empezó con Marcelino García Toral en el banquillo y acabó con Míchel, el equipo de Nervión acabó noveno con 50 puntos.

Acabó en idéntico puesto y con los mismos puntos en la Liga posterior, la que tuvo a Míchel y Emery como técnicos, pero se vio beneficiado por las exclusiones de Málaga y Rayo por parte de la UEFA para ingresar en la Liga Europa tras dos rondas previas.

Desde entonces, encadena un lustro inscribiendo su nombre en las dos competiciones del Viejo Continente, dos en la Liga Europa (ganadas ambas en 2014 y 2015), otras dos en la Liga de Campeones (la primera sirvió para la quinta Liga Europa) que serán tres si confirma su cuarta posición final en el presente campeonato.

En mayo de 2004, el Sevilla de Joaquín Caparrós se encontró llovida del cielo la posibilidad de meterse en la Copa de la UEFA. En la penúltima jornada, ganó en Albacete pero necesitaba que el Atlético de Madrid pinchara en casa ante el Zaragoza. Los colchoneros dominaban 2-0, pero dos tantos de Delio Toledo en los últimos minutos hicieron que los sevillistas dependieran de sí mismos por el goal average ante los madrileños. Si vencían a Osasuna en Nervión, Europa los esperaba. Y la Puerta de Jerez.

El gol de Julio Baptista bastó ante un Osasuna sobreexcitado a pesar de que no se jugaba nada. Al menos, en la tabla. Acabó decimotercero a siete puntos del descenso. El partido tuvo una tensión que ya hubieran querido posteriores partidos europeos con objetivos más nobles en juego. La conocida foto del camerunés Webo mordiendo la mano de Javi Navarro ilustra lo que sucedió en la hierba.

Desde esa celebradísima victoria, el Sevilla ha jugado 138 partidos oficiales en los diferentes frentes europeos: Copa de la UEFA y Liga Europa, Liga de Campeones y Supercopa de Europa. Antes de esa cita con Osasuna, eran 30 los partidos continentales que contenía el club en su palmarés. Ha multiplicado por más de cinco su bagaje en estos 13 años.

En el balompié nacional sólo el Real Madrid y el Barcelona, los clubes que giran en una órbita exclusiva, no han fallado jamás en su cita anual con los torneos que organiza la UEFA desde ese 2004. Tras ellos figura el Sevilla. Valencia, Atlético, Athletic... Todos han faltado alguna temporada. Un vistazo a otros campeonatos enfatiza la dificultad de esa regularidad: el Milan, ya fuera de Europa esta temporada, se las ve y desea para recuperar su estatus en la presente Serie A. También su vecino, el Inter, lo tendrá difícil para la Liga Europa.

Un apunte que ilustra la solidez estructural del club de Nervión, aun reconociendo sus vaivenes en los proyectos deportivos. Su peso específico es tal hoy, que una mala inercia lo ha llevado a pelear por la UEFA y un batacazo equivale a una novena plaza.

Llega mayo. Es tiempo de presentar la Declaración de la Renta. Y para algunos, de renovar el pasaporte.

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