La ventana
Luis Carlos Peris
Espectáculo con muertos al fondo
Es muy improbable que en el futuro Mariano Rajoy figure en los libros de ciencia política por sus aportaciones. En cambio, sí parece seguro que será citado en manuales de resistencia de materiales, o quizás exhibido como ejemplo de supervivencia psicológico-política en cualquier congreso científico. Cuando parece que se cae -no cabía imaginar sentencia más demoledora relacionando al PP con la corrupción sistémica-, Rajoy es capaz de decir que no pasa nada y que la trama corrupta Gürtel es algo que sucedió en Pozuelo y Majadahonda, un par de pueblos de al lado.
Tras la sentencia, Pedro Sánchez no podía hacer otra cosa que presentar la moción de censura, o se le hubiera acusado, dentro y fuera del PSOE, de estar muerto políticamente. Y Albert Rivera no podía optar por algo distinto a pedir elecciones anticipadas, interrumpiendo su estrategia de desgastar lentamente al PP. Si ahora termina apoyando la moción, como mucho, se quedaría como vicepresidente con Sánchez. Con elecciones, Rivera puede aspirar a que el socialista sea su vicepresidente. Ése es el juego de fondo no declarado. Pablo Iglesias, ingenioso y rápido esta vez, ha dado su apoyo a la moción sin condiciones. El lío del chalé, y, aún peor, la polémica interna por recurrir al referéndum para salir del entuerto, lo han dejado sin margen para acrobacias políticas.
Rajoy queda muy tocado, cierto, pero no hundido. No canten victoria. Es verdad que se mostró muy excitado en su diatriba en exclusiva contra Sánchez, del que elogiaba hace dos semanas su "sentido de Estado" por su actitud frente a los independentistas catalanes. Del nerviosismo interno dan cuenta sus voceros que lanzan palabras furiosas en su defensa: "Sánchez, si acepta ser investido con los votos de los nacionalistas, será el Judas de la política española", nos ha regalado Maíllo para el campeonato de salidas de tono. Hay miedo. Y en Rajoy, además, fastidio, porque le impidieron su presencia en la final de la Champions. Es merengue hasta el punto de declarar en su día, en Galicia, que "el Real Madrid es el equipo de todos los españoles".
La batalla es a muerte. Hay quinielas incluso entre los periodistas del Congreso porque pasar, aquí puede pasar de todo: que la moción triunfe con apoyos de la izquierda y los independentistas; que triunfe con los votos de Ciudadanos, con lo que los independentistas ya no serian necesarios y, por supuesto, también que no triunfe. Sería la cuarta moción fracasada en la historia de la democracia: la de Felipe González contra Adolfo Suárez, la del popular Antonio Hernández Mancha contra Felipe, y la de Pablo Iglesias contra Rajoy. A éste lo salvó hace dos años el líder de la formación morada evitando un Gobierno de Sánchez y Rivera y ahora puede socorrerlo el propio presidente de la formación naranja.
Pagaría un alto precio por ello porque no se puede ir de regenerador y no inmutarse ante esta sentencia. Ésta y las que vienen, que servirían para recordarle al electorado su actuación.
Y a ver qué hace el PNV, en momentos clave, el partido más importante de España con sólo cinco diputados pero decisivos. Hubo Presupuestos del Estado el miércoles pasado porque el PNV cobró el cuponazo y olvidó la exigencia de una retirada del 155 en Cataluña. Ahora, según cómo vaya, pueden decidir si Rajoy cae o no.
Con este agitado entramado de opciones -Ciudadanos apoyaría la moción si el PSOE presenta un "presidente instrumental" sólo para convocar elecciones- cabe recurrir, para orientarse, a la sabiduría popular. Menos clásicos y más José Mota con su antología de frases. "Si hay que ir se va, pero ir pa ná es tontería; o quizás mejor, "las gallinas que entran por las que salen", recurso negociador de altura. Aunque el pasado viernes Mota se superó en TVE con su nueva afirmación rompedora: "Prefiero un palizón en un descampado ante notario y a culo visto". El misil aún no tiene destinatario definido pero puede formar parte de la solución dialéctica a esta crisis.
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