¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Maneras de vivir la Navidad
En las campañas electorales hay una especial predisposición a las chorradas. Todo se mira con lupa. A Juanma Moreno Bonilla, el candidato del PP, no le perdonan una foto. Y si él empezó con el equipo alineado ante el puticlub Don Angelo para hablar de las tarjetas de la Faffe y criticar los abusos de la Junta, y siguió con la excursión del PSOE de la tortilla, después se la han devuelto con la foto de la comida con Pablo Casado en un McDonalds. Esa famosa hamburguesería no es sevillana, sino americana. ¿Y qué hacía un chico andaluz como él comiendo esos alimentos yanquis? Menos mal que después se hizo otra foto en una fábrica de polvorones de Estepa junto a Juan Ignacio Zoido. Si es por fotos, no va a quedar la cosa así.
Detrás de las críticas hay un cierto tufillo xenófobo. Oye, que todos los norteamericanos no son como Donald Trump. Y, además, cuatro sevillanos y una onubense están en el Black Iron Burger, cuyas hamburguesas fueron elegidas las mejores de Nueva York. Te pueden gustar o no, pero hay bares sevillanos de lo más castizos que ofrecen hamburguesitas de buey o de otros animales. Y a lo mejor en esa carta también están las pavías de bacalao y el bacalao con tomate. El mestizaje y la cocina fusión, los caminos de ida y vuelta del ceviche y el tataki. Todo está revuelto.
Otra cosa es la xenofobia contra las multinacionales de las hamburguesas. Oye, que McDonalds los hay en todas partes, no sólo en Nueva York y en Sevilla, también en Pekín, a algunos metros del mausoleo del gran Mao. El rey del pollo frito también está por todas partes. Pero a las multinacionales se las tienen jurada. Mucho peor que la comida de Juanma Moreno y Pablo Casado es el caso de los aluniceros, que la han tomado con los Burger King.
El misterio de los Burger King me tiene alucinado desde que empezó la ola de alunizajes. ¿Por qué esa fijación de los aluniceros con esta cadena? El caso merecería una investigación policial y detectivesca consecuente. No hay nada igual en Agatha Christie. Los aluniceros del Burger King han pasado por Pino Montano, por Montequinto, por Dos Hermanas… Y después intentaron lo mismo que tanto gusta en Sevilla: una entrada triunfal en la Campana.Sin embargo, ahí quedó. En el Burger King de la Campana no pudieron robar, debido a que saltó la alarma.
Las alarmas están saltando viendo este odio a la típica hamburguesa americana. ¿Los indignados son alérgicos? La libertad era eso: al que no le guste que pida una hamburguesa de novillo en un bar del barrio de Santa Cruz, que también las hay.
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