No es sólo físico lo que más duele

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En estas fechas festivas, muchas personas sufren especialmente la incomprensión del dolor crónico, una enfermedad que afecta a alrededor del 17% de los españoles

Los expertos aluden a carencias en la concienciación social sobre el alcance del dolor crónico.
Los expertos aluden a carencias en la concienciación social sobre el alcance del dolor crónico. / TusitaStudio
Silvia C. Carpallo

31 de diciembre 2016 - 04:31

El Durante la navidad el bienestar y la felicidad se dan por supuestas. Pero existen muchas personas que no pueden disfrutar de estas fechas a causa del dolor, y no un dolor emocional, sino un dolor físico que siempre les acompaña.

Se calcula que alrededor del 17% de la población española sufre de dolor crónico, y pese a lo llamativo de la cifra, todavía no se trata de una enfermedad del todo reconocida. Así Luis Miguel Torres, presidente de la Asociación Andaluza del Dolor y profesor de Anestesia de la Universidad de Cádiz, insiste en que "todavía hay muchas personas que lo consideran como un síntoma y no como una enfermedad, casi como una queja, cuando hay millones de personas que realmente están siempre pendientes de su dolor".

Un hecho que es importante recordar en estas fechas, ya que "el contraste es aún más fuerte en ese ambiente festivo, por lo que muchas personas se sienten incomprendidas por su familia o amigos, que creen que están sobreactuando y esa incomprensión hace que aumente más el dolor y el sufrimiento en general".

Según el experto, lo más importante es saber diferenciar entre un dolor agudo y un dolor crónico. Para ello, recuerda que cuando el dolor se presenta como un síntoma "es un dolor corto, el típico dolor de una fractura o una enfermedad, en las que nuestro organismo libera una serie sustancias que sirven para advertirnos de que algo va mal".

El problema es cuando ese mecanismo de distorsiona "y se altera de forma que el cuerpo sigue liberando esas sustancias de forma continua". Las consecuencias de que ese dolor persista aun cuando se haya curado la enfermedad que lo produjo y pase a ser una patología en sí mismo, dependen del tiempo que se prolongue.

"Si hablamos de años la situación es un desastre, ya que el cerebro queda completamente marcado por ese dolor, produciéndose incluso cambios anatómicos en el mismo, lo que dificulta mucho los posibles tratamientos", alerta Luis Miguel Torres.

Es por ello que el experto lanza un mensaje clave y es que "el dolor hay que controlarlo lo antes posible y de forma contundente para evitar que pase de agudo a crónico".

Si bien el problema es la falta de concienciación social, ya que se siguen escuchando mensajes como que el dolor hay que aguantarlo, sobre todo por miedo a la posible adicción al tratamiento. Torres insiste en derribar esos falsos mitos "es común el pensamiento de que si uno toma un opioide, un derivado de la morfina, se va a hacer adicto, pero si lo toma de forma adecuada por un dolor intenso controlado por su médico, no va a producir un adicción, generalmente se debe más a problemas de tipo social o personal que por el propio dolor."

Por ello su recomendación pasa por acudir al médico de Atención Primaria cuando el dolor se ha prolongado más de siete días. Si bien por norma general, el médico de familia resolverá el problema, en casos más complejos se derivará a una Unidad del Dolor.

Sobre las mismas, Miguel Ángel Merino, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla, explica que se trata de "equipos multidisciplinares de profesionales de la salud,", en los que se hace un diagnóstico más exacto tanto de la enfermedad, como "del mejor tratamiento para establecer una estrategia personalizada para controlar su dolor". indica el experto.

Procesos más comunes y terapias

Merino recuerda que "vemos pacientes con dolor de muchas etiologías: fibromialgias, dolores neuropáticos, cefaleas, regionales complejos, etc." Ampliando más el espectro, el experto expone que "los procesos más habituales son los dolores del aparato locomotor de naturaleza artrósica y artrítica, siendo los dolores de espalda y articulaciones como la rodilla los más frecuentes", por lo que el 98% de los pacientes con dolor crónico no son oncológicos. Respecto a los tratamientos, Miguel Ángel Merino relata que si bien no hay novedades en cuanto a vías de acción, es decir, los derivados de la morfina y de la aspirina, los llamados AINE (antinflamatorios no esteroideos), sí hay mejoras en cuanto a su administración, por vía transdérmica e intranasal. "Son importantes también las novedades terapéuticas de medicina física, como las nuevas formas de radiofrecuencia, neuroestimulación y aplicación de medicina física al tratamiento del dolor: PENS, Iontoforesis, magnetoterapia etc.".

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