SEGURAMENTE cuando en el primer domingo de febrero visite Heliópolis el Getafe, el Betis contará con otros efectivos, Será entonces tan sólo, pues en esta cita de hoy en Son Moix cuenta Manuel Pellegrini con los de siempre, léase con esa minoría de supervivientes que eludieron la enfermería o la maldita Copa de África, que en realidad se llama Copa Africana de Naciones. O sea que un más de lo mismo esta noche en Palma de Mallorca.

Desde mayo de 2013 no pierde el equipo verde, blanco y verde en Son Moix, lo que en condiciones de normalidad podría acarrear muy buenas sensaciones. También esos once puntos que el Betis le lleva a los bermellones en la realidad de LaLiga podrían dar pie a que el envite se mire con optimismo. En sentido contrario nos encontramos con el subidón anímico de los del Vasco Aguirre tras el éxito de haber apeado de la Copa al Girona, todavía sorprendente líder liguero.

Y con todos esos antecedentes llega el Betis a la isla con la particular urgencia de ganar alguna vez como visitante. Y es que desde la inauguración liguera en Villarreal no sabe el equipo de Pellegrini a qué sabe ganar lejos de Heliópolis. Demasiados puntos a las cunetas de LaLiga tras haberse puesto por delante en el marcador han provocado que tanto galgos como podencos lo hayan adelantado por la diestra apeándolo, esperemos que provisionalmente, de la zona continental.

Estamos viviendo un tiempo de ebullición rumorológica, por lo que no sabe uno con qué Betis nos encontraremos cuando el mercado eche la persiana. Demasiadas salidas en perspectiva con el riesgo de debilitar la tropa que maneja Pellegrini dan que pensar y apenas deja sitio en la sesera para ocuparla con fútbol y sólo fútbol. Y con eso es con lo que el Real Betis Balompié se da de cara cuando den las nueve en todos los relojes de la noche palmesana. Se trata de fútbol y punto.