La fiesta del Rocío de la Macarena acabó con lanzamientos de botellas

El hermano mayor admite que se arrojó un cuenco de arroz a una casa, que mandó limpiar enseguida

Las personas concentradas en la puerta de la casa de hermandad, en la calle Parras.
Las personas concentradas en la puerta de la casa de hermandad, en la calle Parras. / Emergencias Sevilla

La jornada de convivencia de la hermandad del Rocío de la Macarena acabó con el lanzamiento de botellas y objetos contra la vivienda de una vecina, a la que confundieron con una de las personas que llamó al 112 denunciando el ruido y el consumo de alcohol en la calle. Así figura en el informe que elaboró el mando de la Policía Local que intervino para disolver la fiesta que se celebraba el domingo en la casa de hermandad, ubicada en la calle Parras. Este periódico ha tenido acceso al parte, que indica que la Policía Local fue requerida por la centralita del teléfono 112, que recibió varias llamadas alertando del ruido y la concentración de personas bebiendo en la vía pública. Estas llamadas se recibieron a partir de las cuatro de la tarde.

La Policía Local envió en primer lugar una patrulla de la Línea Verde, con dos agentes de paisano. Estos policías observan al llegar que hay colocados unos tiradores de cerveza y que se venden refrescos en la casa de hermandad. Los agentes solicitan a los responsables de la misma la licencia de ocupación y de actividad, que obviamente no tienen al no tratarse de un bar. Al ver la cantidad de personas -había más de cien- que hay en el inmueble y en la puerta, los agentes piden refuerzos y se presentan varias unidades más. Según refleja el informe, se produce un pequeño altercado entre algunos miembros de la hermandad, que increpan a algunos policías y llegan a señalar a una persona que creen que es la denunciante. A continuación se lanzan botellas hacia la vivienda de esta mujer, que resulta que no era la denunciante.

El informe policial dice que se precintó el bar por venta de bebidas y ocupación de la vía

El parte añade que es el hermano mayor, José Romero, el que pone cordura e incluso recoge los objetos lanzados. Finalmente se clausura el ambigú de la hermandad por venta ilegal de bebidas y ocupación de la vía pública. Este periódico contactó ayer con la hermandad para ofrecer su versión de los hechos. El hermano mayor admitió que hubo algunas personas que "se pasaron" cuando el local quedó desalojado y reconoció que una persona arrojó un cuenco con arroz a la casa de la vecina, y que inmediatamente él mismo ordenó que se recogiera y se limpiara.

José Romero también describió la discusión que mantuvo con los policías locales, que le insistieron para que desalojaran el local a las cinco y media de la tarde y que tanto él como los agentes elevaron el tono de la discusión, pero que finalmente se pidieron disculpas mutuamente. El hermano mayor consideró desmesurado el despliegue policial, puesto que llegó a contar 14 vehículos de la Policía Local en la calle Parras la tarde del domingo. "Es cierto que había personas en la calle, yo he contado hasta 26 en las distinas imágenes, que estaban fumando y bebiendo en vasos de plástico. Me pareció excesivo que precintaran el ambigú y además que nos insistieran en que lo hiciéramos sin darnos margen de tiempo apenas, porque la gente ya estaba saliendo. Eso provocó que algunos se pusieran a cantar en la calle, como muestra de disconformidad. Es cierto que hubo alguno que se pasó, pero yo eso no lo puedo evitar. Allí estaba la Policía para tomarle los datos".

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