Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
Cataluña
Artur Mas ha dejado la presidencia de su partido, el PDeCAT, engullido por la criatura que él ayudó a crear: Carles Puigdemont. La salida de Mas, de la que ha afirmado que era meditada, supone que el dirigente fugado en Bélgica se queda sin contrapesos para intentar ser investido presidente de la Generalitat por vía telemática, el órdago que supuso su huida frente a Oriol Junqueras y a su propio partido se ha saldado con una victoria.
A Junqueras, candidato de ERC, le ganó en las urnas por 11.000 votos y dos diputados de diferencias, y a Mas le ha ganado, aun sin entrar en una competencia abierta, el liderazgo de Juntos por Cataluña (JxC), que no era una lista del PDeCAT, sino de Puidemont.
A partir de ahora, Mas se echa de nuevo a un lado -una vez más- para que JxC y el PDeCAT "amplíen su base", él no quiere ser un obstáculo, ya que tiene varias causas pendientes de resolver que le llevarán a una inhabilitación. Las dos razones a la que el ex presidente ha aludido son, pues, la política respecto a su partido después de quedar en buena posición tras las últimas elecciones y su situación judicial.
La dimisión de Mas no estaba prevista. Fue una sopresa en Cataluña y dentro de su propio partido, donde aún ejercía un notable poder. Mas quiso que Puigdemont convocase elecciones anticipadas para frenar la aplicación del artículo 155, pero no lo consiguió, como tampoco ha podido que los independentistas se pusieran de acuerdo para elegir a un presidente sin obstáculos judiciales.
La salida de Mas, junto a la retirada del parlamentario republicano Carles Mundó, anterior consejero de Justicia, se debe interpretar como una clarificación de la estrategia que van a seguir los indepedentistas. No hay rectificación ni moderación, se seguirá intentado poner al Estado en apuros. Harán todo lo posible por investir presidente a Carles Puigdemont, que acaba de presentar su documentación ante el Parlamento para ser registrado como parlamentario.
Artur Mas tuvo que ceder su candudatura a Carles Puigdemont después de que fuera vetado por la CUP para ser investido presidente tras las elecciones de 2015. Entonces, dijo que daba "un paso al lado". Durante este tiempo, Puigdemont, que fue el elegido por su condición independentista, comenzó a volar solo, una actitud que se vería confirmada cuando se negó a convocar elecciones y se marchó a Bruselas sin el conocimiento de su partido.
Artur Mas sucedió a Jordi Pujol al frente de la Generalitat, era un eslabó que ayudaría a la llegada de uno de los hijos del fundador de Convergencia. Pero desde su victoria de 2010, cuando obtuvo 62 escaños, lideró el declive de su partido a la vez que impulsó el giro independentista. Una fecha clave es el 27 de junio de 2011, cuando tuvo que acceder al Parlamento en helicóptero puesto que la Cámara había sido cercada por el movimiento de los indignados. A partir de entonces, viró sus políticas, dejó atrás los recortes presupuestario, del que había sido un defensor y un eficaz ejecutor, y se lanzó a una alianza con ERC en su estrategia separatista. En las elecciones de 2012, bajó a 50 escaños; ahora, su partido, tiene 34, pero es líder entre los soberanistas. Artur Mas fue el impulsor del primer referéndum ilegal de independencia, el del 9-N.
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