Un piso-piloto para nostálgicos

Narciso Rodríguez, director técnico de Inmobiliaria del Sur, tiene más de ocho mil objetos de la Expo Un plato de Alberti, inéditos de Marmolejo, la maqueta del pabellón de Japón

Un piso-piloto para nostálgicos
Un piso-piloto para nostálgicos
Francisco Correal

27 de octubre 2013 - 05:03

Una aventura de Colón en los dominios de Hernán Cortés. Narciso Rodríguez Chaves (Castilleja de la Cuesta, 1948), arquitecto y director técnico de Inmobiliaria del Sur, es el comisario de un insólito pabellón en el centro de Castilleja. Con la coreografía de la vecina Ikea, regenta un piso-piloto en el que uno puede recorrer la Expo 92 sin salir de este apartamento. Todo, incluido un cuarto de baño con una toalla de Bélgica, remite a aquel certamen. Y todo empezó porque a Rafael, el pequeño de sus tres hijos, le dio por coleccionar pins.

Son más de ocho mil objetos. Por la armonía conyugal, su esposa, Juana, gaditana de Arcos a la que conoció en las Irlandesas de Castilleja, le sugirió que se buscara un espacio autónomo para tanto recuerdo, abalorio o cachivache, según se quiera.

Pasen y vean. En la escalera principal, Narciso enmarcó todos los dibujos originales de la Cabalgata que dirigió Joan Font. Marmolejo diseñó las maquetas de lo que serían regalos para autoridades. Fueron descartadas por su elevado precio, pero Narciso se quedó con el inédito original. Sí se aceptaron dos llamadores fundidos en bronce, bañados en oro, réplicas en miniatura de la aldaba de la puerta del Perdón. Que conviven con un plato de Alberti de una serie exclusiva de 300.

Hay objetos, como los coches, que fue a Francia para comprárselos a su fabricante, o que consiguió en el Jueves, caso de un cartel curiosísimo datado en la Expo de un indio de Kansas City, ciudad a la que el alcalde Félix Moreno de la Cova hermanó con Sevilla. "Un chaval lo había reservado por cinco euros y lo le di treinta al vendedor".

Los cinco sentidos de España en un maletín que se entregaba a los presidentes de las comunidades autónomas en el día respectivo. "Ardanza no quiso el suyo, se lo dio a su secretaria y yo lo conseguí". En el apartamento se oye música del espectáculo del lago.

El director de la obra de derribo del pabellón de Japón le entregó una maqueta a escala de la obra diseñada por Tadao Ando para su posterior demolición. Hay cajones monográficos: gafas, castañuelas, tomavistas, relojes, barajas de cartas y abanicos con la fecha de cada día: el de Canadá, 1 de julio de 1992; el de Castilla y León, 11 de julio, corrida de toros incluida. Una colección impresionante de cedés, una suerte de caja negra de lo que fue la Expo, entre ellos el de la fiesta de moros y cristianos en la que participó Jacinto Pellón. Con él tuvo más trato que con Olivencia. "Pellón me encargó que en un espacio suelto hiciéramos un pabellón del Aceite". Desde el sector inmobiliario, le consta que la Expo encareció el precio de los solares. Terminado el certamen, su empresa adquirió los del pabellón de Suecia -lo tiene Extenda en alquiler- y el zoco, hoy Edificio Einstein. En lo que sería el dormitorio, un armario lleno de ropa, con los uniformes de Victorio & Luccino para los azafatos, masculino de azafata que cobró carta de naturaleza, como los teléfonos móviles, en la Expo 92. El comisario de este pabellón de la nostalgia enmarcó pañueños de las azafatas de Alemania y de Holanda y un bellísimo cuadro de Ahmed ben Yessef con una estampa del pabellón de Marruecos, Fundación Tres Culturas.

Lo tiene casi todo. En el casi incluye un objeto que lleva años intentando encontrar, el pin de oro de Italia, que sí lo tiene su gran competidor y buen amigo, Manuel Hernández, uno de los miembros de este club de recuerdos que de vez en cuando se reúnen en esta casa para brindar por aquella exposición entre objetos de vajillas y cubertería del 92.

Abrecartas, pisapapeles, carteles firmados por Heinz Eidelmann -el checo autor de Curro- o Daniel Gil. Sus tres hijos siguen la estela de la construcción. Narciso es aparejador; Javier, topógrafo; Rafael, que le inculcó este dulce veneno, ingeniero de edificación. Vio otras exposiciones: Hannover, Lisboa, Zaragoza. "La Expo de Sevilla sería el Barcelona, las demás el Almería".

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