'Endurance' y el factor Sarabia

La cultura del físico se cultiva en la Premier y las marcas fijas son el peor antídoto

El talento contrarresta

'Endurance' y el factor Sarabia
'Endurance' y el factor Sarabia
Jesús Alba

14 de septiembre 2017 - 09:54

No le pasa sólo al Sevilla. Cualquiera que se enfrenta con un equipo inglés, de los de primera línea además, se encuentra con la diferencia en la calidad física se convierte en un listón casi más insalvable que la calidad técnica. Además de pagar a precio de oro a los mejores del mundo, en la Premier League la cultura del físico es un valor añadido. Lo comprobaron los juveniles a las seis de la tarde y lo suscribieron los profesionales -redondeando- de nueve a once, aunque más bien hasta las diez, porque la segunda parte la cosa cambió al entender el Sevilla que el paso era hacia delante y no hacia detrás.

En los clubes ingleses, figurando en unos staffs interminables, aparecen nombres hasta aburrir. Aparte del preparador físico, que está en el departamento que corresponde al entrenador, todos los clubes tienen un jefe de Endurance, con no menos de diez o doce técnicos trabajando en esa misma sección con los mejores medios tecnológicos e innovadores imaginables de que se pueden disponer. El resultado es un futbolista más rápido, más fuerte, más explosivo, que sale ganador en todos los duelos, que llega siempre una o dos décimas de segundo antes que el rival y que, además, es inteligente y llega fresco para tener la mente clara en la fase crucial de este deporte, la toma de decisiones.

Berizzo invirtió el triángulo y naufragó; volvió a poner dos vértices arriba y ganó

El Liverpool, recordando al paso el año pasado del Manchester City de Jesús Navas por Nervión, pasó por encima de los jugadores del Sevilla y del planteamiento de Berizzo durante toda la primera mitad. Y no sólo eso, sino que el método del argentino esclaviza tanto al centro del campo que esa diferencia física se agrandó más aún si cabe. La figura bielsista de establecer marcas fijas e individuales para los tres hombres del medio, con Banega ayer como vértice ofensivo (invirtió el sentido del triángulo con respecto al partido ante el Eibar) dejó mucho más espacio a la potencia física de los reds. No es que ordene seguir a un jugador por todo el campo, pero sí estar cerca, siempre cerca, y eso produce muchos momentos de descoordinación. Si Banega dejaba al suyo (Henderson) porque tenía que salir a tapar una salida de un central que había superado la línea de presión de Ben Yedder, N'Zonzi le daba metros a su par para no dejar recibir con comodidad al que deja el argentino, pero resulta que una vez superado, el repliegue lo hace volviendo a seguir a su marca encomendada... Así se generan los espacios, así se cruzan jugadores con la misma camiseta como en un baile de sevillanas y así llegó el desmarque de Alberto Moreno, previo toque de Henderson, en el primer gol de Firmino.

Eso se repitió toda la primera parte, con un Pizarro abrumado ante un ritmo de juego que jamás pudo conocer en la liga mexicana, pero la fórmula mágica fue invertir el triángulo, algo que nunca se sabrá si lo provocó la lesión de Pizarro o si se hubiera quedado en el limbo de las cosas que nunca ocurren. El caso es que el factor Sarabia apareció, N'Zonzi demostró una vez más que distribuye mejor solo que acompañado (también pasaba el año pasado con Kranevitter o Iborra) y el Sevilla se encontró más cómodo con dos interiores, con un Sarabia más cerca de Banega y despertando a Correa de su letargo.

El fútbol son sensaciones y las armas hay que combatirlas con armas. Los ingleses, que en físico logran los mejores resultados, tienen desde hace mucho tiempo una carencia que pretenden comprar pero que nunca conseguirán fabricar: el talento, el juego por bajo. Por eso lo importaron con David Silva, Mata, Cesc...

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