Movilidad del patinete

El patinete está en el punto de mira, pero pronto llegarán a las calles otros artilugios. Son eléctricos y no contaminan

La Semana de la Movilidad en Sevilla coincide con la temporada de bolas de fuego y con el debate para aprobar las nuevas ordenanzas de circulación, en las que será incorporado el patinete eléctrico y sus circunstancias. Las normas pueden quedar obsoletas pronto, ya que las ciencias adelantan una barbaridad. El patinete está en el punto de mira, pero pronto llegarán a las calles otros artilugios. Son eléctricos y no contaminan, ni gastan gasolina de la que les han saboteado los pro iraníes a los productores de Arabia Saudí, ni mucho menos usan diesel, como los coches que han dejado de vender por culpa de Pedro Sánchez. Al ser eléctricos, parece que los patinetes tienen las bendiciones de los políticamente correctos, que se preocupan mucho por el clima y un poco menos por los atropellos.

Este problema de los patinetes también le ha caído a Juan Carlos Cabrera. Para variar y contribuir a la reestructuración, se lo podría haber encajado el alcalde Espadas a Sonia Gaya. Pero es competencia de Cabrera, como todo lo que se mueve, lo mismo sea un paso de palio sobre los pies, una bicicleta del carril agrietado, un patinete a su aire, o dos bolas de fuego.

Los patinetes tienen el inconveniente de que están mal vistos por todo el mundo, menos por sus usuarios, fabricantes y empresas de alquiler. Los patinetes no son como los de antes. Muchas criaturitas que no sabían montar en bicicleta, y sufrían unos costalazos de consideración, se conformaban con el patinete, que era sencillo, y funcionaba sobre los pies. Ibas apoyando el pie y el patinete circulaba. Su movilidad era insignificante. Se podía tardar una Semana de la Movilidad completa en dar una vuelta a Sevilla con un patinete antiguo.

En las nuevas normas establecerán que sólo podrán circular por un carril de una dirección, a velocidad máxima de 30 kilómetros por hora. Un patinete a esa velocidad es como un patinete-bala, y además que lo habitual es que circulen a 50 kilómetros/hora, o por ahí, y a ver qué policía local se lo mide. Otra norma pintoresca es que con una pegatina no será necesario que lleven la documentación. Es una discriminación para otros conductores.

El Gobierno en funciones de Pedro Sánchez tiene otras preocupaciones, pero estos vehículos necesitan la regulación nacional, con todas sus consecuencias. En la Cope una periodista se lamentaba de que había sufrido un accidente en Madrid, cuando circulaba en su patinete eléctrico, y no sabía a qué velocidad iba, porque le sucedió cuesta abajo. Es un ejemplo de la realidad del martirio. En la DGT piden que cumplan las normas. Vale para todos.

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