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Sevilla/Es "una de las óperas más queridas por el público", como recordó el maestro Pedro Halffter, uno de los títulos más representados del género; una conmovedora historia de amor, la del poeta Rodolfo y la costurera Mimì en una desangelada buhardilla del París del siglo XIX, que contiene "tanta verdad que atrapa". La producción del Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia de La Bohème que se representa desde este domingo hasta el día 10 de junio en el Teatro Maestranza opta por una puesta en escena "sencilla", que recoge "todo lo que Puccini escribió en su partitura", para poner de manifiesto sin distracciones ni excesos la arrebatada emoción del clásico.
Así lo reconoció Emilio López, encargado de la reposición de la puesta en escena concebida inicialmente por Davide Livermore, que destacó que en este montaje del que se verán seis funciones en Sevilla "no hay nada extraño, nada sacado de contexto, es una versión sencilla". Aunque Halffter, sentado al lado de López, matizó este último término: "La palabra sencilla no hace justicia a una producción que es espectacular, por sus retroproyecciones, que hacen que la puesta en escena sea extraordinariamente visual; por su iluminación, su dirección de actores. Y es verdad que cada detalle que escribió Puccini está reflejado".
La fidelidad al compositor no está reñida, comentaron los responsables de esta Bohème, con la utilización de las nuevas tecnologías. Para las proyecciones, López y su equipo han recurrido al Museo de Filadelfia, donde se estrenó esta producción. "Tomamos varias obras de pintores contemporáneos a Puccini: Renoir, Van Gogh... Intentamos reflejar a través de estas imágenes, por ejemplo, la noche de París. Y los videocreadores han hecho un trabajo estupendo. Cuando digo que la puesta en escena es sencilla -prosigue López- quiero decir que no hemos metido un decorado monstruoso, que no hemos comprado una esquina de París para meterla en el escenario. Es una ópera tan visceral, tan teatral, que simplemente no hace falta un recurso así".
El tenor José Bros interpreta a Rodolfo, un personaje que pese a su ya larga y aclamada trayectoria incorporó a su repertorio hace apenas cinco años. "Y eso que La Bohème es la segunda ópera que aprendí, tras Rigoletto. Pero todo llega cuando tiene que llegar: ocurrió cuando mi voz estaba preparada, y con Rodolfo tuve un debut muy feliz junto a mi esposa [María Gallego]", recuerda Bros, para quien el doloroso romanticismo de la propuesta invita a los espectadores a hacer "un paréntesis" en el ruido de sus vidas. "El amor está muy presente. Uno siente ante esta historia que es un buen momento para reconciliarse".
La soprano Anita Hartig visita por primera vez el Maestranza y lo hace como Mimì, un papel que ha encarnado en escenarios como el Metropolitan de Nueva York o el Liceu de Barcelona. En la rueda de prensa, la intérprete señaló la dificultad que supone dar vida a una de las heroínas trágicas más queridas de la ópera. "Tienes que implicarte emocionalmente en desarrollar el personaje, en el texto, pero no meterte demasiado para no sobreactuar", dijo sobre un rol con el que pretende que el público "sienta el amor, los celos", esa verdad que imprimió Puccini a su partitura.
El reparto, en el que predominan, resaltó Halffter, "algunas de las mejores voces españolas", se completa con la soprano María José Moreno (Musetta) y el barítono onubense Juan Jesús Rodríguez (Marcello), que incidieron en la capacidad de La Bohème para cautivar a los espectadores. "Es de esas óperas que enganchan", opinó Moreno. "Nadie se la puede perder -añadió Rodríguez, que ha hecho esta producción antes en dos teatros y siente que "ha crecido"-. Llega al corazón en un momento en el que la emoción hace falta".
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