El atropello de Tablada se cierra con penas de dos años de prisión
Los padres del niño que murió recibirán una indemnización de 142.847 euros, parte de la cual pagarán los tres imputados para evitar su ingreso en la cárcel
Ninguno de los tres conductores que se vieron implicados en el atropello del niño de nueve años Christian Serrano, cuando éste presenciaba unas carreras ilegales de coches en la pista del antiguo aeródromo de Tablada, acabará en la cárcel.
La Fiscalía de Sevilla y la acusación particular, que solicitaban penas de entre 30 meses y cuatro años de prisión para cada uno de los imputados, modificaron ayer sus conclusiones provisionales y redujeron a dos años la pena solicitada, lo que evitó la celebración del juicio. Los tres acusados, José María S. P., Sergio D. M. y Jesús A. V., mostraron su conformidad con la nueva petición, que incluye además el pago de una indemnización a los padres de 142.847,55 euros, superior al baremo que marca la ley del seguro.
De esta indemnización, cada uno de los acusados deberá abonar 10.000 euros y del resto -112.847,55- deberán responder las compañías aseguradoras de los vehículos involucrados en el suceso. El juez dictó sentencia in voce en el mismo acto del juicio y advirtió a los tres jóvenes que deben pagar su parte de la indemnización porque, de lo contrario, "no pueden ni soñar con la suspensión de la condena", un beneficio que les permitirá eludir la cárcel porque la pena es de dos años y no tienen antecedentes.
El accidente se produjo en la tarde del 5 de diciembre de 2004, cuando el menor Christian Serrano presenciaba con su tío y unos primos las carreras en el antiguo aeródromo. Dos vehículos, ambos de la marca Seat Ibiza, estaban corriendo cuando un Mercedes irrumpió en la calzada e impactó con uno de los coches que, a su vez, se desvió de su trayectoria y alcanzó al otro Seat Ibiza. Este coche se desplazó hacia la zona donde se hallaba el público y atropelló al niño, que murió prácticamente en el acto por un traumatismo craneoencefálico severo.
Al juicio asistieron el padre y los abuelos del menor, que llegaron a entrar en la pequeña sala de vistas de los juzgados. La falta de espacio para la prensa y el público llevó al juez Rafael Díaz a pedir disculpas al inicio del juicio porque, según dijo, todos son conscientes de que "no hay buenas salas de vista en esta capital".
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