¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Maneras de vivir la Navidad
Anda desnortado Pedro Sánchez, o quizás el desnorte es su prístina condición. Lo mismo quiere aliarse con Podemos que liquidarlo, denosta el artículo 155 de la Constitución para apoyarlo después con entusiasmo, Rajoy ya no es para él un político indecente y corrupto, sino su socio preferido frente a los dos nuevo partidos, pasa de España como nación de naciones a la igualdad de los territorios y los ciudadanos... Ahora bien, en lo que concierne a la organización interna del PSOE, no puede estar más orientado. Ahí sabe perfectamente lo que quiere.
Y lo pone en práctica. Sánchez sacará adelante hoy mismo, en el Comité Federal del PSOE, el reglamento que desarrolla los estatutos del partido, una norma que aumenta su poder como secretario general y, en la misma medida, reduce el de los barones territoriales. Lo hace con una coartada que tiene buena prensa: fortaleciendo la participación y capacidad de decisión de los militantes. Dicho de otra manera, eliminando intermediarios entre el Líder, que es él, y las bases.
Es un Pedro escarmentado y que ajusta cuentas. Por un lado, culmina su venganza -tópicamente servida en frío, nueve meses después de su reelección- contra los jefes y aparatistas del viejo PSOE que lo echaron de la Secretaría General con una maniobra impresentable y que forzaron la abstención socialista que permitió la investidura de Mariano Rajoy. Por otro, se asegura de que ninguna de estas dos cosas serán posibles en el futuro. Tanto la caída del secretario general como la investidura de un candidato no socialista y los pactos para formar gobiernos nacionales o autonómicos pasan a depender de los afiliados. Revancha, pues, y también prevención. Como si se hubiera dicho "Nunca más me harán lo que me hicieron".
Ni en los tiempos de Felipe González se ninguneó tanto a los barones territoriales. Nunca quedó tan deliberadamente vacío el espacio político entre el líder y la militancia, y eso que Felipe era un líder carismático y el liderazgo de Pedro tiene dificultades para ser reconocido hasta por los votantes socialistas. Pero los barones se han resignado, golpeados por su sorprendente derrota en las primarias y volcados en las elecciones autonómicas de 2019.
Sólo Susana Díaz dio la nota. No se ha conformado con las excusas de reglamento para no asistir al Comité Federal y ha añadido que ella sólo puede ocuparse de Andalucía. ¡Después de varios años de ocuparse casi en exclusiva del PSOE!
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