La tribuna
El poder de la cancelación
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La PAC ha sido uno de los proyectos emblemáticos más importantes de la Unión Europea. La política agrícola es uno de los marcos más acordes con los valores europeos.
A finales de noviembre del año pasado resumí mi visión de la PAC posterior a 2020, cuando la Comisión Europea publicó una Comunicación sobre el futuro de la alimentación y la agricultura. Este documento no es una propuesta legislativa - esa llegará en mayo- sino una hoja de ruta para la evolución de esta política en un futuro próximo.
El contenido responde a una serie de factores y, en particular, a la necesidad de seguir apoyando al sector, simplificar la normativa y los requisitos medioambientales.
En primer lugar, debe quedar claro que la PAC del futuro tendrá que seguir apoyando la renta de los agricultores, mediante pagos directos, medidas destinadas a evitar las crisis de "mercado" y una política de desarrollo rural que permita responder a retos fundamentales como la innovación o la incorporación de jóvenes a la profesión.
En segundo lugar, la PAC sigue siendo un entramado demasiado complicado de burocracia y carga administrativa tanto para los agricultores como para las administraciones. He agotado todas las posibilidades de simplificación de la PAC, mi prioridad como comisario, haciendo uso de todos los instrumentos disponibles. Si queremos reducir la burocracia, hemos de hacer cambios sustanciales.
En tercer lugar, la PAC debe contribuir más a los ambiciosos objetivos de la UE en materia de clima y medio ambiente. Lideramos la lucha mundial contra el cambio climático cuando otros eluden sus responsabilidades; por tanto, todos los sectores de la economía deben hacer más y la agricultura no es una excepción.
Al igual que otros estados miembros de la UE, España se enfrenta a una serie de retos medioambientales, en particular aquellos relacionados con la disponibilidad de agua, tales como la sequía y la erosión del suelo. El cambio climático y la presión sobre los recursos naturales seguirán afectando a la agricultura y originando retos para la seguridad alimentaria. Si estamos dispuestos a mitigar estos riesgos, la nueva PAC debería reflejar un mayor compromiso de la UE en favor de la eficiencia de los recursos, la protección del medio ambiente y la acción por el clima. Soy plenamente consciente del gran esfuerzo que España ya está realizando para mejorar la sostenibilidad. Ésta es una labor extremadamente importante. Los agricultores son nuestros pies en la tierra para la consecución de nuestros objetivos medioambientales. Necesitan que se les incorpore a las soluciones y se les retribuya por ello.
Proponemos lograr este objetivo de simplificación y progreso medioambiental, con el que todos ganan, dotando a los estados miembros de una mayor autonomía para el diseño de sistemas que se ajusten a su clima y prácticas agrarias. El actual sistema único no aporta suficientes resultados, ya que lo que funciona en el norte de Finlandia no lo hace necesariamente en el sur de España. Así pues, ¿cómo funcionará el nuevo sistema? Es muy sencillo: los parámetros básicos y los objetivos de las políticas se fijarán a escala de la Unión. Los estados miembros procederán luego a diseñar unos planes estratégicos de la PAC para alcanzar estas metas. La Comisión aprobará dichos planes, garantizando así que los estados obtienen el resultado exigido. No se trata en absoluto de una "renacionalización de la PAC", como se ha dicho: la Comisión seguirá de cerca la puesta en marcha de los planes e intervendrá cuando sea oportuno. Con el fin de mantener una agricultura sostenible, también tenemos que trabajar más para hacer de la agricultura una profesión atractiva para los jóvenes. En España, sólo el 5,3% de los agricultores son menores de 35 años, porcentaje algo inferior a la media de la UE (6%). Creo que el relevo generacional debe convertirse en una prioridad en un nuevo marco político. La Comunicación reconoce los considerables obstáculos a que se enfrentan los jóvenes a la hora de iniciar una actividad agrícola. Sin embargo, son los estados miembros, y no la UE, los que están en mejor posición para estimular la renovación generacional a través de la normativa urbanística, la fiscalidad, y la ordenación territorial.
Por último, la PAC tiene que ir de la mano con otras políticas de la Unión destinadas a fomentar el empleo de calidad, el crecimiento y la inversión; la política energética, la economía circular y la bioeconomía también tendrán un importante impacto en el sector, creando nuevas oportunidades; y habrá también que llevar la investigación y la innovación a nuestras explotaciones y conectar plenamente a los agricultores y las comunidades rurales a la economía digital.
Creo que estos cambios, apoyados en una PAC posterior a 2020 fuerte y sólidamente financiada, pueden tener un impacto positivo en los agricultores, nuestras zonas rurales y en nuestra sociedad en general.
Les invito a leer la comunicación y analizar cómo una política agrícola de la UE más inteligente, más verde y más dinámica puede beneficiarles así como a su familia y comunidad en el futuro.
Estoy seguro de que la nueva propuesta de la PAC beneficiará a los ciudadanos españoles aún más que el régimen existente.
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