Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Hoy 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, coincide este año con la celebración del juicio por la violación múltiple de una joven, el pasado año, en Pamplona. Una agresión tan brutal tiene todos los componentes para escandalizar e indignar a la opinión pública, para ser resaltado por los medios de comunicación. Así fue en el momento en el que sucedieron los hechos -en julio de 2016-, y así está siendo en estos días en los que se celebra el juicio contra los cinco acusados.
Los argumentos de las defensas de los acusados pasan por cuestionar la veracidad del testimonio de la víctima, un clásico en los juicios por violación y un ejercicio legítimo de defensa. Lo inaceptable es que algunos medios de comunicación se sumen a esa estrategia con una naturalidad pasmosa y profundamente ofensiva hacia todas las mujeres víctimas de estos delitos.
Hasta el momento, la cima de la indignidad la ha alcanzado un canal de televisión de ámbito nacional que ha difundido fragmentos de los vídeos grabados por los presuntos violadores de su presunta violación. Uno de los conductores del programa interpreta para el público lo que está ocurriendo y trata de dilucidar si la víctima consintió o no consintió. Ya lo escribió en su auto de procesamiento el juez instructor tras visionar los vídeos: qué resistencia o consentimiento cabe cuando eres una joven de 18 años y te enfrentas a cinco varones, más mayores y con una obvia superioridad física. La cadena ha reaccionado cancelando el programa, que ya tiene abierto un expediente por la autoridad audiovisual de ámbito estatal.
Tampoco se queda atrás la encuesta lanzada por un famoso periodista de sucesos en su cuenta de Twitter al inicio del juicio, animando a votar si se trató de una violación o de sexo consentido. Añadamos las crónicas en las que algunos diarios se hacen eco de las investigaciones por parte de la defensa de los acusados, que tratan de demostrar que la víctima es capaz de hacer una vida normal, de viajar y de fotografiarse con amigos, de festejar... ¿Qué mensaje se está queriendo trasladar a sus lectores? Más allá de cómo termine este juicio, estos hechos nos llevan a preguntarnos este día por qué es tan automático, tan habitual y tan fácil el cuestionamiento social del testimonio de las mujeres que denuncian estos delitos tan graves.
En paralelo a estos hechos, una encuesta del Centro Reina Sofía nos revela un dato demoledor y sobre el que es urgente actuar: más del 27% de los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad piensan que la violencia de género en el seno de la pareja es algo normal y, entre otras cuestiones, el 21% cree que es un tema politizado que se exagera. La conclusión que cabe extraer de los datos de este barómetro es que la educación en el ámbito doméstico es una asignatura pendiente e inaplazable.
No es suficiente con el esfuerzo que realizan las administraciones públicas, desde el plano judicial o el educativo, a favor de la igualdad entre hombres y mujeres. Para llegar a las familias y contribuir a concienciar sobre la igualdad de género y en contra de cualquier tipo de violencia hacia las mujeres, los medios de comunicación públicos y privados son los estamentos con mayor capacidad de penetración.
Sus responsables, además, deben ser conscientes de su enorme poder a la hora de incidir en el entorno privado, el más importante, para concienciar en igualdad o todo lo contrario, como hemos visto con los ejemplos anteriores.
Ante este clima social, todas las mujeres víctimas de violencia machista que se atrevan a denunciar agresiones serán unas auténticas valientes. Los profesionales de la información deberían ser muy conscientes de ello a la hora de abordar estas noticias. Sin embargo, las mujeres no queremos ser valientes, queremos ser libres.
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