Desde mi córner
  • Convendría buscar el origen de la tremenda ola de mala educación que reina en la calle

Lo de Vallecas, un ejemplo de mala educación

TODO viene derivado de la mala educación reinante en esta sociedad nuestra. Eso de que algo habremos hecho mal para este estado de cosas se queda corto, pues lo más probable es que hayan sido muchísimas las cosas que hemos hecho mal para que un homínido haga lo que hizo el rubito teñido de Vallecas el lunes por la noche. Hasta ahora se había visto un amplio número de gestos inadecuados en un estadio, pero lo del lunes...

Contribuyó la cercanía, la poca distancia del banco de pista vallecano con la yerba, para un gesto que ha dado la vuelta al mundo y que dejó en magnífico lugar la templanza de Lucas Ocampos para reaccionar como reaccionó. Hasta ahora, en campos de esa talla se habían visto hasta paraguazos al linier de turno, pero lo del índice en el ano del futbolista ha entrado de lleno en el Guinness de los actos inadecuados y hace pensar en qué punto hemos fallado para especímenes así.

Tuvo suerte el del dedito en que la cosa no tuviese la respuesta que merecía, en encontrarse con un hombre que a tope de pulsaciones se comportase como si nada. ¿Y ahora, qué? Nos preguntamos que cuál será la reacción de la autoridad competente, que no tiene por qué ser la futbolística. Este hecho sobrepasa todas las líneas rojas y entra de lleno en la jurisdicción ordinaria. ¿Qué culpa tiene el fútbol de que hayamos criado maleducados como el rubito teñido de Vallecas?

El drama es la mala educación reinante y por ahí poco tiene que hacer la autoridad deportiva. De hecho, cuantas multas ponen a los clubes como responsables subsidiarios del comportamiento de su clientela no sirve de freno a dichas salvajadas. Lo del pasado lunes en Vallecas es igual de grave que los insultos racistas y que los agravios a coro a árbitro y jugadores. Alguien calificó a los públicos de monstruos sin cabeza, pero lo del índice en el ano de un futbolista...

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