La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Un total de 593.558 sevillanos indolentes

El PP andaluz sigue perdiendo altura como la cabra cazada por el águila de Rodríguez de la Fuente

Esta ciudad maneja los silencios como nadie. Olvida como ninguna. Desprecia como pocas. Es cruel como un crío cuando se le antoja serlo. Y la indolencia está grabada en su heráldica apócrifa. El domingo hubo 593.558 sevillanos que no votaron, pasaron de las urnas, no se molestaron en ejercer un derecho básico de la democracia. Es una muestra de desdén terrible, de desinterés por el sistema, de nulo entusiasmo, escasa fe y carencia absoluta de confianza en los dirigentes públicos. Los socialistas se han quedado en casa. Y los populares han castigado con severidad a su partido por enésima vez. Mal haría el PP andaluz, despreciado de nuevo por los sevillanos, en asirse a la opción técnica que tiene de formar gobierno para no ver que el partido sigue perdiendo altura como la cabra montés cazada por el águila real de la cabecera de El hombre y la tierra. Que ya sabemos cómo acaba la relación entre el mamífero (PP) y la rapaz (Ciudadanos y Vox). Todo esto le ha importado un rábano a casi seiscientos mil sevillanos, una población que equivale al 85% de los habitantes de la capital. Cada vez vota menos gente y la que lo hace acude a las urnas como un picador: con la vara alta y con la pretensión de propinar un castigo. Pero quien de verdad arrea es el que se queda en casa: sevillanos sentados en sus hogares a los que les importa muy poco quiénes van a gestionar la morterá de millones del presupuesto anual de una Junta de estructura colosal. Tendremos que volver a los tiempos de campañas institucionales con el único objetivo de fomentar el voto para que el sistema no se nos caiga y ni siquiera haya informáticos de guardia a los que recurrir para que nos digan lo de siempre: "Reinicia, reinicia". Volveremos a las proclamas institucionales del Habla pueblo, habla antes de que el tablero de juego se resienta. Quizás la Junta se haya arrepentido de no haber apostado por promover el ejercicio del sufragio activo, porque precisamente han sido los socialistas los que más se han quedado sentados. Y algunos incluso han votado a un partido como Vox, situado en las antípodas ideológicas de la gran formación que Zapatero comenzó a dinamitar en 2004. Se han tenido que unir tres partidos de la derecha, distintos y ahora distantes por una mera estrategia de cara a las negociaciones, y dejar de votar casi seiscientos mil sevillanos para que el PSOE obtenga su peor resultado en la provincia y se encuentre en condiciones de perder San Telmo. Estos datos dan que pensar. Y se entiende que en el PP no descorcharan muchas botellas. Se impone la mesura como criterio. Y la preocupación en los dos grandes partidos. La gente les ha dado la espalda. Y seiscientos mil ni siquiera han mirado al tablero.

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