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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Carlos Herrera no es fijo en la empresa

Dejó las redes sociales por ser una fosa séptica y ahora está dispuesto a regenerar una entidad en momentos muy bajos La lista de los tiesos... de Sevilla Aragonés en el Senado: llegó, habló y se largó

Carlos Herrera en un acto público.

Carlos Herrera en un acto público. / Juan Carlos Muñoz (Sevilla)

Es consciente de que parece una broma. “No lo es”, zanja él mismo. Carlos Herrera quiere ser presidente de la Federación Española de Fútbol, cargo muy goloso, golosísimo, que además incluye el premio gordo de un Mundial en 2030. El anuncio nos pilló por sorpresa a todos. Y después de unos minutos de reflexión comenzaron a encajar las piezas. Herrera quiere calle. Salir y entrar, vivir con la intensidad desacomplejada que lo ha caracterizado y estar siempre en un papel muy activo de la sociedad. Es de los que no se jubila, acaso cambia de actividad. Recordamos cuando en su día se perfiló para alcalde de su amada Sevilla. Hubo reuniones y negociaciones en los tiempos que el PP andaluz estaba liderado por Javier Arenas, pero el plan no cuajó. Eso no fue óbice para que prologara el libro sobre Juan Ignacio Zoido. Herrera quiso ser alcalde después de haber sido pregonero de la Semana Santa. Y hoy dice alto y claro que no le importaría nada ser pregonero por segunda vez. Porque eso le hizo feliz. Nunca se estará quieto, nunca dejará de estar como los futbolistas cuando aguardan para rematar un córner:siempre en movimiento, siempre agitado como en una sevillana de su recordado Pascual González. Quien ha volado a Nueva York para pasar solo dos noches y volverse tiene un concepto de la vida como una naranja que debe ser exprimida y aprovechar la piel para macerar los gin tonics. Quizás la clave de la vitalidad sea estar siempre ideando cosas, afrontando retos y protagonizando nuevas aventuras.

Una vez oí que la ambición es buena, sana y recomendable cuando lleva el adjetivo de prudente. La Federación de Fútbol está en sus momentos más bajos no por un beso, que fue el detonante final, sino por el estilo bajuno, cortijero y desclasado con el que ha sigo gestionada en los últimos años. Herrera se fue en su día de las redes sociales. Dio de baja su cuenta en la entonces Twitter, como avanzamos en este periódico, por considerar que las redes son fosas sépticas que exigen demasiada atención para ser bien llevadas y provocan desagradables quebraderos de cabeza. Herrera necesita el movimiento, el meneo, estar agitado, no aburrirse, la intensidad continua, el calor de su cuadrilla y algunos cafés en la soledad de un bar de cabecera. La Federación de Fútbol es otra fosa séptica ahora mismo. La Alcaldía era un potro de tortura que hizo bien en evitar. El pregón le hacía ilusión. La ilusión lo compensa todo. Los periodistas dirigen naciones, regiones y ayuntamientos. El sector está muy malo como para perder oportunidades externas. A Herrera siempre le preguntamos con humor si ya lo han hecho de plantilla en la empresa. Se ve que no.

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