Amateurismo total (9-1)

Copa del Rey · Sevilla FC-Formentera · La Crónica

El Sevilla exhibe su fantasía con una goleada en el trámite copero ante el débil Formentera.

Con apenas dos defensas específicos en el campo, el equipo de Sampaoli se nutrió de la movilidad de Vietto y Ben Yedder

El Sevilla-Formentera, en imágenes.
El Sevilla-Formentera, en imágenes. / Antonio Pizarro
Texto: E. Florido / Fotos: Antonio Pizarro

21 de diciembre 2016 - 22:47

sevilla/Ni carácter de entrenamiento tuvo el trámite entre el Sevilla y el Formentera. El sistema actual de la Copa del Rey propicia este tipo de encuentros que más bien parecen partidos de exhibición como los que abundan ahora por el parón de Navidad. Pero medirse a un rival de Tercera División es parte del rédito de estar asentado en la élite española disputando la Liga de Campeones. Y el resultado fue un partido con pocas conclusiones que sacar, más allá de la ocasión que disfrutaron para lucirse aquellos que tienen más necesidad de ello por falta de protagonismo. La cita, casi con más familiares y aficionados del Formentera que locales, sirvió para que los menos habituales se divirtieran, se sintieran tímidamente importantes. Y también valió para comprobar cómo ha asimilado totalmente ya este Sevilla la idea sagrada de Jorge Sampaoli, la ley del respeto al balón sobre todas las cosas. El Formentera, incapaz física y técnicamente, no resistió ni un cuarto de hora. Ganso abrió la lata en el minuto 14 y se produjo una cascada de fútbol de salón.

El propio brasileño fue uno de los atractivos de la noche, con sus pases interiores, sus taconazos, esa inconstante elegancia que tiene a la hora de acariciar el cuero... La fría noche era propicia para ese fútbol de salón que tanto le gusta al peculiar jugador sevillista, y su gol, al rematar con la izquierda sobre la marcha un pase de la muerte de Kranevitter, que había recibido un excelente balón de Ben Yedder, fue como una premonición de lo que iba a suceder. El resultado final era más propio de una liga de fútbol de barrio, como un homenaje a ese amateurismo que proclama cada vez que puede Jorge Sampaoli. Para que no le faltase un perejil al festival, el Formentera se fue con su golito del honor en la maleta de vuelta, obra de Gabri tras una combinación entre el coriano Juan Antonio y el capitán Michael.

No se puede decir que fuera una reivindicación de los dos delanteros del Sevilla en pleno carrusel de nombres para reforzar el ataque. Pero Vietto y Ben Yedder bien que agarraron sus balones, como un niño su regalo de Reyes, como dormía Ganso cuando soñaba con ser futbolista... Tres goles hizo el argentino y tres goles hizo el franco-tunecino. Otra vez, ambos se complementaron de maravilla, con generosidad, con dinamismo, con un Ben Yedder que en la primera parte salió mucho del área para convertirse en un pasador y un Vietto con hambre y pegada. Fueron la punta del iceberg de la puesta en escena de la fantasía de Sampaoli. Sin rival enfrente, el disfrute del fútbol.

Correa sufre una entrada.
Correa sufre una entrada. / Antonio Pizarro

Fue una divertida anarquía. Con apenas dos defensas específicos en el campo, Rami y Kolodziejczak, el Sevilla realizó una nueva disertación ofensiva, con muchos kilates menos que ante el Málaga, obviamente, pero igualmente divertido para un público poco exigente. Un fútbol para disfrute de los niños. Pero esa anarquía es engañosa, porque si algo está demostrando Sampaoli es que su equipo se agarra perfectamente al campo, de forma distinta además, dependiendo de quién sea el contrincante. Bajo un esquema de 3-4-3, con Kranevitter de nuevo como central diestro y con mucha salida ofensiva (central-lateral se podría decir), Kiyotake, Iborra, Ganso y Sarabia en el eje y el trío formado por Correa, Ben Yedder y Vietto arriba. En esta ocasión, Correa, protagonista en la ida, no tuvo la fortuna del gol, aunque sufrió un penalti y participó en la ejecución de varios de ellos.

El 2-0 fue una exposición de lo bien que se asocian Ben Yedder y Vietto, asistente y goleador en este caso. El 3-0 fue la devolución del favor del argentino al francés: córner botado por Kiyotake y peinado por Vietto que remachó Ben Yedder en el segundo palo. En el 4-0, Ben Yedder de nuevo inició la jugada con un centro desde la derecha que concluyó con un disparo ajustado al palo Sarabia. Pero no sólo se nutrió el Sevilla de su dinámica pareja de ataque. Correa estuvo muy activo desde la mediapunta, Kiyotake también apareció desde el flanco derecho, más fugazmente. Ganso tuvo varias apariciones estelares, como su taconazo a Kiyotake en el 8-1, Sarabia obtuvo premio a su pujanza con otro gol y Borja Lasso, ya en la segunda parte, se unió al carrusel de la fantasía con un precioso pase a Sarabia en el 7-0, obra de Ben Yedder, que haría otro, tras una delicia de tacón de Ganso a Kiyotake, para igualar con Vietto.

La ley del balón se impuso con contundencia, casi sin maldad. En la anarquía ofensiva de Sampaoli se debe obediencia ciega al buen trato al balón. Es su verdadero orden, su canon intocable. Y por ahí, y por la buena disposición en el campo, que no todo es fantasía, el Sevilla puso sobre el césped su calidad ante el impotente Formentera. E hizo grato el trámite.

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