La tribuna
José Ángel Saiz Meneses
No puede haber tristeza cuando nace la Vida
La tribuna
Se conmemora un año más el Día Mundial del Medio Ambiente y, afortunadamente, cada vez más, nuestro grado de concienciación es mayor. En los últimos años las empresas están aumentando también la relevancia que dan a sus políticas medioambientales. El enfoque actual debe ser triple: económico, social y ambiental. Y, sin duda, un concepto se está imponiendo con creciente fuerza en las mesas de administraciones públicas, empresas y ciudadanos: economía circular.
El Acuerdo de París, que se empezará a aplicar en 2021, es el marco general de la lucha contra el cambio climático. Si bien la mayor parte de sus objetivos se centran en la reducción de emisiones, los líderes mundiales también subrayaron la necesidad de una economía circular global, en la que esencialmente se desvincule el crecimiento económico de la extracción y el consumo de recursos escasos, que generan además huellas negativas, y se fomente el objetivo de hacer los recursos ya existentes más productivos durante el mayor tiempo posible.
Desde la Unión Europea se ha adoptado un ambicioso paquete de medidas para ayudar a las empresas y los consumidores europeos en la transición a una economía más sólida, en la que se utilicen los recursos de modo más sostenible. Esta conversión cuenta con el respaldo financiero de más de 650 millones de euros, con cargo al programa Horizonte 2020, y de 5.500 millones correspondientes a los Fondos Estructurales para la gestión de residuos y de inversiones en la economía circular. El marco europeo es firme y alentador.
En nuestro país, el proceso está aún en fases muy iniciales. La falta de regulación es uno de los problemas con los que tropieza la expansión de la economía circular, así como la necesidad de un mayor compromiso de la Administración. Desde nuestro punto de vista, hay que impulsar la investigación e innovación, solventar las barreras técnicas, implementar normas que faciliten el uso de subproductos de otros procesos como nuevos productos, establecer incentivos fiscales e introducir cláusulas verdes en los concursos públicos. A nivel empresarial, el empleo de una cadena de suministro circular ayudaría a que los procesos, como el diseño del producto, las compras o la gestión de residuos, sean más eficientes y productivos. Vemos algunas claves principales sobre las que las empresas deben empujar: 1) reingeniería de procesos en búsqueda de la eficiencia y disminución del impacto en origen. 2) Reciclar más y mejor, centrándose en el reciclaje closed-loop o de circuito cerrado. 3) Alargar la vida útil de los productos. En nuestro caso, siendo una compañía con gran compromiso inversor en acciones de sostenibilidad, la visión es clara y se trata de una apuesta de toda la organización.
Ejemplos como la superficie Dekton en cuanto a producto, la reutilización prácticamente total del agua que utilizamos en nuestro Parque Industrial de Almería, el consumo de un 100% de energía de origen renovable o el ambicioso proyecto de gestión y valorización de residuos que pronto daremos a conocer, nos sitúa a la vanguardia en este campo. Pero no somos, por suerte, los únicos. Tanto en Andalucía, como a nivel nacional, hay multitud de proyectos en marcha y de compañías que han asumido que el futuro no es la economía lineal (producir, usar y tirar), sino que se requiere optimizar los recursos al máximo y explorar el camino de la puesta en valor de los residuos. Uno de los pilares de la, entendemos, inexorable circularidad de la futura economía será la desaparición del concepto residuo. Esto es, los procesos productivos no generarán residuos, sino nuevas materias primas, que serán reutilizadas, renacerán como recursos o materiales en nuevos procesos. Una suerte de simbiosis industrial que cierra el círculo y mitigará el agotamiento de los recursos. Pero esto no sucederá sin soluciones innovadoras de empresas y consumidores, y el fundamental apoyo de nuestras administraciones.
El cambio necesario en cuanto a la gestión de residuos sólo es una pequeña parte de todo un engranaje que tiene que virar las rutinas de consumo y desecho hacia un sistema más eficiente. La valorización de los residuos es un factor muy importante, pero el cambio de mentalidad y la preocupación por parte de todos los sectores sociales y económicos es imprescindible para que este cambio se lleve a cabo. Cuanto antes construyamos una economía circular, mejor será para todos.
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