Ganso rubrica una gran mentira (0-1)

laliga santander

El Sevilla, gracias a un gol en una sutileza del brasileño, se lleva un triunfo de Getafe que aún debe andar preguntándose cómo lo logró

El equipo de Berizzo protagoniza un juego pobrísimo, pero gana al final

Los jugadores del Sevilla celebran el solitario gol de Ganso.
Los jugadores del Sevilla celebran el solitario gol de Ganso. / Inma Flores
Francisco José Ortega

28 de agosto 2017 - 09:12

Definitivamente, el fútbol es sólo el resultado, única y exclusivamente ganar. El Sevilla se vuelve de Getafe con una sonrisa de oreja a oreja gracias a un toque sutil de Ganso en un pase raso, nada brillante, de Mercado. Con eso le bastó para sumar tres puntos en un partido pésimo, sin capacidad para imponer su juego en ningún momento y provocando una seria preocupación en todos los suyos por lo que se viene a lo largo del presente curso. Pero esto es así, un solo chispazo, una presión de Muriel donde nadie fue con anterioridad para forzar el error del adversario; a los forasteros les bastó y les sobró con eso para hacer el pleno en un estadio donde rara vez ha conseguido imponerse.

Para que nada le faltase al guiso, también se le puede añadir un condimento más para quienes piensan a estas horas que este triunfo del Sevilla está construido sobre una gran mentira. Precisamente Mercado y Ganso, los actores principales de la jugada del cero a uno, habían sido dos de los peores de los 14 hombres que puso Eduardo Berizzo en liza. Y, conste, eso tiene un especial demérito, pues fueron muchos, más del 50 por ciento de ellos, los que se hicieron acreedores a ese dudoso honor de haber sido los que habían protagonizado un juego más mediocre.

Porque este Sevilla, vaya por delante, sólo provocó desesperanza entre los suyos. El equipo de Berizzo no tuvo ningún plan en Getafe. Quiso tocar pero jamás lo consiguió; fue incapaz de tener salidas peligrosas al contragolpe más allá de dos acciones de Nolito en los estertores del primer periodo y de la arrancada de Muriel cuando ya estaba el tiempo casi consumido y el marcador con el cero a uno que sería definitivo; fue una máquina de regalarle balones al rival en el centro del campo; apenas tuvo salida por los costados a pesar de la presencia de Jesús Navas y de Nolito en los mismos; ni siquiera fue capaz de provocar algo de inquietud en Cala y los suyos en las escasas opciones a balón parado de las que dispuso; jamás llegó a conectar con Ben Yedder en algún último pase que siquiera le permitiera atisbar la posibilidad de hacer daño al recién ascendido...

Se pueden contabilizar en el debe un montón de aspectos a mejorar por parte de Berizzo y de su cuerpo técnico después de apostar por un centro del campo en el que Guido Pizarro era el ancla por detrás y tanto Krohn-Dehli como Ganso los teóricos, vamos a dejarlo en eso, encargados de enlazar con las zonas más avanzadas del tablero. Sí existió un aspecto en el haber y es precisamente el que más carga de negatividad había tenido a lo largo de todo el fútbol de pretemporada. La presencia del danés Kjaer le dio a la defensa una seguridad considerable tanto cuando tuvo a Pareja como compañero como cuando fue Lenglet el que se situó a su izquierda tras los problemas físicos del argentino que obligaron a sustituirlo en el intermedio.

Esa defensa, con Guido Pizarro ayudando siempre en la tarea de tercer central por el medio, sí estuvo sólida en casi todo el encuentro y sufrió mucho menos de lo que hubiera sido normal ante la escasa ayuda de ese centro del campo con Ganso. Pero Kjaer estuvo imperial también en los balones aéreos y sólo un desajuste puso en peligro mayúsculo a Sergio Rico con la clarísima ocasión de Amath. También después otro error de Mercado al tirar la línea del fuera de juego obligó al guardameta a hacerle un paradón a Jorge Molina antes del descanso. Pero el Getafe tampoco añadió muchos más méritos arriba para haberse puesto por delante y el último susto no llegaría hasta que ya con 0-1 Sergio Rico tuvo que volver a salvar ante el delantero ex bético.

Las imágenes del Getafe-Sevilla
Las imágenes del Getafe-Sevilla / Inma Flores

Son las acciones que se produjeron en el interior de las áreas, muy pocas también, pero peor aún fue el balance de lo que acontecía en el centro del campo, donde uno y otro equipo perdían la pelota con asiduidad y sólo Pizarro trataba de romper las líneas algunas veces con conducciones. Pero al final se topaba con que no tenía ningún acompañamiento por parte de quienes vestían igual que él. Jesús Navas, por ejemplo, no era capaz de dar un paso al frente para salir de la cueva del extremo derecho y protagonizar algún desborde; Nolito se caía continuamente cada vez que hacía el primer control, ya sea por falta de físico o por cualquier circunstancia; y Ganso se limitaba a pulular por allí.

Pero este juego tiene esas cosas y sólo podía tener una rúbrica para la gran mentira en la que se convierte en no pocas ocasiones, una de ellas, sin duda, en este Getafe-Sevilla. Si alguien se tenía que encargar de ello era precisamente Ganso, un cero a la izquierda durante los ochentaytantos minutos anteriores. Muriel fue a hostigar a Guaita en un balón cedido atrás por la defensa local, el despeje del guardameta no fue bueno y Sarabia lo puso en juego hacia Ganso, el brasileño se quedó un balón trastabillado que casi pierde y después, eso sí, tuvo la calidad para desviar el centro de Mercado al sitio justo. El Sevilla se había llevado tres puntos de Getafe y aún debe andar preguntándose cómo lo hizo.

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