Orden o desorden, he ahí la cuestión

Con Víctor, el Betis se hizo estable con una zaga sin alegrías; mientras, el Sevilla creció al desatarse arriba

Juan Antonio Solís

25 de febrero 2017 - 02:35

Luego resbalará un defensa en el control del balón tras el saque de centro, será expulsado y todo el planteamiento previo del derbi se perderá por el sumidero. O un actor se sacará una genialidad de la chistera al minuto de juego y el laboratorio que fabrica el partido en la mente de los entrenadores estallará en mil pedazos. Pero la teoría, tan lejos de tener un valor empírico en el fútbol, dicta que hoy, mientras más atado en la táctica esté el partido, más posibilidades tendrá el Betis de llevar el agua a su molino.

Víctor Sánchez del Amo tomó las riendas en la jornada 12ª y de un plumazo, le cambió la faz al lánguido equipo que trató de levantar Poyet. Defensa de cinco. Laterales largos, sí, pero siempre atentos al retrovisor. Esa noche la sacó con sendos córners cabeceados a la red, lo que abundó en la imagen de equipo más trabajado en el plano táctico.

Desde ese estreno, Víctor siempre ha ordenado una defensa de cinco en casa, tuviera enfrente al Barcelona o al Leganés. Salvo un día, en que dispuso defensa de seis: cuatro centrales, dos de ellos abiertos a banda, y dos laterales por delante. Fue ante el Athletic. Y le fue muy bien. ¿Para qué cambiar ese espíritu conservador si equivale a reciedumbre y competitividad?

Mientras el Betis fraguaba en esas siete jornadas caseras sin perder, el Sevilla de Sampaoli seguía pescando a domicilio bajo una premisa: desordenar los partidos y con ello al rival. Lo dijo el pasado miércoles en una entrevista a El País el gran capitán, Iborra, gran responsable de los éxitos en Vigo, Pamplona o Las Palmas: "Emery es táctica y orden. Sampaoli nos propone más presión, más desorden". Pues eso.

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