La ciudad y los días
Carlos Colón
Nunca estuvieron todos
El columnista se rebela, entrada ya la tarde, contra la dictadura de la política bastarda, esa noria de cuyos cangilones surge cualquier cosa menos agua refrescante, y decide pasar de la moción de censura, de los tejemanejes elevados porque sí a cursos de estrategia, de sus pompas y sus obras. La vida de cualquiera, también la mía, tiene más interés objetivo que eso, aunque todos seamos cautivos forzosos de unos trileros a quienes despreciamos y no llegamos a odiar para no igualarnos a ellos ni en eso.
Este fin de semana anduve por Valencia, la ciudad provinciana transformada asombrosamente por obra de los mismos que no dudaban en entregarse a toda suerte de abusos y corruptelas. ¡Qué guión en ciernes para cualquier cineasta que no fuera español y, por lo tanto, fuera capaz de apreciar algo más que la vida en blanco y negro! El motivo de mis andanzas, pues ha de tenerlos quien es poco amigo de viajes y cerrado a los atractivos del turismo, fue la puesta de largo de la Plataforma Cultural One of Us, evolución de la Iniciativa Ciudadana europea del mismo nombre que logró reunir la friolera de más de dos millones de firmas en pro del respeto al ser humano desde su concepción, como "uno de nosotros". Ninguna otra Iniciativa Ciudadana ha tenido ese apoyo, ni antes ni hasta hoy, pero fue completamente desatendida por la Comisión Europea en un acto de arbitrariedad que muestra hasta qué punto la defensa de la vida se ha convertido hoy en un desafío a la ideología dominante. Entiendo que ese fue quizá su mayor éxito.
One of Us ha sido luego foro para la articulación de la resistencia en Europa frente a la dictadura de lo políticamente correcto, y en ello han participado más de 40 ONG de 18 países, pero en Valencia se ha dado respaldo a algo que va más allá: la creación de un movimiento cultural europeo, liderado por personalidades de la talla de Rémi Brague o Jaime Mayor Oreja, entre otros, que propugne el reencuentro de Europa con el espíritu de los padres fundadores de la Unión, lo que es tanto como decir de sus raíces cristianas. Pensadores, intelectuales y científicos europeos han dado los primeros pasos hacia la convergencia con las organizaciones civiles que puedan un día protagonizar el cambio más necesario: el de la lucha efectiva contra el "nuevo orden mundial" que acaba de obtener en Irlanda su última y dolorosa victoria.
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