Desde mi córner
  • Las expectativas ya se están cumpliendo con creces, sobre todo en el impacto económico

La Copa, un buen regalito entre fiestas

ESTUPENDAMENTE colocada entre Semana Santa y Feria aparece en el calendario lúdico de la ciudad la final de Copa para llenar de contenido este fin de semana. Es la gran fiesta que cada año nos depara el fútbol patrio y a ella acude el equipo que era inevitable cuando entonces y que continúa apareciendo de vez en cuando en ella. Se trata de Athletic Club, Rey de Copas hasta que apareció aquella apisonadora que fue el Barça de Messi.

En aquel cuando entonces de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo se decía que cuando Piru Gaínza recogía el trofeo, Franco lo despedía con un “hasta el año que viene”. Y esa tradición copera del gran club vasco viene acompañada por un seguimiento impresionante de partidarios. Recuerdo cuando la final del 77 en que se libraba la primera Copa del Rey Juan Carlos, Madrid se abarrotó de seguidores bilbaínos en un número muy superior al de hinchas del rival, el Betis.

Y para el sábado, ídem de lienzo, con superioridad manifiesta de seguidores vascos, que pondrán una nota de colorido innegable en el fin de semana sevillano. Además, llega Athletic Club con el cartel de favorito y la gabarra dispuesta en la ría bilbaína. Favorito y con varios equipos deseando que se cumpla el pronóstico. Sobre todo, Betis y Valencia expectantes y torciendo por la causa vasca a fin de que el séptimo de La Liga alcance las migajas de una participación europea.

El único punto negativo de tamaña fiesta es la del nuevo parón liguero, que no hemos hecho más que salir de uno y ya estamos en otro. Es el último parón del curso y démoslo por bueno, ya que los beneficios económicos para la ciudad son indudables. Además cubre el vacío de este tiempo de entreguerras que es la distancia entre las dos grandes fiestas de la ciudad. Athletic y Mallorca en liza, Valverde versus Aguirre, la Copa está servida y ya hay un ganador, Sevilla.

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