Desde mi córner
  • Es inexplicable que el lebrijano haya vivido hasta los 23 años fuera del gran escaparate

Isaac, cero patatero para los cazatalentos

SEGUNDA victoria consecutiva y la sensación argumentada de que el viento ha cambiado y que ya sopla de popa. Tras el triunfo en Vallecas llegaba un complicado trayecto que tenía al Atlético de Madrid como primer puerto puntuable. Nada menos que la tropa del Cholo, ese rival que había salido vencedor en dos compromisos muy recientes, con lo que el panorama se antojaba ciertamente difícil, pero fútbol es fútbol, ni más ni menos.

Y en esas estábamos cuando nos encontramos con el mejor Sevilla del año. Saliendo enrabietado y bajo el impulso de esa nueva bandera que atiende por Isaac Romero, el Atleti no tuvo otra salida que replegarse y capear el temporal como buenamente pudo. El lebrijano batió a Oblak en un alarde de decisión y de ir a la pelea con los ojos bien abiertos, estrelló un pelotazo en la escuadra y obligó al esloveno a la parada de la noche en otro testarazo a quemarropa.

Un suceso este chaparrito que encara el fútbol con la verdad del esfuerzo y de la generosidad por delante. Un hallazgo este Isaac Romero que tan en entredicho ha dejado al cuerpo de directores deportivos, secretarios técnicos, veedores, demás parientes y afectos por haber tardado tanto en encontrar un diamante como éste. Que Isaac haya jugado en campos de polvareda hasta los veintitrés años debe considerarse delito grave por el que deberían purgar los cazatalentos.

Fue el hombre de un partido que repitió lo que anteriormente hizo en Vallecas y que llevó a su equipo en volandas hacia un triunfo que debe ser plataforma de salida hacia un tiempo mejor, más acorde con la entidad del Sevilla. Y con Isaac, el atisbo de mejoría en el sistema defensivo, desde el acierto de Nyland en el duelo con Morata al oportunismo de Navas sacando de la raya un balón que entraba. Día grande del Sevilla y vuelvo a lo de ¿dónde estaban los cazatalentos?

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