Aquello que también gusta a los niños
Fran Nuño presenta hoy 'Guía básica para vivir del cuento', un manual en el que este escritor, librero y gestor cultural analiza los desafíos que afronta el mundo de la literatura infantil y juvenil
Sevilla/Librero, dinamizador cultural y autor especializado en literatura infantil y juvenil con una notable trayectoria a sus espaldas -propuestas suyas como Luces de feria o El mapa de los buenos momentos han obtenido prestigiosos premios en Estados Unidos y su obra ha sido traducida a idiomas tan dispares como el portugués, el árabe, el mandarín o el coreano-, Fran Nuño (Bilbao, 1973) publica ahora "el libro que habría querido leer hace 20 años, cuando empecé en esto": una Guía básica para vivir del cuento en la que este narrador residente en Sevilla se apoya en su propia experiencia para responder esas consultas que le hacían desde escritores que no sabían cómo llegar a las editoriales hasta interesados en abrir una librería. Nuño presenta hoy el volumen, publicado por el sello El Paseo, a las 19:00 en el Espacio Historias de Papel. Será la segunda vez que el autor participe en esta edición de la Feria del Libro de Sevilla: el lunes pasado recibió uno de los galardones que concede la cita.
A través de un formato de preguntas y respuestas, porque Nuño buscaba "un manual que fuera muy directo", el creador desgrana un sinfín de detalles del mundo editorial, desde cómo debe enviarse el manuscrito, qué alternativas se pueden tomar si se produce el rechazo o como son las cláusulas de un contrato, pero también un detallado análisis de los pasos que hay que dar para abrir una librería: cómo es la relación con las distribuidoras y los editores, qué margen de beneficio logra el librero con cada ejemplar vendido o los consejos para montar un escaparate atractivo. El tercer bloque de la guía se destina a los dinamizadores culturales, pero antes el lector se topará con una evidencia: tanto escritores como libreros deben adoptar una actitud de búsqueda, tener un papel más activo.
"Con la gran cantidad de publicaciones que hay, es importante que el escritor se mueva, que realice distintas presentaciones, y, sobre todo si se dedica a la literatura infantil, que haga dinamizaciones...", asegura un experto en la materia que para ganarse al auditorio puede utilizar trucos de magia o transformarse en un director de cine que responde al nombre de Eulogio Martínez. "Evidentemente, hay autores más dados a ese tipo de actividad, y otros más retraídos, que prefieren estar en su despacho escribiendo y que su obra se defienda sola. Pero yo los animo: a mí me faltaría algo muy importante si no tuviera ese encuentro con el público. Además, es un campo donde funciona mucho el boca a boca y un sitio te lleva a otro: alguien que te ha visto en una biblioteca lo cuenta en un colegio, y te llaman...", explica Nuño.
Y si una librería perpetúa el modelo tradicional también tendrá complicada la supervivencia. "Ya no pueden ser esos establecimientos donde el librero sabiamente recomienda algún título o le gestiona algún encargo al lector. Aparte de eso hay que hacer una labor de gestores culturales: programar cuentacuentos, recitales, talleres, presentaciones de obras, conferencias, no sólo en la propia librería sino también fuera... Todo eso puede generar una clientela fija, que siga con atención esa oferta; eso se notará en la afluencia de público".
Pese a sus consejos y reflexiones, Guía básica para vivir del cuento nunca cae en la monografía gris y Nuño impregna sus páginas del entusiasmo y la pasión con que vive su oficio. El autor recuerda una frase de C. S. Lewis: "La literatura infantil es aquello que también gusta a los niños", proclamaba el autor de Las crónicas de Narnia, algo que él suscribe. "Por ser para chavales no tiene que ser facilona. Yo recomiendo en mi librería Cuentos por teléfono, de Gianni Rodari, y me vienen los padres maravillados: Qué cuentos más originales, qué humor más fino...". Fue ese libro el que sugirió a Nuño, cuando era un veinteañero dedicado a los versos y al teatro, que se podía seguir por otro camino igualmente estimulante. Han transcurrido dos décadas, y el narrador ya posee una poética propia. "Suelo inspirarme en lo cotidiano y aportarle algo de fantasía. De esa mezcla nacen mis historias, mis personajes".
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