La tribuna
Javier González-Cotta
El Grinch y el Niño Dios
La tribuna
Cierto revuelo mediático ha generado la aparición de Er Prinzipito, la conocida obra de Antoine de Saint-Exupéry, "tradusía a la lengua [sic] andalusa" por Huan Porrah Blanko, que arranca de este modo: "Una beh, kuando yo tenía zeih z'añiyoh, bi un dibuho mahnífiko en un libro a tento'e la zerba bihen ke ze yamaba Histoires Vécues (ihtoriah bibíah)". Y así 93 páginas más.
Es verdad que vivimos en un tiempo en que -menos mal- cada uno puede publicar lo que quiera, siempre que corra con los gastos o los paguen otros (en este caso, el sindicato al que está vinculado el autor). Pero cuesta entender que un doctor (por la Universidad del País Vasco) en Antropología Social, contratado por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, ignore (u oculte) las diferencias entre oralidad y escritura, que una cosa es hablar (mucho más que pronunciar) y otra escribir, que no se puede escribir como se habla, por más que como ideal estilístico se haya expresado reiteradamente tal aspiración, etcétera. No, no es posible que desconozca que durante muchos milenios el hombre hablaba, pero no escribía; que la escritura surgió para no tener que confiar a la memoria datos e información, para crear textos cada vez más complejos y diversos…; y tampoco que gracias a ella se produjo un giro radical en el desarrollo y progreso de la humanidad, hasta el punto de que nuestra cultura es básicamente cultura escrita. Aún hay bastantes lenguas sin escritura, y millones de personas que hablan idiomas que sí la tienen pero no pueden acceder a ella. Sin ir más lejos, en Andalucía, hace menos de un siglo había un 70% de analfabetos. Hace falta años para aprender y llegar a dominar un sistema gráfico, que nunca podrá ajustarse a los continuos cambios que se producen en toda lengua viva. Es una cuestión de consenso, que en gran medida se rige por el logro de ventajas y la superación de incovenientes. Si la simple eliminación de la tilde del adverbio sólo ha sido objeto de una interminable discusión, y, al final, no se ha podido imponer como obligatoria en la nueva ortografía académica, común para los centenares de millones de hispanohablantes, no creo que se pretenda en serio que los andaluces aprendan otra ortografía adicional que, además, no es que no les reporte beneficio alguno, es que para nada les va a servir. De hecho, en otra ocasión el responsable de esta versión de Er Prinzipito llegaba a la conclusión de que "la porfía de kómoehcrebí el andalú pareze otabía lehoh e zerrarze […], nehitamoh mah zeriedá en loh planteamientoh […], er porbení pal andalú deberá de yegá por nehezidá, u no yegará". Pues podemos esperar sentados a que llegue esa necesidad. Y no parece probable que surja un representante político o un responsable educativo que se empeñe en enseñar algo que, además de impracticable, los andaluces no van a querer, ni poder, aprender ¿O es que se piensa en marginarlos ("independizarlos") de una de las pocas comunidades con una idioma de cultura del que se sirven centenares de millones de hablantes en más de veinte países, y que aspiran a leer, y escribir, otros muchos que no la tienen como materno o primero?
Aunque el propio Huan Porrah reconoce que la pronunciación que, en realidad, quiere reflejar es la algarbeña (de la zona de Mijas, Málaga), se ha referido siempre a una escritura "en andalú", en general, por lo que las incoherencias y decisiones arbitrarias del resultado son aún más patentes. Así, por ejemplo, al decantarse por el ceceo (zeih, seis; zerba, selva…), se olvida de los andaluces que sesean (en la misma portada aparecen tradusío, andalusa) o no pronuncian de igual modo cesión y sesión, cima y sima, bastante más numerosos que los ceceantes. Ha llegado a afirmar que no emplea la ñ por ser "una grafía abanderada de manera muy jartible [sic] por el nacionalismo español". Porque no se crea que estamos ante un conejo que saca de la chistera ahora. Desde 2002 organiza cada dos años la Hunta/Xunta d'ëkkritorë/ehqritorê en andalú/en'andalü (entre otras variantes gráficas), celebradas en localidades cuyos Ayuntamientos parecen haber colaborado (Miha/Mixa -Mijas, Málaga-, Xiclana/Xiklana -Chiclana, Cádiz-, Kampiyoh/Qampiyö -Campillos. Málaga-, Er Paú -El Padul, Granada-, Fuhirola -Fuengirola, Málaga-), y en una ocasión en la Universidad de Haén (Jaén).
Ningún andaluz habla, ni pronuncia, como se quiere reflejar en Er Prinzipito. Esta insólita iniciativa, fruto de la osadía y del desconocimiento hace un flaco favor a las hablas andaluzas y a los andaluces, entre los que se encuentran los integrados en el Sindicato Andaluz de Trabajadores, de cuyas arcas parece haber salido el dinero para su publicación.
Si con esto se persigue algo que no sea notoriedad en los medios, se me escapa, o prefiero no entrar en ello. Me sigue sorprendiendo, eso sí, el impacto alcanzado dentro y fuera de Andalucía, por más que las reacciones se hayan repartido entre la burla y la indignación.
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