Un bólido desde la pizarra al asfalto

El equipo ARUS lo integran estudiantes de Ingeniería de la Universidad de Sevilla y está a la vanguardia automovilística

Este año sus dos competiciones serán a nivel internacional

Fernando Osuna, ingeniero jefe del proyecto ARUS, presenta el nuevo monoplaza ART-17 en la Cámara de Comercio.
Fernando Osuna, ingeniero jefe del proyecto ARUS, presenta el nuevo monoplaza ART-17 en la Cámara de Comercio. / Belén Vargas
Gonzalo Rodríguez

24 de julio 2017 - 08:38

Ante la pregunta de cuáles deberían ser los pilares fundamentales de cualquier universidad prestigiosa del mundo, la respuesta que más veces se escuchará será que es la formación teórica del alumnado. Sin embargo, la actualidad demanda mucho más. La innovación, el desarrollo y la preparación práctica tienen que ser los aspectos a potenciar en la educación de cualquier escuela superior que busque estar en la élite.

Desde hace cuatro años en la Universidad de Sevilla se está llevando a cabo un proyecto formativo en materia de ingeniería único en Andalucía. Nació gracias a la visión emprendedora, académicamente hablando, de varios alumnos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y fue apadrinado tanto por la escuela como por su profesorado.

El proyecto se llama ARUS Andalucía Racing Team y es el primer y único equipo andaluz que participa en la Fórmula Student, la conocida Fórmula 1 para estudiantes. El proyecto está encabezado por Fernando Osuna, estudiante de Ingeniería, que es el jefe del equipo y está desde el primer día en el proyecto.

Diseñar, fabricar y ensamblar su propio monoplaza es el principal objetivo de este ambicioso proyecto, únicamente formado por estudiantes. Tras todo un año de preparación y creación, el coche correrá en la Fórmula Student, competición en la que participan más de 600 equipos de universidades de todo el mundo. Siempre se ha dicho que la experiencia es un grado. Y esta veteranía ha hecho que cada nueva temporada el monoplaza haya evolucionado y sus prestaciones crezcan. "Año tras año la mejora se puede apreciar a simple vista, se ve la evolución de los coches. El primero pesaba 312 kilos, récord de peso en la competición", comentó Osuna entre risas. "Ya no sólo es la bajada de peso, también las mejoras tecnológicas que se van aplicando cada nuevo año al coche".

"A nivel de electrónica, toda es de fabricación propia. Este año hemos conseguido implantar en el monoplaza algo que intentamos el pasado pero no fue posible. El coche tiene 30 sensores con los que captar todos los datos y un sistema de telemetría, como el de la Fórmula 1, con el que vamos a poder obtener los datos en tiempo real desde la grada, para poder solucionar cualquier problema que vaya ocurriendo".

Para la creación de este tipo de proyectos, y más siendo a nivel estudiantil, el problema siempre es el mismo, el dinero. Por eso los integrantes del equipo, además de sus labores de ingenieros, tienen que captar patrocinadores que se interesen y ayuden a financiar todo esto. "No es sencillo, pero se ve que cada vez se va apoyando más este tipo de proyectos, no sólo a nivel privado sino también en el ámbito institucional. Los patrocinios los buscamos nosotros mismos, pero tras cuatro años es más sencillo. Ahora podemos ir a las empresas con una experiencia y una credibilidad detrás: los cuatro coches que ya hemos hecho", según cuenta Fernando Osuna, que al ser el integrante más veterano es el que conoce mejor este tema .

Todos los años han participado en dos campeonatos, lo máximo que les deja el presupuesto, uno nacional, Montmeló, y otro internacional, Alemania, que es la competición de mayor nivel y prestigio a nivel europeo. Pero este año han ido más allá y han sustituido el campeonato doméstico por otro internacional en Austria, que aunque el número de participantes sea menor, tiene un nivel cercano a la carrera alemana. Del austriaco cabe destacar que han sido el único coche español que ha conseguido pasar los cortes para poder participar.

La familia de ARUS, como la denomina Osuna, tiene una gran relación y se apoya para crear un gran ambiente de trabajo. "La convivencia ha hecho que seamos como una familia, pero, como en todos los sitios en los que se pasa muchas horas, ha habido roces. Estamos todos juntos en este proyecto e, igual que nadie es imprescindible, todos hemos sido necesarios para poder llegar hasta aquí. Casi un mes de convivencia fuera de España es lo que nos queda ahora en verano con las competiciones y esperamos no sólo hacerlo lo mejor posible sino también disfrutar".

Todo este trabajo tiene varios objetivos que no son ni incentivos económicos ni académicos. Lo que mueve a estos jóvenes es la ilusión de adentrarse en el mundo automovilístico para acercarse a su futuro en este sector. Pero, sobre todo, lo que quieren conseguir es la divulgación local de la tecnología y la ingeniería. Para esto se mueven durante el año por colegios y ayuntamientos animando a los jóvenes a interesarse por la Educación STEM (en inglés Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

Un nuevo proyecto de más de 45.000 euros

La familia ARUS ha aumentado. Desde que comenzó el proyecto lo integraban entre 50 y 55, "buscando la eficacia". Pero este año han entrado otras 14 personas que se han dedicado al diseño del prototipo del coche eléctrico para la temporada que viene. Este nuevo monoplaza va hacia adelante; está bastante avanzado, pero el problema es que al ser el primer año hay que hacer una gran inversión, ya que empiezan desde cero. El presupuesto que barajan ronda los 45.000 ó 50.000 euros. Se han puesto un tope para poner el monoplaza, necesitan alcanzar el 60% de dicha cantidad para octubre, si no deberían aparcar este novedoso proyecto hasta 2019. Por eso piden, que al igual que hubo patrocinadores que apostaron por el anterior, y que ahora no se arrepienten, haya gente que se aventure en este nuevo proyecto de un coche totalmente eléctrico para poder alcanzar esta ambiciosa meta que se han fijado.

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