La caja negra

La cola para entrar en un bar de Sevilla a las doce del mediodía

  • El turismo toma ciertos lugares cada día con más intensidad y sin necesidad de que sea fin de semana o las horas puntas de consumo

Cola de espera para entrar en un bar de la Alfalfa a las doce del mediodía

Cola de espera para entrar en un bar de la Alfalfa a las doce del mediodía / M. G. (Sevilla)

¡Cómo hemos cambiado! ¿Cuándo se han visto en Sevilla colas para entrar en los bares? Nunca. Acaso en la Expo'92 para visitar los pabellones o en años posteriores para comprar las entradas de un partido de fútbol de la selección española en los tiempos de Miguel Muñoz, para coger sitio para un concierto en el Auditorio de la Cartuja... ¿Pero en un bar en la ciudad de los bares y de los diez mil veladores con licencia?

La estampa es cada vez más frecuente. Tal vez estemos ya estandarizados como ciudad, lo que quiere evitar el alcalde a toda costa. Quizás ya es tarde. Estábamos en estudiar cómo adelantar el inicio de las jornadas de Feria cuando el turismo ha irrumpido en nuestros hábitos, ha alterado nuestra vida cotidiana y ha ocupado nuestros "espacios", dicho sea con la terminología de moda. Que sí, que sabemos de sobra que la vida es un continuo cambio y que los "espacios" son de todos, pero nadie puede negar la influencia que ejerce el turismo desmedido en la ciudad.

Si usted es sevillano o, mejor dicho, si usted no es extranjero, tiene más difícil que nunca hacer algo que antes era la mar de natural: tomar una cerveza con una tapa de espinacas con garbanzos en el Rinconcillo o desayunar las magníficas tostadas del bar Alfalfa. ¿Por qué? Porque los turistas no tienen el más mínimo reparo en hacer cola cuando el establecimiento ni siquiera ha abierto, porque no les importa esperar, porque traen de suyo esa cultura como traen la de la reserva de mesa o la de esperar de pie mientras otros comen sentado. 

La fotografía que ilustra este artículo es de las doce del mediodía. No se trata de desayunar o almorzar. No hay hueco ya ni para el lunch. Cada vez nos dejan menos franjas horarias libres en los sitios de siempre. El sevillano tiene un problema de timing en sus bares. Si hasta tenemos estos días una niebla propia de Londres.