Desde mi córner
  • Un gol de Altimira da margen para mirar el futuro con optimismo, pero urge reforzarse

Meritorio triunfo de un Betis tan circunstancial

DESEMPEÑÁNDOSE a base de poner en escena más voluntad que solvencia, más redaños que fútbol, el Betis y sus circunstancias lograron romper con la maldita racha de los empates. Empates conseguidos mayoritariamente tras adelantarse en el electrónico que han penalizado en exceso la campaña. Y en el feudo de un flamante semifinalista copero, el cuajado de bajas Betis de Pellegrini, cobraba ganas de vivir con un gol.

Un gol de Altimira conseguido desde larga distancia y cuando el árbitro miraba el crono para ir al intermedio. Anteriormente, un testarazo de Abdón Prats fue al larguero y un tiro raso de Luiz Henrique lo atajaba Rajkovic como buenamente pudo. No hubo más ocasiones en esta fase, pero sí abundaron las colisiones áereas para que, víctima de una de ellas, Pezzella, el mayor sostén del equipo en este curso tan rico en ausencias, hubiera de dejar su puesto a Visus.

Un contratiempo más para un equipo rico en contratiempos y que anda con lo puesto por la vida. En esta ocasión el gran Manuel Pellegrini optaba por prescindir de referencia en ataque, dándole a Fekir una labor errabunda para la que aún no está a punto. Estábamos en una encrucijada que hacía pensar en un buen final para el Betis, incluso cuando Muriqi apareció para intimidar a una defensa en tenguerengue, pero que se las tuvo tiesas en la batalla aérea.

Pero en este Betis tan circunstancial no hay maniobra que no pase por las botas de Isco, ese futbolista milagro que cayó en Heliópolis para fortuna de la causa verde, blanca y verde. Y como bien está lo que bien acaba, la cita de Son Moix no pudo rematarse mejor. Nuevamente el Betis en la pomada, pero convendría que la dirigencia tomase buena nota y no dejase pasar enero sin fortalecer las cuadernas de una nave demasiado perjudicada. A tiempo se está, ¿verdad que sí?

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