EEUU prepara un gran despliegue aéreo tras el último misil lanzado por Corea
Pyongyang entiende que los ensayos sirven para invadir su territorio e indica que Trump pide "a gritos" una guerra nuclear
La Casa Blanca señala que "la era de la paciencia estratégica acabó"
Seúl · washington/El Ejército estadounidense prepara un gran despliegue esta semana para realizar un ejercicio aéreo con Corea del Sur que pretende ser una nueva exhibición de fuerza ante Corea del Norte después de que Pyongyang lanzara esta semana su último misil.
Con la llegada ayer a Corea del Sur de nuevas aeronaves, ambos países se preparan para iniciar hoy los ejercicios bianuales Vigilant ace, que tendrán lugar hasta el 8 de diciembre. Las maniobras contarán con la participación total de más de 230 aviones de las dos partes, incluyendo en el caso de EEUU 12 cazas furtivos (seis F-22 y seis F-35) y seis EA-18G Growler, cazabombarderos diseñados para la llamada "guerra electrónica".
Aunque los ejercicios estaban ya planeados antes de que Corea del Norte realizara el pasado miércoles su último ensayo de misiles balísticos, es muy poco habitual que el Pentágono lleve a cabo un despliegue de esta envergadura para Vigilant ace. Por parte surcoreana se espera que tomen parte aviones de combate F-15, KF-16 y F-5, según adelantó la agencia Yonhap.
Todo este operativo se enmarca en el acuerdo refrendado en octubre entre Washington y Seúl para incrementar el "despliegue rotacional" de activos estratégicos estadounidenses en la península coreana con la meta de presionar a Pyongyang para que retorne a las conversaciones para su desnuclearización. Durante los ejercicios, los aliados simularán ataques sobre falsas instalaciones nucleares surcoreanas y plataformas autopropulsadas como las que usa el régimen de Pyongyang para desplegar sus misiles.
La Cancillería condenó con dureza a través de un comunicado publicado por la agencia estatal KCNA estos ejercicios, a los que suele considerar un ensayo para invadir su territorio. "Las maniobras son de una escala y una naturaleza sin precedentes a la hora de simular situaciones de combate y por el número de activos estratégicos estadounidenses involucrados, incluyendo cazas furtivos F-35 y F-22", asegura el texto.
"El equipo (de Donald) Trump está pidiendo a gritos una guerra nuclear al llevar a cabo una arriesgada apuesta en la península coreana", añade el comunicado norcoreano.
Las maniobras Vigilant ace se efectúan este año después de que Pyongyang lanzara el pasado miércoles el misil balístico intercontinental Hwasong-15, su proyectil más sofisticado hasta la fecha. Las continuas pruebas de armas de Corea del Norte, unidas al tono belicista con el que ha respondido el presidente estadounidense, Donald Trump, han incrementado en 2017 la tensión en la península hasta niveles inéditos desde el final de la Guerra de Corea (1950-1953).
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, H. R. McMaster, afirmó que los tiempos de "paciencia estratégica" se han acabado, y anunció que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dará a conocer próximamente una nueva estrategia destinada a aumentar la "influencia" exterior del país.
"Pronto el presidente revelará los detalles de su nueva estrategia y puedo decirles que se centrará en proteger nuestro territorio, aumentar nuestra prosperidad, preservar la paz mediante la fuerza y, finalmente, aumentar la influencia estadounidense", dijo McMaster. El teniente general, que tomó la palabra en la quinta edición del Foro Anual Reagan sobre Seguridad, celebrado en Simi Valley (California), se mostró tajante al afirmar que "la era de la paciencia estratégica acabó".
De acuerdo con el asesor, la intención del presidente Trump no es basar sus medidas de seguridad nacional en una "ideología rígida", sino en la defensa de la "esencia de los intereses nacionales". Estas palabras contrastan con el discurso defendido habitualmente por el secretario del Departamento de Estado, Rex Tillerson, quien hasta la fecha ha abogado por encontrar soluciones diplomáticas a la creciente tensión existente entre Estados Unidos y países como Corea del Norte e Irán.
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