Real maestranza: La restauración de la arquería del XVIII
Un modelo de conservación. Un ejemplo de mantenimiento de un Bien de Interés Cultural de titularidad privada. Una apuesta continua por el cuidado de los detalles aparentemente menos importantes. La Real Maestranza comienza la restauración de la arquería de la plaza de toros construida en el siglo XVIII, un proyecto ambicioso que incluye desde la recuperación del esplendor arquitectónico de las estructuras al tratamiento de las ménsulas, desde los sistemas de sujeción internos al tratamiento del mármol de las columnas. La restauración, que dirige el prestigioso arquitecto José Antonio Carbajal Navarro, comprende en esta ocasión la fase destinada a los arcos pares, del 44 al 66. Supone una inversión que ronda los 500.000 euros y que, en ningún caso, altera la celebración de la temporada taurina. Anteriormente se han restaurado los arcos del 1 al 33 (2015-2016) y los pares del 2 al 42 (2016-2017). Los arcos que ahora se restauran están construidos bajo la dirección de Vicente de San Martín, entre 1781 y 1785.
La plaza de toros de la Real Maestranza está catalogada con el máximo nivel de protección urbanística, por lo que ha sido necesario el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta de Andalucía. El estudio previo de esta arquería ha ofrecido datos interesantes sobre sus materiales y técnicas de construcción. En las fábricas se emplearon dos tipos de ladrillos cerámicos y en las columnas han aparecido mármoles italianos de extrema pureza de color y grano, también mármoles de Macael con mayor o menos número de vetas grises y grietas y hasta determinadas piezas cuyo material no deja de ser una caliza ligeramente cristalizada. El proyecto incluye un minucioso estudio del estado de conservación de los tirantes aplicados a los arcos, que en algunos casos han dejado de cumplir su función, por lo que se requieren medidas correctoras. Llaman la atención las ménsulas y mascarones que se ubican en las claves de los arcos, moldeados manualmente mediante el tallado artesanal. El interior de los arcos presenta interesantes estructuras de madera que también han sido objeto de estudios previos. Sirven de soporte a la cubierta de tejas árabes a dos aguas. La madera utilizada en estas estructuras es de pino nacional, que en algunos casos presenta pudriciones, afecciones de carcomas y otras patologías que serán tratadas.
El proyecto comprende la demolición de los tirantes y zunchos que no cumplen su función y de todas las medidas necesarias para corregir en columnas y arcos problemas de arenización estabilización, fisuras, agujeros, humedad, volcamiento, manchas de óxido, desplazamiento, etcétera. Esta nueva fase de restauración de las cubiertas firma parte de un programa de trabajo ya iniciado durante la tenencia de Javier Benjumea al frente de la institución nobiliaria. Previamente, Alfonso Guajardo Fajardo, siendo teniente de hermano mayor, también promovió importantes y ambiciosos proyectos.
Esta nueva intervención, que se ejecuta siendo teniente Santiago León, es absolutamente fiel al programa estético y a la naturaleza de los materiales de construcción de una plaza que obedece a un complejo proceso que, de alguna forma, permanece abierto desde el siglo XVIII hasta hoy, como ocurre con otro gran edificio como la Catedral. Eso ha permitido promover varias reformas sustanciales en los últimos años sin que la impronta del edificio, que debe su actual configuración a la reforma regionalista que firmó Aníbal González en vísperas de la exposición de 1929, varíe lo más mínimo. La Real Maestranza continúa así con la reforma de las gradas realizada entre el otoño de 2008 y el invierno de 2010.
Esas operaciones redujeron el número de filas de las localidades cubiertas de toda la plaza adecuando la estética, la seguridad y la comodidad de los espectadores sin dejar de ser fieles a la historia del edificio, sin que en ningún momento se provocara ninguna polémica.
Esta última obra fue el tramo más complejo de una serie de trabajos iniciados en 2005 que incluyeron la reapertura de la antigua Puerta del Despeje, tal como avanzó este periódico en su día, para dar acceso a la nueva enfermería, trasladada de su anterior emplazamiento junto a la Puerta del Encierro para restituir una escalera perdida en el espacio liberado que -a su vez- fue empleado para ampliar el museo y albergar la impresionante colección de estampas taurinas que posee la Casa.
El propio cuerpo nobiliario precisaba el año pasado que estas intervenciones "son totalmente financiadas por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y forman parte de la intensa, minuciosa y constante labor de conservación y mantenimiento que la Corporación realiza del monumento". Hay que recordar que la plaza de la Real Maestranza de Sevilla es el resultado de un complejo proceso comenzado en 1761 en el mismo lugar en el que se habían levantado los anteriores cosos efímeros. La arquería a se terminó en 1881 y los actuales tendidos de ladrillo datan de 1915.
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